TU PARAÍSO ES ABSURDO Y LO SABES / Jhonatan Salazar Achig
“Siempre supe que no existe tu paraíso” nos dice Avelina al final de la obra. Aceptando que era parte de un juego absurdo. Puede parecer que tomó conciencia y se acaba de liberar de ese círculo del que formaba parte, pero seguro que no, pues si siempre lo supo y no se liberó, quiere decir que la conciencia forma parte de ese juego absurdo como quizá lo hacemos todos.
Ese juego absurdo es la búsqueda de llegar al llamado Paraíso Siteriano. Un paraíso que las protagonistas buscan, que parece estar cerca. Que es una utopía como todos los paraísos, llámese cristiano, católico, evangelista, pentecostés, entre otros muchos. ¿Y qué es lo siteriano? “Nada”, confesó el Director de la obra Martín Peña en una entrevista, argumentando que “no quería caer en un tema específico o anecdótico. Prefiero un lenguaje universal que la gente lo identifique a sus propias situaciones. Por eso buscamos un término imaginario”
Paraíso Siteriano es la obra realizada por la agrupación Teatro del Cielo, fundada por Martín Peña, que cerró la Fiesta Escénica 2023 organizada por la Fundación Teatro Nacional Sucre. Esta obra pone en evidencia muchos aspectos del ser humano a través de un lenguaje escénico que habla desde el absurdo, la locura, la incongruencia, la poesía.
Quiero recalcar que es una obra que nos habla desde el absurdo, pero a la vez refleja un hecho absurdamente real. Pues todas las personas al parecer buscan su edén, esperan como consuelo, ante la muerte, que exista un mejor mañana y en esa búsqueda se olvidan de vivir el hoy y no se dan cuenta de lo que tienen.
Pero ¿qué nos cuenta esta obra desde su absurdo?, pues nos `'muestra” la vida que llevan Grel y Avelina, dos mujeres que habitan en una casa en la cual permanecen voluntariamente encerradas. Su claustro es con el fin de no relacionarse y mezclarse con las demás personas, además se preparan para la llegada de un amanecer próspero o más bien para llegar a su supuesto Paraíso Siteriano. Grel es la encargada de educar a Avelina, le instruye sobre las reglas que debe cumplir, las que van sacando de a poco de un manual que les dicta conductas a priori para convertirse en una mujer siteriana digna del ansiado Paraíso.
Grel se entiende que es una mujer más experimentada y reprende en todo instante a Avelina. Esa vida de cumplir “ideales” es lo que comparten ambas y a ratos disfrutan. Avelina siempre está cuestionando las ideas del manual, pero enseguida Grel con respuestas rápidas e ingeniosas la ubica. Se siente a cada momento que esa vida de ideales les coarta mucho a ambas, les entorpece su capacidad de sentir (las alegrías no las expresan sino en sus inconscientes), de desear (implementan tabúes, sobre todo respecto a permitirse conocer al hombre), de vivir (espían a la gente de afuera, pero los banalizan) de disfrutar la compañía (la única compañía de ambas es el tercer personaje, un perro invisible).
Lo invaluable de la obra son dos cosas.
A ratos viajamos en el inconsciente de las protagonistas, gracias al movimiento del cuerpo que toma como base y punto de partida al Mimo Corporal, así realizan sus construcciones dramáticas y transitan en una mezcla de realidad y fantasía. Resalta dentro de la disciplina teatral, como elemento escénico al cuerpo del actor. De tal forma que el espectador no percibe la técnica, pero sí un lenguaje diferente que le hace experimentar nuevas sensaciones.
Pero tenemos también una visión diferente y crítica sobre la relación entre mujeres. Una obra que nos muestra cómo las mujeres transmiten a otras sus inseguridades de generación en generación. Hay una mujer que se niega a salir de su lugar de confort, a recibir algo nuevo que no le sea conocido. Como querer no ver. Y así quiere que sea Avelina. Hablamos de una especie de experiencia de la maternidad que se muestra extremadamente vulnerable, en el sentido que muchas veces las propias expectativas están depositadas en otras personas. En el fondo, existe un repliegue de su propia identidad, para transportarla a otro ser, como si fuera su futuro y apuesta. Entonces, cuando las propias expectativas se tuercen, puede ser muy doloroso.
Estos personajes anhelan un paraíso ficticio, que solo está en sus mentes, y en ese deseo, viven sin contacto con el mundo real, solo preparándose en un universo oscuro y absurdo, en una casa que representa a la mente cerrada. Hay mucha gente que vive así, en cuanto a su religión, política o filosofía de vida. Paraíso Siteriano es una versión vivencial del absurdo teórico de Camus.
Ficha técnica
Grupo: Teatro del Cielo
Obra: Paraíso Siteriano
Actuación: Janet Gómez y Paula Almeida Correa
Diseño sonoro: Martín Peña Vásquez
Dirección, texto y dramaturgia: Martín Peña Vásquez