CRÓNICAS TEATRALES 1 TALLER DE CREACIÓN CÓMICA CON MÁSCARAS LARVALES IMPARTIDO POR EL MAESTRO COCOLO REVELO | Francisco Bedoya
Vivir cerca del cielo ofrece altos y bajos. Me mudé, ahora vivo con un ángel pero me cuesta llegar a tiempo a la parada del bus. Salimos tarde a la obra. El ángel que vive conmigo me miraba con sonrisa divina: MUACK APURATE. Volaba a mí alrededor. El transporte urbano de Quito no funciona con dinero, funciona con sacrificios, para este servidor vale la pena, ni bien pusimos un pie y una pluma en esas ballenas de lata indigestas de humanos, llegamos en diez minutos al Teatro Malayerba.
Entramos al teatro. Nos recibieron distintas materializaciones de energías creadoras, llegamos a la Muestra del taller de máscara larvaria impartida por el maestro Cocolo Revelo, parte del Festival Caminantes del sur, a cargo de Héctor Correa, gestor, actor, alma de este proyecto, los pies de este Caminantes 2023. Entre risas y silencios extraños la energía creadora dominante se movía entre nosotros, al ir a una obra de teatro todos los llamados “públicos” accedemos a vivir parte de esa ficción como cierta, al entrar al teatro ya somos parte de la obra. El ángel me dice que va a ganar asiento, MUACK MUACK, vuela por la puerta, el director termina de saludar a todos, nos sonríe:
-Pueden pasar a la sala.
Subimos, entre recuerdos que nos miran llegamos al tercer piso. El ángel en la primera fila. Me acerco:
-Le vi a la Gaby.
-¿Y?
-Nerviosa.
Inevitable ir al teatro por alguien, la mayoría de veces solo se va por ese motivo. La amistad como refuerzo en creación de públicos, el teatro como un hecho íntimo, seamos todos amigos.
La oscuridad nos envuelve, la luz del público no se deja apagar y el flash constante de una consola rebelde me llaman la atención, el ángel me toma de la mano y empieza la obra.
Seis fetos nos dan la bienvenida, cuerpos vacíos en espera de un alma imaginada. Seres únicos con corporalidades sugerentes nos hablan de su esencia desde el silencio. Casi tapados los ojos, el dominio de los actores en el trabajo de uso de la máscara larval era evidente al sortear la dificultad del elemento de manera muy precisa, revelando mucho trabajo y preparación en el tiempo que duró el taller. La música como acierto, a veces poco percibida, resaltó como complemento desde un inicio. Una lucha por reconocimiento, lluvia, buses, balas, guerra, ciudad, cuerpos angustiados nos reflejan en conjunto, vernos como consecuencias de la sociedad, retratada en sonidos y cuerpos retorcidos se despiden una masa de seres totalmente alterados dejando una sensación de extrañeza. Una exploración libre inicial a modo de calentamiento para el público.
Las cosas aparecen de la nada. Y un letrero al revés: abro us y atsitra lE (“El artista y su obra”). Sol Miranda nos transporta a un estudio de pintura muy desordenado, y el pintor peor, lanzaban los pinceles y sin decir una palabra, me pidió que le pase uno, odio que me hagan actuar los actores, un punto acertadísimo en la obra pues me llegaron a incluir después de desarmarme con risas. Segundo letrero: Madame Charito. Mandato de dirección: Si se quedan cosas en escena, yo no sé cómo, pero entran como personajes y sacan tranquilos.
Gabriela Morales dando vida a la Madame entra a limpiar las cosas del pintor, sola en la casa del patrón nos vuelve cómplices de su cambio de rol, ahora ella es la patrona y nos envuelve, con el cuerpo, único canal de expresión, a un momento en esa vida deseada de cada uno.
Tercer letrero: Samuelito el del fondo un niño gigante, Carlos Álvarez, ingresa a su día de clases, aburrido y regañado se venga con el público, nos lanza papeles, uno me cae directo en la nariz, de nuevo quieren hacernos actuar, pero esta vez nos dieron armas, le lanzo el papel de regreso y todo el público hace lo mismo, la maestra nos regaña ahora a todos y aparece el cuarto letrero: Museo Guggenheim un sigiloso silencio corporizado por José Carvajal nos invita a ser parte de un robo, “dese abriendo la cinta adhesiva” escuchaba dentro de mi cabeza, viendo al personaje frente a mí, me hice el desentendido, el otro público se apuraba en encontrar ese filo caprichoso de la cinta para poder ayudar al ladrón. Quinto letrero: El amotinamiento Abigail Quito, nos lleva a altamar donde un universo de seres se toman el barco, con espada en mano enfrenta a todos sus imaginarios, actantes precisos de la historia.
Último letrero: Tras bambalinas alguien muy elegante nos mira con desdén, el vacío y neutralidad de la máscara se volvía un potenciador del gesto, era complemento de la creación del actor, Juan Francisco Moreno se acercaba a mí a hacerme tocar un violín, la enseñanza se extiende al público, soy abordado por un director de orquesta muy exigente, amo y señor de todos, el ángel y yo dos más fuimos cuerdas, a mi izquierda metales, y más a mi izquierda percusión. Al final de la obra hacen venia personajes y actores. Un trabajo único, irrepetible, como leer un libro en llamas, necesario, un acto digno de la esencia del teatro, efímero y por eso poderoso. Finalizar un proceso, finalizar una familia, con peleas o con risas.
Todas las energías creativas aplauden y el director baja a saludar. Salimos del teatro, el ángel y yo miramos las estrellas mientras pensaba cómo volver a las nubes. VEN TE LLEVO VOLANDO.
Sus alas se hicieron el doble de grandes. ABRAZAME. Lo hice y llegamos a la Av. jajaja y calle existente. Nuestra guardiana vibraba de gusto. Volvimos allí donde les conté que me mudé, cerca del cielo.
Ficha técnica
Director: Giovanni (Cocolo) Revelo
Actores: Sol Miranda, Juan Francisco Moreno, Gabriela Morales, Joselyn Carvajal, Abigail Quito, Carlos Plaza