El Apuntador

View Original

Bésame forastero/ Adriana Oña

"..... por los que trajeron un don de armonía y bordan con oros de su fantasía los harapos tristes de la realidad......"

José María Egas, Plegaria Lírica.

Estoy invitada a una de las primeras funciones de la obra Bésame Forastero, adaptación, creación, dirección y actuación de Jorge Mateus, a partir de la novela de Pedro Lemebel, "Tengo miedo, torero".

Entro a la sala y el escenario es la sala de una casa, de un pequeño departamento, todo en un juego de colores pasteles, que contrastan entre tonalidades de fucsia y verde agua. Un sofá vestido de mantas, de alegre cromática, una pequeña mesa, radios por doquier, que, en su momento darán su contrapunto sonoro en el espacio. Todo tiene una cierta coquetería, una imperceptible cursilería que es y no es.

El manejo del color es impecable. Aun así, me da la impresión de haber entrado de visita a la casa de mi vecino/a, al/la que casi todos llamarán La Loca de El Frente - por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez -.

Bésame forastero. Jorge Mateus. Foto Archivo el Apuntador

La Loca de El Frente es un personaje que ha cobrado vida propia, tan convincente que me olvido de que conozco al actor, de que es mi amigo. Veo la obra dos veces seguidas y en las dos veces me sucede lo mismo. Hay, a la vez, lo que podría considerarse un hiper realismo, combinado con un surrealismo que sale del personaje, toca todas las cosas y atraviesa el aire, creando una atmósfera tenue, mórbida, doméstica y onírica a la vez. Hago un esfuerzo por conservar la objetividad y recordar a cada momento que es, en cuanto teatro, una ficción, que el personaje es ficcional, que es un personaje. Lo veo de perfil, con su corta melena y su coleta rojo bronce, con su maquillaje y se me pierde de vista, completamente, Jorge, el actor.

Bésame forastero. Jorge Mateus. Foto Archivo el Apuntador

Por momentos, la presencia física del personaje me produce una mezcla de curiosidad e intimidación, también una cierta sensación trágica. Me recuerda algo que me sucedió hace años, cuando un travesti me abordó en el Gran Pasaje, frente a la Plaza del Teatro. Seguramente le parecí una señora de mente convencional y, con actitud sarcástica y un tanto intimidante, me preguntó : Señora, ¿usted sí sabe qué soy yo? - Claro que sí. - le dije - Un ser humano. - Mi inesperada respuesta le dio en el centro, como un golpe en la boca del estómago. Se le aguaron los ojos y terminó haciéndome un regalo, que aún conservo, ¡sólo por haberle dicho que era un ser humano! Desde entonces para acá, los tiempos han cambiado, por lo menos en la isla en que vivo, quiero creerlo.

Bésame forastero. Jorge Mateus. Foto Archivo el Apuntador

La radio introduce, una y otra vez, el contexto histórico, el dramático, trágico, contexto histórico : el sangriento golpe militar de Chile, del 73. Esto me devuelve, dolorosamente, a la realidad, a la realidad dentro de la ficción teatral.

Al igual que todos o casi todos, en la sala de teatro, establezco una fuerte empatía con el personaje, sueño y sufro con él, con ella, me enamoro y desenamoro sucesivamente con ella, reconozco en ella emociones, sueños, fantasías, desencantos que, como mujer, he sentido. Lloro con ella y más de media sala llora con ella, en una relación profundamente humana, en una circunstancia profundamente humana, con un personaje profundamente humano, conmovedor. El personaje insisto, tiene vida propia, es tanta su verdad que se torna sugestivo, casi hipnótico, a pesar del recurso de la música, del canto, del baile, que interrumpen y ligan y enriquecen estética y dramatúrgicamente la obra, en tanto espectáculo, pero no distancian, porque la verdad del personaje no lo permite.

Bésame forastero. Jorge Mateus. Foto Archivo el Apuntador

El cuerpo del personaje es perfecto para el cuerpo del personaje, con esa sutil insinuación entre ternura y ridículo, sus gestos, su voz, sus miradas, sus pausas, son perfectas para el personaje. El vestuario, magistralmente logrado, al igual que la escenografía y la utilería, es perfecto para el personaje.

Todo el público está presente, expectante, no se pierde un solo segundo de la escena.

Bésame forastero. Jorge Mateus. Foto Archivo el Apuntador

Pedro Lemebel nos entrega un final que no es el final feliz de un cuento de amor y esto, además de enriquecer el discurso, tiene, obviamente, un valor estético. Agarra nuestros pies y los fija fuerte, casi violentamente, en el suelo. La Loca de El Frente, que ha sido heroica por amor, que ha participado en una guerra sin saberlo y sabiéndolo, comprende que ha ganado, a lo sumo, el premio consuelo, que no puede ser feliz y acepta su derrota, siempre previsible. El personaje se quita la peluca y yo veo a Jorge, el actor, mi amigo, pero sólo por un instante, porque inmediatamente veo en el personaje, la misma expresión que vi, en un despiadado video amarillista, en el rostro de Saddam Hussein, momentos antes de ser ejecutado, la expresión del que sabe que el cuento se acabó, que ya no sirve ninguna máscara, que ya no funciona ningún auto engaño, ningún discurso, ningún sueño... Manuel Rodriguez, el guerrillero, cabalga, lejano, en la inmensidad, pretexto y sólo pretexto para una historia personal que, por su intensidad, íntima verdad del personaje, se devora todo lo demás.

Jorge Mateus. Foto Archivo El Apuntador

Aplaudo y aplaude el público, desde el alma. ¡Bravo, Jorge Mateus! ¡Más vivo que nunca y más fuerte!

Cuando salgo, en la noche, camino pensando que, si el arte sirve de algo, esta obra, esta actuación, servirán para hacernos más humanos, para desmontar prejuicios, para comprender otras vidas, otras verdades. Para mis adentros, aplaudo una vez más.

Ficha técnica

Obra: Bésame forastero

Interpretación, concepción escénica y diseño de vestuario: Jorge Mateus

Asesoria: Pepe Rosales

Vestuario: Irene Loor

Iluminación: Sebastián Muñoz

Edición Banda Sonora: Fabiano Kueva