El Apuntador

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Historia del chocolate

Santiago Rivadeneira Aguirre

 Es un espectáculo ‘delicioso’ como el cacao, del que justamente se vale para construir una historia llena de cabriolas, peripecias, malabares, acrobacia, giros que desafían la gravedad; una ascensión de la palabra y del gesto, vertiginosa y medida a la vez, porque el espacio parece estar abierto y sobre todo libre de cualquier impulso innecesario. Esas pueden ser las premisas exactas de La deliciosa historia del xocolate que el grupo Círculo Artes Escénicas vuelve a presentar en la carpa de La Insensata, ubicada hasta ahora en Tumbaco.

Grandeza y decadencia del cacao. Porque la historia de la domesticación del árbol comenzó hace 5000 años. Y el espectáculo se expone sobre una espontaneidad vital: los recursos escénicos, que vienen del circo, el teatro y la música, crean un clima de sensibilidad, enseñan a observar con una mirada nueva que convierte cada momento, en el clima perfecto para ‘poetizar’ las imágenes que tres personajes dibujan y le dan un significado casi alegórico.

Habla y lenguaje (ya en el plano del sentido) sirven para contar la fábula del cacao que fue descubierto en algún lugar de la alta amazonia, por nuestros antepasados. La maravillosa semilla comienza su largo y fecundo recorrido, primero en el propio territorio, después en las demás regiones y termina su expansión cuando arriba a Mesoamérica. Y en cada uno de estos lugares, son las mismas culturas las que van consintiendo en darle valor y preeminencia para la alimentación, el intercambio (como moneda) y la simbología ritual.

La conquista española lleva el cacao hasta las cortes europeas, que con premura le incorporan a sus peroratas gastronómicas. Mientras tanto ha sufrido algunas mutaciones para que el chocolate termine siendo una aparente representación de su origen.

Pero la producción del cacao fino de aroma también encarna una parte importante de nuestra historia. Y esto lo dicen los personajes de esta historia deliciosa del chocolate, que con mucha solvencia escénica y un gran aporte didáctico, hacen una descripción objetiva que guarda una relación indisoluble con períodos fundamentales del país, desde su fundación en 1830, pasando por cambios políticos y administrativos, hasta las sucesivas efervescencias sociales del siglo XX.

Y, sin embargo, la parte amarga de la historia, tiene que ver con la carpa La Insensata,  un emprendimiento cultural inteligente que ha tenido algunas discrepancias que surgen del prejuicio social. Porque el Círculo Artes Escénicas, fundado por Tanya Sánchez y Matías Belmar, ha sufrido, como dicen sus integrantes, ‘el acoso de los vecinos, que se oponen a convivir con una carpa de circo’. Como la del cacao, es una lucha por la sobrevivencia: la del espacio y el trabajo. Finalmente, la carpa deberá mudarse a otro lugar para no ‘molestar a nadie y con toda la libertad que nuestra creatividad requiere’.Ahora se cumple el último evento: el Corto Circuito (Primer ciclo nacional de circo) que junta espectáculos circenses de Guayaquil, Cuenca y Quito, los fines de semana hasta el 29 de abril.