CRÓNICAS TEATRALES #3 - TODOS LOS BARCOS TIENEN NOMBRE DE MUJER / Francisco Bedoya
¡Lector! ¿De qué está relleno un corazón? El mío está lleno de papeles. Abra su mano, le regaló uno. Ahora vamos a hacer un barco, dóblelo a la mitad, cerciórese que las solapas estén en el exterior, presione a lo largo de la parte inferior para formar el casco del barco, y voilà. Póngale un nombre.
Zarpemos sobre un mar de ojos expectantes, puntos negros sostenidos en la nada de un fondo blanco, fijos en el horizonte: el teatro de la Asociación Humboldt. GatoRelato/escena a cargo de Nadinka Flores y Pedro Sánchez, que desde el 2015 se han destacado en la escena teatral contemporánea, reestrenan Todos los barcos tienen nombre de mujer.
Luz lateral al rostro de Saraí Medina. Se ahoga. ¡Alguien haga algo! Al fondo una caja-baúl sostiene a Vanessa Moncayo y nos brinda paz, aparece una sugerencia, la contradicción, lo sutil nos envuelve como herramienta provocadora. Hemos llegado lector, baje del barco, nos da la bienvenida una columna de sillas, mesas y pantallas blancas, y en la esquina contraria del fondo una montaña de barcos de papel, ahí está el nuestro, uno más, en la caja-baúl: Patricia, María Belén, Karina, Mar, Emi, Juliana, Rosa Alexandra, Laura, Ayda, Nay, Carmen, Lía, Denisse, Diocely, Carla, Maribel, Yuri, Karen, Gissela, Jessica, escrito con rojo. Por cierto, ¿Qué nombre le puso al barco? ¿Le dio importancia a un nombre más?
Todo blanco, sugerente a ser manchado, cortado tal vez. Un texto reiterativo, no dialoga, informa, confunde y juega, del ahogo al canto. Una de ellas se vuelve rojo. Dentro de lo que parce ser la habitación de alguien que se demora en tomar una decisión. Respire hondo lector, estas mujeres que son la misma vuelven barco a la caja-baúl y todo se llena de agua, en altamar lo mejor es viajar en el tiempo. Una inocencia. Alegría. Niña-niño. Cambio brusco. De golpe volvemos a la butaca y simplemente “Hay que irnos”. La molestia de la actriz al querer irse se pasa al público ¡Ándate de una vez! Un segundo antes de querer irme, Tainted Love, música, sutilezas, provocaciones que incentivan un dialogo con el público a un nivel intuitivo, poético, acierto muy característico de la poética de GatoRealto/escena, la canción se vuelve cuerpo en las actrices-bailarinas, de pronto: “Hay que madurar”.
Estereotipo de idea de niña, esencia plasmada en un cuerpo. Los niños se cuentan la vida a sí mismos. Nos presentan un barco. “Yo navegó sola”. “Yo soy un faro”. Juego de complementos. Un juego de té. “Nada me sale bien” “Todo está corrompido”. Máquinas muñecas en proscenio, vuelven a ser niñas y a bailar un poco. Al inicio nadaban ahora bailan hasta caer. Nombre de mujer en barcos que se van, recitación vacía, el poder de poseer en un nombre. Y volvemos a querer irnos. Un barco rojo pasa frente a nosotros y tal vez la decisión ya fue tomada. Volvemos al baile inicial. Listas para partir. Ayuda: una boya. El temor se ha ido. La despedida es una fiesta. Lanzarse al agua. Muerte-libertad.
¿Se ha intentado lanzar al agua lector? “A veces hay que ahogarse para decidir irse”. Las sutilezas en los elementos narrativos y la multi dimensión la que se cuenta esta historia nos permite transitarla desde nuestros propios puntos de vista. El viaje de esta mujer, que son dos y es todas, nos comparte muchas alternativas antes de decidir, de cualquier manera, hastiarse y partir.
Ficha técnica
Dirección general: GatoRelato
Idea original y dirección de arte y coreografía: Nadinka Flores
Dirección de actrices y dramaturgia: Pedro S. Montoya
Interpretación creativa: Vanessa Moncayo y Saraí Medina
Fotos: Silvia Echevarria El Apuntador
Temporada Asociación Humboldt 2024