Agujero Negro y Ecuatorian Shetta: aprietos cómicos / Juan Manuel Granja
Agujero Negro y Ecuatorian Shettahace poco compartieron cartelera en los complejos multisala. Que los títulos de estos filmes nacionales no traigan de inmediato a la mente la idea de violencia criminal supone cierta renovación o al menos diversificación de temáticas en el cine ecuatoriano. De hecho, con la excepción de Qué tan lejos,Distante cercaníay otros pocos intentos, el audiovisual nacional dedicado a la comedia se ha circunscrito casi siempre a la televisión o, como en el caso de Enchufe TV, a los medios digitales. Es decir, a las plataformas cuya popularidad las suele convertir en sinónimo automático de entretenimiento.
El cine ecuatoriano ha pretendido la mayoría de veces lucir serio e insistir en el diagnóstico cultural e identitario, en el registro culposo de tensiones sociales e incluso en el realismo militante y/o moralista. Así, mientras Agujero Negrofue anunciada como “una comedia romántica existencial”, un género escaso o de plano inexistente en la filmografía local, Ecuatorian Shettaes al parecer la primera stoner filmhecha en Ecuador. Es decir, se trata de una película acerca de las peripecias humorísticas que implica el consumo de marihuana entre un grupo de personajes. Sin embargo, ante el respiro que implica arriesgarse y emplear estos tonos no frecuentes para la narración audiovisual del país, la apuesta se ve entrampada en estos casos por una serie de contenciones de tipo más bien narrativo y argumental.
En Ecuatorian Shetta, una intención humorística que no encuentra densidad o fluidez argumental es la que termina por convertirla en una película desestructurada, que tropieza y no ata los cabos que parecería ir hilando con los sucesivos encuentros entre su personaje central, un vendedor de una variedad especial de marihuana (“ecuatorian shetta”), y sus clientes a través de distintas locaciones quiteñas. La cinta resulta consecuente con el hecho de buscar divertir y no tratar de tomarse a sí misma con seriedad. Además, aborda el asunto de la transgresión juvenil y la persecución policial de modo tangencial, pero todo esto resulta en que no llegue a anudarse una verdadera conflictividad entre la ley y los personajes o entre los propios personajes. El largometraje no suscita interés más allá de un estilo visual que trata de recrear ciertos estados psicotrópicos por medio del uso de colores vivos, coloquialismo y movimientos de cámara redundantes y (demasiada) música. El filme, en efecto, emplea la música como si se tratara de una especie de muleta con la que intenta compensar el desatino de muchas de las actuaciones y lo plano de las composiciones escénicas.
En Agujero Negro, en cambio, es quizá cierta pretensión existencial así como la conmiseración frente a la figura del autor nacional, los elementos que terminan por evitar la consolidación de un tono cómico e irreverente que vaya más allá de su arranque narrativo. Su uso del blanco y negro, justificado en la promoción del filme como un desafío asumido para narrar con menos recursos, resulta una elección estilística que parece querer remarcar justamente el deseo de novedad temática y de tono de esta película. En otras palabras, Agujero Negro, al ser la historia de un escritor a punto de ser padre y que ante las presiones decide evadirse en una segunda adolescencia, es un metraje que ambiciona a la vez ser cómico y suscitar una reflexión sobre los trances maritales así como acerca de las tensiones de la creación artística.
La película plantea inicialmente una disposición cómica de sus personajes, con un buen ritmo narrativo y una edición muy dinámica, para irse disipando, junto al agotamiento de esa comicidad y al interés de su conflicto central (el triángulo entre el escritor bloqueado, su esposa embarazada y una vecina adolescente), conforme avanza el filme. Si bien el final feliz puede funcionar como una de las convenciones de la comedia romántica, en este caso el final aparentemente feliz no es la consecuencia de una superación del conflicto sino de la disolución del aparente conflicto central que sostenía el filme en un seudo conflicto. La atracción prohibida entre el escritor y la menor de edad, contrariamente a lo que promete en su inicio, no conduce a la película hacia un agrupamiento más provocativo e interesante de los personajes o de su argumento. El humorismo resultante, por lo tanto, se vuelve más un añadido (totalmente a cargo de Víctor Aráuz, quien interprete al protagonista) que una fuerza central capaz de conducir el desarrollo del largometraje.
Ficha técnica
Agujero Negro
Año: 2018
País: Ecuador
Dirección: Diego Araujo
Guion: Diego Araujo, Hanne-Lovise Skartveit
Fotografía: Simon Brauer (B&W)
Reparto: Victor Arauz, Daniela Roepke, María Garzón, Alejandro Fajardo, Cristina Morrison
Productora: Coproducción Ecuador-Rep. Dominicana; Lunafilms Audiovisual / Viewfinder
Ficha Técnica
Ecuatorian Shetta
País: Ecuador
Dirección: Daniel Varela
Producción: Juliana Kalife y Sarahí Echeverría
Edición: Sergio Venturini y José Franco
Fotografía: Camilo Coba
Trailer Agujero Negro ( Tomado de la página de youtube)
Trailer Ecuatorian Shetta ( Tomado de la página de youtube)