El Apuntador

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Ensayo Teórico EL VACÍO Y LOS MUNDOS POSIBLES | Santiago Ribadeneira Aguirre  

COMÚN VACÍO es la obra con la cual se cerró el Proyecto InVitro Danza Contemporánea, auspiciado por la Fundación Teatro Nacional Sucre, dirigido por la bailarina y coreógrafa Lorena Delgado, y el diseño multimedia de Enrique Landívar. Común vacío o un vacío común para imaginar o soñar mundos posibles, ‘que se construyen a partir de las memorias e historias’ (ese fue el enunciado del Taller) que se entretejen o se combinan para darle existencia material al intento narrativo / coreográfico, al que concurren varios momentos o versiones discordantes y hasta contradictorias.

Vídeo/ Archivo El Apuntador

En el gran plano inclinado y expandido del escenario, no ocurren hechos sino signos visuales y movimientos corporales, que fracturan cualquier escansión puramente lineal («un vacío común consensuado» que se repite como multiplicación). En la sucesiva proliferación de estos signos visuales (video mapping), el diseño sonoro, de los cuerpos (como lenguaje-signo) que suben y bajan, se deslizan y de los efectos performativos, el espectador puede elegir cualquier lectura, también posible. Una vez que dichos efectos (se) designan o se convierten en acción para transformar, se desdicen de lo nombrado y de lo hecho, al intentar ‘representar un mundo posible’. Desde la ‘teoría de los modelos’ los mundos posibles (espacios de modelos) deben ser vacíos para «atribuir una interpretación semántica a las expresiones puramente formales de los lenguajes formales». La performatividad en la obra de Lorena Delgado (actos que producen efectos) no es un hecho individual, sino que se trata de una reiteración que se encuentra en los espacios que los cuerpos crean entre sí, o las fisuras y brechas que se desdibujan por los efectos visuales del mapping y los sonidos.

Común vacío. Melissa Salinas, Alejandra Núñez,Sofía Calderón , Lídice Robles, Vladimir Montenegro.

El «mundo vacío» puede parecer un contrasentido o, simplemente una especie de juego semántico que se estructura en un espacio (el de la representación, por ejemplo) donde se constatan ciertas ‘relaciones de reciprocidad’. El mundo vacío no siempre es un mundo posible, o para decirlo con el mismo giro semántico contrario: «todo mundo narrativo» puede ser un «mundo soñado».

Común vacío. Melissa Salinas

¿Existe algún indicio que señale la existencia de una «teoría de la coreografía» (una narratividad coreográfica) que haga alusión a un modelo de un mundo como vacío o posible? Es un axioma complicado que nos lleva a los límites de la interpretación (Eco, 1999). En el ámbito de la semiosis –para seguir la misma línea– la deriva infinita de sentido podría señalar que la coreografía o la puesta en escena o el texto e inclusive la imagen, «flotan en el espacio de un vacío potencialmente infinito de interpretaciones posibles».

Común vacío, Vladimir Montenegro

De lo que jamás se prescinde, aparentemente, es de la iniciativa de lectura, propia del espectador / lector / escuchante como su cualidad irrefutable, al concederle el espectáculo esa prerrogativa arrogante, casi como un ‘idealismo mágico’. Así surge el gran precepto: «Soy espectador». O, «soy espectador e intérprete, como todos». Es la iniciativa del interpretante. Hay dos consideraciones: la coreografía que es ‘dada a ver’ en el espacio (vacío) de la representación (hay que redefinir este concepto) y la fidelidad de la obra. ¡Los derechos de la coreografía coinciden (o chocan) con los derechos de la interpretación!

Existe –o se da– una «necesidad narrativa» que se opone a la necesidad lógica. Ese choque (epistémico) es necesario e imprescindible para la lectura que concede, a priori, existencia / presencia a la coreografía. El régimen de esta existencia es convencional: los recursos escénicos marcan las secuencias temporales del hecho coreográfico, (imágenes adyacentes o complementarias) desde la propia contradicción semántica que producen las imágenes interactivas y los movimientos / gestos del bailarín y las bailarinas, en el caso de Común Vacío. El lector-espectador recupera su condición (la de ser convocado) e intenta, en primer lugar, llenar de sentido el espacio vacío como un mundo posible o soñado. En segundo lugar, se instala en una permanente estabilidad inamovible desde la autopersuación de lo que es definitivamente concluyente: la interpretación.

Común vacío. Melissa Salinas, Alejandra Núñez,Sofía Calderón , Lídice Robles, Vladimir Montenegro. Enrique Landívar, Santiago Vergara.

Lo valioso e importante del trabajo de Lorena Delgado y la residencia artística del Teatro Sucre, estaría en los ‘efectos performativos’ de la obra y del Taller, (la concepción coreográfica en términos de performatividad para una construcción sostenida) que parecen significar que la coreografía (el hecho coreográfico) ‘tiene una ontología propia que hay que respetar’. Lo ‘coreográficamente esencial’ versus lo ‘coreográficamente accidental’. En definitiva, que el mundo vacío o los mundos posibles son, de cualquier manera, ‘artificios culturales’ y que, no obstante, como también sostiene Eco, no todos los artificios culturales son mundos posibles. Inclusive, para intentar zanjar la controversia teórica, tampoco las metáforas o las alegorías, ‘delinean mundos posibles’. Así como existen ‘mundos narrativos’ posibles, aceptemos la existencia de ‘mundos posibles coreográficos’, ‘mundos posibles  teatrales’ o ‘mundos posibles de la música y la sonoridad’, o estados de cosas –formas diversas y no descripciones– construidos por los espectadores, los lectores y los escuchantes.

 

Ficha técnica

La Fundación Teatro Nacional Sucre (FTNS) presentó el estreno del proyecto InVitro danza contemporánea 'Común vacío', coreografía de Lorena Delgado y diseño multimedia de Enrique Landívar.

Lugar: Teatro Variedades – 1 y 2 de octubre/2022

Este proyecto fue parte de la residencia artística que se realizó del 23 de agosto al 30 de septiembre en el mismo espacio del Teatro Sucre.

Bailarines co-creadores: Alejandra Núñez, Lídice Robles, Melissa Salinas, Sofía Calderón y Vladimir Montenegro.                 

Diseño de iluminación: Santiago Vergara         

Diseño de vestuario: Lía Padilla

 Lorena Delgado

Se gradúa del Conservatorio José María Rodríguez en Cuenca, continua sus estudios con el Mississippi Metropolitan Ballet (USA), y con la Cátedra del Ballet Nacional de Cuba. Lorena ha formado parte del elenco del Ballet Nacional y de la Compañía Nacional del Ecuador. Ha realizado giras en México, Colombia, Venezuela, Perú, Chile, Francia, China, New York e Italia. Ha sido acreedora al Premio de Ayuda a las Artes Escénicas IBERESCENA 2010 y 2016, así como de los Fondos Concursables 2015. Lorena obtuvo una beca para estudiar en la ciudad de New York donde obtiene su Master en Fine Arts en Tisch School of the Arts – New York University, ahí tiene la oportunidad de seguir explorando y desarrollando su filosofía como coreógrafa y educadora, y de participar en los trabajos escénicos de reconocidos coreógrafos.