El Apuntador

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EL FUTURO IMAGIMADO DE DISTÓPICO TEATRO | Santiago Ribadeneira Aguirre

El mundo que George Orwell concibe en su soberbia obra 1984 ‘desimagina el presente’, para obligar a los lectores de ese momento histórico (1949) y los actuales, a pensar lo ‘desimaginado’ (Badiou) como la forma de entender el futuro a través de las imágenes de una realidad todavía inexistente, pero posible. ¿Hacia dónde apuntaba la novela distópica de Orwell? Hay que saber leer la capacidad del poder para desvirtuar, hacer desaparecer las imágenes reales; enseguida, descifrar ‘los emblemas pomposos’ con los cuales los gobiernos autoritarios engañan y oprimen a la sociedad.

La figura del orden es el Gran Hermano en una realidad distópica donde predomina el ‘estado policial’. Es decir, mostrar aquellas prácticas sociales y políticas que degradan al ser humano, exaltan el poder absoluto para consumar el totalitarismo y la falta de libertades esenciales. Entonces es menester mencionar, al menos puntuales antecedentes de la literatura distópica, que surge en 1872 con la obra Erewhon (Nowhere o ‘en ningunaparte’) de Samuel Butler. La novela Nosotros del ruso Yevgeni Zamiatin (1921). Y, la famosa trilogía conformada por Un mundo feliz de Aldous Huxley; 1984 de George Orwell,

1984 de George Orwell (Adaptación) López y Patrick Valembios. Foto Adriana Valencia

y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. En definitiva, una alusión directa al crecimiento desmedido del poder en las sociedades modernas, en cualquiera de sus variantes políticas e ideológicas.

Tampoco es una casualidad que el grupo Distópico Teatro de Quito, haya puesto los ojos en la obra de Orwell con cierta premeditación y convencimiento, en el sentido de certificar la línea que ha asumido el colectivo para reafirmar una ‘idea de puesta en escena’, artística y estética, que pueda convertirse en un combate por la existencia y una forma de elección.

Las ‘instancias de la elección’ –insistimos– que sean determinantes aunque vuelvan a recomenzar bajo otras condiciones. Trazar una estética democrática amplia como una forma de convicción, de convencido esclarecimiento respecto del trabajo asumido como práctica y filosofía.

1984. Patrick Valembois, Domenica López, Fernanda Corral y David Alejandro. Fot SR

Está, además, el trabajo de adaptación de la novela que se construye a partir de tres ejes fundamentales: la guerra es la paz; la libertad es esclavitud; y, la ignorancia es fuerza, que son los preceptos orwellianos para señalar las contundencias de la doctrina totalitaria, aplicada como forma de Estado. Ejes que confluyen en cuatro ministerios: Ministerio del Amor; Ministerio de la Paz; Ministerio de la Abundancia; y Ministerio de la Verdad. El conflicto está pensado a través de las figuras de Winston Smith y Julia, los amantes insurrectos, que buscan afiliarse a la Hermandad, un colectivo de resistencia dirigido por

Emmanuel Goldstein (David Noboa) personaje siniestro, contradictorio que les engaña con artilugios y falsas premisas. El corolario de la traición de Goldstein a sus subalternos, se materializa en el lavado de cerebro, la vejación, el lenguaje impuesto con la aplicación del Ingsoc, la ideología del estado totalitario, la psicología y la tortura –«2 + 2 siempre será 5»– que se les aplica en el Ministerio del Amor, dentro de las mazamorras de la habitación 101 para que acepten que la intimidad y el pensamiento están prohibidos.

La potencia de la adaptación y de la puesta en escena de Distópico Teatro, presenta lo real del poder a través de la imagen reiterada y omnipresente del Gran Hermano, (también personificado por Fernanda Corral), que vigila la existencia, el pensamiento y la conciencia de los ciudadanos. Cambia el pasado, reescribe la historia de acuerdo a sus conveniencias, o manipula la memoria inventando la figura del ‘enemigo interno’ al que hay que combatir y destruir. El otro elemento es el manejo de la intimidad, la intromisión en las relaciones de la pareja conformada por Winston Smith (Patrick Valembois) empleado del Ministerio de la Verdad, y Julia (Domenica López), que creen en el amor humano, que de manera deliberada es desnaturalizado por el poder. Las relaciones de los amantes, refugiados en alguna habitación clandestina, se proyectan en una pantalla para crear la doble condición del adentro y el afuera. La conciencia y la memoria colectiva fracasan. Los amantes son condenados a la fractura, convertidos ambos en un simple número fácilmente manipulable en el reino del terror del Imperio de Oceanía dominado por el Partido Único.

La línea de adaptación del texto de Orwell y la puesta en escena dirigida por Eduardo Hinojosa, con una escenografía altamente sugerente y los recursos audiovisuales, pueden encontrarse en el mensaje final: la tiranía como vocación ha existido siempre; sin embargo, la lucha contra la violencia, la crueldad y el poder absoluto debe ser un llamado permanente para entender las advertencias de Orwell en el contexto de la realidad que viven algunasregiones del mundo, bajo la supremacía de las grandes potencias hegemónicas.

Ficha técnica

Dirección: Eduardo Hinojosa

Grupo: Distópico Teatro

Obra: 1984 de George Orwell (Adaptación)

Actuación: Patrick Valembois, Domenica López, Fernanda Corral y David Alejandro

Noboa Jaramillo.

Fotografía: Astrid Auxiliadora Paz

Diseño: Adriana Valencia

Vestuario: Anita Cobagango

Lugar: Teatro Malayerba (Sodiro 345 y Av. 6 de diciembre, plaza de la iglesia del Belén)

Fecha: viernes 10, 17 / sábado 11,18 / domingo 12,19 de junio de 2022

Con el apoyo de: Iavq Ecuador, Bookish, Chullaidea, Pennyroyal Burger