El Apuntador

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LA CONFITERÍA, LO DULCES, LOS SUEÑOS… Santiago Ribadeneira Aguirre  

Una obra de teatro, dedicada a los niños, tiene que hacer algunas consideraciones, comenzando por el juego y la participación de los pequeños espectadores que ocupan un lugar prominente en la representación. Es un problema de energías figurativas tendientes a crear la dinámica de los estados (de ánimo, de placer, de satisfacción) que se presenta como lo que da forma a la experiencia artística que está a punto de comenzar.

Un perro azul juega con un globo y una tortuga variopinta hace la contraparte. Los dos protagonistas se encuentran con un gran barco y navegan rodeados de peces. Sensaciones, emociones, susurros y ruidos comienzan a promover la interacción de las formas del espectáculo: los personajes, el teatrino, los títeres, la música y la presentadora que es un epígono o el paradigma de lo asombroso. Y están los confites, dulces y golosinas conectados cada uno con deliciosas historias, a partir de las cuales los espectadores (niños y adultos) comienzan a conocer parte de sus orígenes tradicionales, atávicos y familiares, el sentido de los ingredientes y las mezclas cuidadosas conectadas a los olores que se desprenden a punto de caramelo.

La confitería. Foto Jaime Eduardo Lara

La confitería es la alegre y original adaptación de Ana Mariza Escobar del grupo Rama de Plata de la obra Los músicos de Bremen de los Hermanos Grimm, que inauguró la programación del Teatro Capitol dedicada a los niños. La titiritera, ataviada con un traje multicolor, acompañada detrás del teatrino de Erick Lara, despliegan su teatro que se desborda a través de la recreación de los múltiples elementos escénicos y de las fuentes creativas que impulsan los personajes del Burro, el Perro, el Gato y el Gallo buscando que la cantinela del comienzo se convierta en una verdadera orquesta de músicos doctos que les permita viajar y conocer el mundo.

Los niños y niñas ríen, preguntan y contestan con agilidad los requerimientos de la anfitriona que se afana en explicar cómo se fabrican los dulces y golosinas. Es la alquimia gastronómica y es la agilidad flexible de las intervenciones de los participantes. La magia había comenzado y ya no podía parar jamás. Y la magia no es sino una forma de aventura aceptada por todos, para descubrir los vericuetos de la realidad y los sueños de otra manera. Pero para provocar estos impulsos, los aprendices de músicos, es decir, el Burro el Perro, el Gato y el Gallo deben encontrar algún método práctico que apunte a una sola causa. Ahí es cuando aparecen los indicios, las señas y las conjeturas que solo el juego puede proporcionar.

La confitería, Ana Mariza Escobar. Foto Jaime Eduardo Lara

La anfitriona inventa adivinanzas, trabalenguas y canciones, mientras regresa de cuando en vez a los dulces y a los confites. Los niños hacen su parte sin más procedimientos argumentativos que su propia sensibilidad. Los cuatro músicos casi listos, uno encima del otro, pretenden demostrar que cuando existe la voluntad de la juntura los ‘almendros prosperan solos’, que traducido sería que siempre hay una luz que nos puede iluminar al final de cualquier esfuerzo.  

FICHA TÉCNICA

Dirección: Ana Mariza Escobar

Guion: Adaptación Libre de Los músicos de Bremen de los Hermanos Grimm

Escenografía: Ana Mariza Escobar

Intérpretes: Ana Mariza Escobar y Erick Lara

Música: Darcila Aguirre

Grupo: Rama de Plata

Lugar: Teatro Capitol / octubre 2023