Son pocos los proyectos de residencia de creación para ser desarrollados por bailarines de Latinoamérica en el Ecuador. En esta práctica de escasez, sin embargo, algunos artistas de Brasil, Chile y México han encontrado un espacio de acogida que es a la vez intercambio y cobijo para que el proceso llegue a buen puerto y la obra coreográfica sea decantada por el público local. Jaime Juárez, apoyado por el Sistema Nacional de Creadores de Arte de su país, es un talentoso bailarín mexicano, que busca desde la creación, una forma particular de confrontar el continum devenir de su cuerpo. Pudimos vivir esa experiencia en un ensayo performativo, previo a la función de estreno de la obra  La pi éL, realizada el pasado martes 3 de octubre en el teatro de  la Compañía Nacional de Danza.

En La pi éL no es casual la deconstrucción de la palabra piel. La separación con el espacio acentúa la existencia de un “otro” que está en éL. Es uno y  otro, u otra, y/o un alguien fuera de la estructura binaria de género y en disputa, como apunta Judith Butler. El bailarín en una envoltura sugerente permanece en el suelo y  será entonces el sujeto protagonista que inicia una suerte de nacimiento metafórico desde la matriz inconmensurable, con la blancura de las telas y tules que cuelgan como instalación. La centralidad escénica sugiere a la vez un segmento del universo-mundo con el latido primario y el respiro cadencioso de la vida.

La danza que se desarrolla con la factura o sello personal desde la morfología  y delgadez del cuerpo, entra y sale de las tensiones musculares y de las gestualidades que congelan la imagen. Así, con múltiples energías y distintos desplazamientos, la desnudez sugerida con las mallas, pasa al territorio de la desnudez real en el momento en que el desprendimiento de las múltiples capas de la piel se hace necesario. Sacarse, quitarse, desechar  todo aquello que ya no le corresponde a su identidad de ser, como Foucault lo señaló en su momento; el cuerpo y la carne, como  el envase contendor del alma que se convierte en el prisionero de la misma.

La individuación del cuerpo sexuado y a-sexuado será habitado por el performance que acontece, sugerente, en el momento en que el bailarín se acerca al telón lateral para traer a escena un par de zapatos-tacones de mujer de los que irá sacando pequeñas texturas convertidas en el nuevo vestuario, medias negras, top, calzón y adornos. No es una trans-formación, sino una afirmación sensitiva de las subjetividades/identidades. Aparecen nuevos tropiezos y/o dificultades en el manejo de otro elemento que es el pedestal con el micrófono, para confirmar que la obra está construida a partir de la suma de dispositivos, como la voz y el texto, el video, la instalación,  la música, las sonoridades, que junto a las poses-posturas propias del voguing, afirma su Dasein, es decir el “ser en el mundo” promulgado por Heidegger.

Con esta nueva envoltura en su cuerpo, el bailarín-a, regresa al origen para sumergirse nuevamente en el centro de ese universo particular, jugando seriamente con la blancura de las telas y la luminosidad de los destellos de pequeñas luces del video. La danza contemporánea, o la contemporaneidad de la danza nos permiten abordar mundos diversos, en los que el cuerpo, la piel, la carne, entran en la complejidad del ser y las equivalencias de la expresión sensitiva-somática en la subjetividad cinética que nos presenta otras realidades, otras vidas. Este unipersonal íntimo, sincero del mexicano Jaime Juárez, es una búsqueda que va más allá de la danza, más allá de su propia piéL.

Ficha Tecnica 

Coreografía e interpretación: Jaime Juárez

Música original: Luis Corona Vergara

Diseño de iluminación: Jaime Juárez

Fotografía: Rubén Kyron / Silvia Echevarria El Apuntador 

Asistencia técnica: Jessy Pozo y Luis Gualuntuña (Lucho REC)

Proyecto apoyado por el SACPC con el programa Residencias Artísticas 2022 cobijado por la CNDE del Ecuador