El inflable en la ciudad barroca
Juan Manuel Granja
UIO: Del país que somos se recrea en lo abigarrado, en una construcción del delirio verbal-escénico como intento de capturar algo de la violencia y las contradicciones de la urbe digitalizada.
La muerte de Samuel Chambers, quien fue descabezado, amputado y cuyo cuerpo fue abandonado en Guápulo, sirve como gatillo de algunos de los planteamientos escénicos de esta obra. Así, se da un énfasis a los cuerpos y a los discursos que los atraviesan por medio de un personaje que usa un cuello isabelino a la manera de un perro que debe cuidarse de su propia boca y que predica por un micrófono acerca de las paradojas constitutivas de la ciudad, una ciudad que caracteriza insistentemente como barroca. Mientras tanto, el resto de los actores recorre el espacio escénico protagonizando una serie de movimientos que traducen tensión. Así se hace clara la voluntad de ir desplegando una coreografía de las fricciones sociales. Los cuerpos-personajes ya ocupan las tablas antes de que la obra haya empezado en medio de cumbias dirigidas por un DJ que anima al público al estilo de una fiesta popular. Bailes, una cantinflesca pelea de box, espuma de carnaval rociada sobre una mujer semidesnuda y, al final, el himno nacional del Ecuador coreado ante un gran inflable de fiesta infantil donde los personajes empiezan a saltar y deslizarse como niños cumpleañeros.
UIO: Del país que somosresalta la hipocresía y la incompatibilidad entre la seducción del consumo y la injusticia social. La obra hace patente un lugar de enunciación del cual esa voz y esos cuerpos quisieran ser capaces de escapar. No obstante, aquella voluntad de emancipación o de huida (tal vez el más radical de los sueños de emancipación) choca contra la construcción discursiva y material de la ciudad como espacio que huye de sí mismo a través de los olvidos voluntarios y la espectacularización radical de las experiencias humanas. Efectivamente, el uso de una pantalla que proyecta en vivo gestos y partes del cuerpo que los propios actores se filman en escena da la idea de una virtualidad inmediata como condición del mundo contemporáneo. A través de estas propuestas, la obra hace el intento de articular una crítica a la mediación permanente entre lo que somos y lo que mostramos, entre el sujeto y la representación que quizá termina por convertirlo en objeto.
Sin embargo, la pregunta por lo que “somos” halla en este trabajo una especie de respuesta en otra forma de mediación cultural ya muy teorizada y replanteada por varias disciplinas: la idea de lo barroco-latinoamericano como sustrato de la resistencia cultural ante la dominación social y económica pero que en ciertas versiones se vuelve una especie de complacencia antelo ecuatorianoolo latinoamericanoaliado a la heterogeneidad de lo citadino como espectáculo u ouroboros barroco.
Ficha técnica:
Dirección textos:
Pablo Roldán
Asesoramiento escénico y académico:
Yohana Pereyra
Intérpretes
Juan Benítez
Carlota Bossa
Daniel Capínllay
Lorena Lopez
Fotografía tomada de la Página Web del Teatro Nacional Sucre