El Apuntador

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LA POTENCIA NARRATIVA DE LA EXPERIENCIA Santiago Rivadeneira Aguirre

La memoria es el elemento sustancial de la narración -según se puede desprender del pensamiento de Walter Benjamín- muy ligada a los diversos acontecimientos y por eso mismo, efímera o fugaz aunque muy próxima a los recuerdos y a la experiencia. Estaríamos hablando de dos dimensiones que aluden a la temporalidad pero también a la historia: la narración y la memoria parecen constituir las formas expresivas y aparentemente indisolubles del pensamiento creativo. ¿Es posible, entonces, hablar de un sentido narrativo que permite a los creadores la construcción diegética de los hechos?

Esos podrían ser los temas para nuestro ‘entonces’ o nuestro presente, según se vea o se perciba la realidad, ambos sin embargo, cercanos, con sus respectivas particularidades, a la repetición y a la reanudación (la continuidad) que marcan con sus diásporas la memoria y el sentido narrativo de los hechos. ¿Existe una ‘historia del sentido’? ¿Hay algo que podría denominarse ‘la potencia narrativa’ como parte del sentido comunitario del ‘entonces’ que Benjamín reivindica  para entender la historia?

Asociada a la experiencia, que ahora mismo marca y determina los nuevos procesos creativos, quisimos indagar brevemente sobre los modos de producción, de trabajo, de investigación y de transmisión, para tratar de entender la actual ‘conmoción fáctica’ a la que se enfrenta la humanidad con el aparecimiento repentino de la pandemia. Por eso elaboramos un conjunto de reflexiones que fueron el pretexto para que mujeres de distintas corrientes y tendencias, se cuestionaran sobre sus respectivos procesos, en el marco de la Séptima Tertulia Virtual, edición internacional, -dirigida por la narradora oral, actriz, promotora cultural y docente guayaquileña Delia Pin- que se realizará el 18 de junio a las 14 horas a través de la plataforma zoom.

“Por esta razón -sostiene Delia Pin- las artes comprenden perfectamente bien ese lenguaje de la diferencia y la protección; los artistas escénicos llevan consigo el equilibrio, el verbo, la acción, el fino detalle y la transformación entre el sujetar y entretejer historias desde la dramaturgia, la dirección, la investigación, la actuación, la vinculación con el semejante, con la comunidad parlante que no cesa de resquebrajarse más aún en esta actualidad enferma de obediencia y emociones físicas y espirituales”.

En el evento participarán Socorro Loeza de México, directora del colectivo teatral Ariel  Méndez del municipio de Tecoh; Carolina Vivas de Colombia, directora y dramaturga de Umbral Teatro, que también dirige Punto Cadeneta (Teatro metropolitano de dramaturgia); Lili Bassi de Argentina, cuentista, directora de la escuela de narración para niños; y de Ecuador: Susana Nicolalde de Mandrágora Teatro; Daysi Sánchez, actriz, dramaturga y productora del grupo Malayerba; y Pamela Velástegui, actriz, activista y feminista independiente.

REFLEXIONES PARA ALGUNAS POSIBLES RESPUESTAS COMPARTIDAS

1.     Vivimos en un tiempo de la espera (como un estado de expectación). De muchas maneras y casi todas ellas sometidas a las circunstancias. Espera y circunstancias se juntan o se aproximan. Roland Barthes decía: “Hay una escenografía de la espera”. También creo que hay una teatralidad de la espera. Las sociedades parece que también están bajo el ‘signo de lo excesivo’. Desde el arte y la cultura, ¿cómo descifrar estos elementos: la espera, la teatralidad  y los aparentes excesos, como signos de una expectativa que tal vez se ha vuelto incierta?

2.     Un punto que puede ser controversial, es el que pretende referirse a la ‘evidencia’ de lo artístico, que ahora mismo ha entrado en crisis. En un ‘mundo dado’ ¿la nueva circunstancia pandémica, podrá cambiar la noción de artisticidad, si acaso el término todavía está vigente? ¿De qué manera se cuenta o se narra o cuáles serían los recursos que hagan prosperar la creación y la participación?

3.     Las condiciones mínimas de forma, que se puede exigir al trabajo creativo, están condicionados de tal manera que podría transgredirse aquella máxima sobre el aparente éxito funcional, en lo que respecta al valor de uso del trabajo y a su difusión. ¿Qué decir sobre esto?

4.     Evidentemente, las respuestas emocionales frente a una obra creativa, ya sea en el teatro, la narración oral, el performance o la danza, fueron fenómenos con los cuales ya estuvimos familiarizados. Los contextos, siendo distintos por las actuales condiciones, prevén ahora otras particularidades. ¿Cómo las han enfrentado ustedes pensando en las ‘nuevas’ respuestas emocionales que exigen otras formas o modos de apreciación?  

5.     Porque las emociones que experimentamos -muy determinadas por las realidades que son difíciles de enfrentar-, pudieran chocar, por ejemplo, con la `paradoja de la ficción’, o disentir de las formas de apreciación muy sometidas a las mediaciones actuales, tanto virtuales  como cognitivas.

6.     ¿Se han modificado los niveles de implicación cognitiva (el pensar, el juicio, la evaluación) y de registro de las presencias que pudiera afectar directamente al trabajo creativo? ¿Hay una idea de emoción distinta, en cuanto a la experiencia? ¿Cómo se la puede procesar? ¿Qué se puede decir respecto de las ‘respuestas corporales’ que también implica experimentar una emoción diferente (desigual?

SOCORRO LOEZA (México)

El arte, más que antes se ha vuelto selectivo, producir, difundir y llegar a los públicos se ha vuelto complejo, se busca ordenar la mirada a lo digital, a la temporalidad. Si bien los medios digitales fueron usados mayormente como instrumento de difusión y de conectividad con los otros, en estos momentos es la espacio donde se volcaron las teatralidades, digo que es selectiva, y no solo por los públicos, sino de los creadores mismos, quienes muchos tuvieron que construirse para la lente, la pantalla, la mirada exigió ser más precisa, teniendo como mayor dificultad la atención. Esto no quiere decir que cuando las funciones eran presenciales no se tenía esta dificultad, ya generalmente esto se pensaba que dependía de la calidad de la propuesta, ahora se depende de la calidad de los instrumentos de grabación, conectividad.

Sin duda por la gran oferta de actividades en los medios digitales, los públicos tienen mayor control de lo que consumen, con un simple clik pueden pausar la puesta en escena, retroceder y volver a mirar, dejarlo para después. Si son en vivo, el temor de no tener la conexión requerida.

La sala oscura del espectador, no daba tanto miedo como ahora, quienes con la pantalla cerrada no nos queda más que confiar que nos están siguiendo, es por eso que hay puestas en escena que piden ver las caras, sin embargo, tampoco se tiene la seguridad de lo que sucede, el contacto con el otro daba la oportunidad de medir las energías, ahora es como un barco a la deriva que busca llegar a buen puerto, la pantalla del otro y poder mirarle. En esa idea de no dejar de producir, porque además de eso dependía nuestro sustento, buceamos en los medios digitales, los cuales se fueron digiriendo en el camino y llegó un momento que pareciera ser una obligación ser parte de esta dinámica. Las redes, los medios digitales, ya no eran solo para la difusión, sino la plataforma de distribución de las puestas en escena.

Para otros creadores, no tuvieron más que entrar en un receso, la nueva modalidad ya sea por desconocimiento o por no tener los medios, ya sea por no querer hacer ese tipo de espectáculos, nos detuvimos a observar, este es mi caso. Sin embargo, a casi ya un año y medio de la pandemia, para los que aún no hemos trabajado las nuevas formas de producción a través de los medios digitales, coqueteamos con la idea, o tal vez, es porque vamos entendiendo que ésta será una nueva forma de la cual hay que seguir explorando.

SUSANA NICOLALDE (Ecuador)

1. La espera, ciertamente es un signo de la ilusión. Esperamos que las cosas cambien, esperamos que la sociedad cambie, los artistas esperamos cambiar el mundo a través de nuestro trabajo, ilusionamos un mundo sin hambre, sin racismos ni mezquindades, esperamos siempre tiempos mejores. Desde el arte, nos situamos en un andarivel que no se aleja tanto de lo que ya veníamos viviendo. Siempre las circunstancias, sean las que sean, o vengan de donde vengan (Estado – Sistemas – pandemia) nos crean expectativas extremadamente inciertas, pero nos aferramos a la posibilidad de que algo bueno pase y esperamos que este algo bueno “realmente pase”.

En este sentido es muy complejo intentar descifrar La espera como si fuera algo nuevo que acontece en esta crisis. Siempre hemos vivido en ese estado de expectación. Ahora, si nos referimos estrictamente a este período pandémico, que nos ha exigido regresar a ver hacia nosotros mismos y probar nuestro instinto de supervivencia, La Espera es esa dicotomía entre la ilusión y la esperanza,  de que esta pesadilla pandémica termine y tal vez soñamos que vamos a volver a lo que era antes, pero eso es imposible. Creo que es imprescindible pensar en el presente, en el aquí y ahora. Y tal vez solo imaginar que podemos ser mejores Seres Humanos, tal vez más sencillos, tal vez más humildes, sin tantas pretensiones y sin tantos excesos. Pero el ser humano es muy complejo y no estoy tan segura de que este tiempo pandémico lo haya logrado. Lo cierto es que  para algunos, esta espera no es tan agobiante ni tan incierta y los de menos oportunidades seguirán esperando. Pero el Arte está y estará presente siempre para intentar contar esta historia e intentará descifrar lo que pasó.  Comparto un pensamiento de Eduardo Galeano, que como siempre, se nos adelantó a pensar en esta ilusión como un delirio.

Qué tal si deliramos por un ratito
qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia
para adivinar otro mundo posible.

El aire estará limpio de todo veneno que no provenga
de los miedos humanos y de las humanas pasiones […]

2. Evidentemente, hemos transitado una paulatina transformación en la manera de enfrentar la producción artística, los medios virtuales se encimaron en la noción de la representación de una manera vertiginosa e implacable. Como toda crisis produce confusión - caos - , en esta “realidad virtual” generada por la pandemia, entró en conflicto el sistema de producción, se minimizó al punto de intentar reemplazar la experiencia de la representación viva por la imagen grabada y proyectada en una pantalla, que parece lo mismo pero que no es igual, bajo ningún concepto.

Las artes de la representación escénica, el Teatro, la Danza, la Música, son artes vivas que acontecen en el mismo instante de su representación. Las plataformas virtuales nos ofrecieron la posibilidad de sostener de alguna manera la actividad, a través de talleres, charlas, pasantías, residencias, etc.  Y ciertamente esto implicó también la posibilidad de una proyección  más amplia hacia todas partes del mundo. Pero para poder llevar las artes vivas a la escena virtual, fue preciso indagar y explorar su lenguaje y su dinámica.

Es en este espacio donde se tiende un cordel muy delgado en la noción de artisticidad. No podemos dar por hecho que una obra creada desde un lenguaje teatral, para escenario y con público presencial, funcione y sea igual que presentarlo en una plataforma virtual. Lo virtual es un proceso que abre las puertas a un camino maravilloso de exploración para entrar y apropiarse de las herramientas adecuadas y precisas para crear a partir de este lenguaje. El potencial de creación no se limita, se transforma y se adapta a nuevas posibilidades.

3. Las circunstancias adversas no han impedido el MOVIMIENTO -la vida. Sin embargo creo que no podemos medir el éxito funcional de una u otra propuesta escénica en función de los recursos virtuales. La creación va más allá de un “ÉXITO”, nos transciende, se transmuta, evoluciona, se fusiona. El termómetro para medir la funcionalidad  de una obra de arte (si es que esto es medible) está en el concepto desde el que se parte y de ahí su lenguaje para explorar el mejor recurso estético para encontrar el detonante para su narrativa. Los recursos mediáticos nos aceleran como si fuera una carrera hacia la conquista de la virtualidad, nos dejamos invadir y no nos damos el tiempo para investigar esa herramienta, por lo tanto las propuestas “escénico-virtuales” pueden carecer justamente de ese ingrediente básico – fundamental que es el dominio del lenguaje y su dimensión.

4. Definitivamente ha sido un Encuentro emocional muy fuerte. El público que está detrás de la pantalla, quiere verte y sentirte, escucharte y descubrirte. La experiencia es muy extraña, porque tú estás viendo al mismo tiempo tu obra, como otro espectador y al finalizar la función tienes la posibilidad de conversar con los que se animan a quedarse para charlar contigo y con el grupo. Al hacer una clase, los alumnos te entregan su atención y tu intentas ser lo más clara posible en la guía y al tomar una clase es exactamente lo mismo. Esto ha sido un proceso evolutivo en la dinámica de socialización y sensibilización mutua - de ida y vuelta, entre el espectador – artista  y el maestro – alumno. Una experiencia absolutamente necesaria y que ciertamente afirma el poder transformador que tiene el arte y las viejas o nuevas formas de apreciación van de la mano siempre con la evolución (revolución) vanguardista del mismo.

5. Entrar en el mundo ilusorio de la ficción no es sinónimo de conflicto, es entrar en el juego mágico de las emociones, internarte en la convención de ese espacio que te brinda la posibilidad de abstraerte por un instante de tu realidad inmediata y sumergirte en el abismo del juego y la fantasía. Las emociones surgen de manera natural y espontánea, los sentidos se agudizan y tiendes un puente armónico y de goce con lo que miro y escucho, esa experiencia sensible es urgente y necesaria en estos tiempos de zozobra, miedo y pérdidas. No me detengo a pensar en una “apreciación” del trabajo artístico, eso me distancia, pongo atención a la percepción sensible (memoria – aprendizaje) de una propuesta que llegue a la sensibilidad del espectador, sea virtual o presencial

6. Por supuesto que sí. Los cambios son fuertes a nivel cognitivo, la percepción de tu entorno inmediato se formateó, siempre estuvo ahí, pero no te diste cuenta. El ejercicio de quedarte a solas en tu espacio – casa y en tu espacio – cuerpo/casa, trastocó tu cotidianidad, pero las esencias son las mismas, eso es lo que nos sostiene, también se alteró la noción de tu tiempo y tu ritmo habitual de tu accionar, se agudizaron los sentidos, transitaste por estados de ánimo diversos, aprendiste a mirar de otra manera, intentaste resolver el conflicto de la quietud y el encierro y surgieron nuevas formas de invención. Creo que la afectación es en un 80% positiva. No nos quedamos quietos, nos reinventamos y nos adaptamos a las circunstancias adversas. Pero sí, la percepción de tu realidad es distinta, creo que es inevitable. ¿Cómo procesarla? Asumiéndola y aceptándola como una nueva etapa de tu vida, en todo sentido, en el personal y en profesional, definitivamente creo que tenemos que aprovechar este cambio como una oportunidad de transformación.

LILI BASSI (Argentina)

1. Desde el arte y la cultura intento comprender y repensar una nueva implicancia con respecto a la espera y la teatralidad. No me queda duda que bajo esta circunstancia estamos todos atravesados por un nuevo paradigma donde el signo de la expectativa se ha vuelto incierto.

2. Hoy quien podría tener una certeza del porvenir. Refiriendo a la parte artística que me compete, la noción de artisticidad sigue siendo un término vigente. Desde mi trabajo es lo que intento preservar.

Hoy se logra la actividad artística -narrativa virtualmente. Los recursos para aumentar la participación y creación, desde mi punto de vista, sería participar en foros, conectarme con colegas, para poder resolver la problemática que nos acusa para así participar y alentar al crecimiento de la actividad, difundiendo los espectáculos se logra la participación.

3. Es una pregunta inquietante y a su vez reveladora porque si nuestro trabajo artístico narrativo se basa sobre la máxima aparente de éxito funcional y bajo estas circunstancias, desde la virtualidad creativa, puede transgredirse y aunque es diferente y distinto no tiene el peso de la preespecialidad.

Opino que siendo arriesgado, el cambio es positivo, porque nos hizo a todos desde el llano, pensar y repensar el valor de nuestro trabajo y la difusión.

4. Lo enfrenté con temor como cualquier nuevo desafío, que implica ver cómo iba a responder el público frente a una pantalla virtual que no tiene la calidez y la impronta de lo presencial.

5. Todas las emociones que estamos experimentando, estas nuevas vivencias nos someten a una ficción que es contraria a la lógica.

6. Desde que comenzó la pandemia, tuve que reinventarme, pensarme para saber cómo llegar a un público, donde no puedo interactuar en forma presencial.

Al principio me quitaba la ilusión el pensar cómo afectaría mi trabajo creativo en relación a mis futuros espectáculos de narración oral escénica.

Pude procesar, como dije anteriormente y reafirmo: REINVENTANDOME, buscando.

El espejo fue me mejor compañero de puesta en escena y volvería a elegirlo.

Con respecto a las respuestas corporales, tuve la sensación de una libertad corporal, sin ser juzgada por la mirada presencial del público.

(Puede tal vez sonar contradictorio, porque siempre, mi anhelo, mi gran  infinita ilusión, era el día de la función saltar al vacío y saber que ahí en penumbras o con luz de sala, saberme  acompañada y sentir la energía que me llegaba desde la platea, sin embargo,  bajo a las circunstancias que nos hermanan a todos, lo virtual me descubrió amparada en ese casi anonimato de saber quién, quienes,  me estaban mirando y eso es…)

PAMELA VELÁSTEGUI (Ecuador)

1. Algo paró al mundo. La espera ahora no podría referirse entonces, sino a ese estado previo a la caída de un límite. Un límite imaginario pero necesario para la formación de nuestra idea de la realidad. Ese salto que distiende luego del estrés. Y si bien esto nos identifica como la generación que globalizó realmente una circunstancia extrema, veníamos ya de un proceso de cambios sociales, ecológicos y políticos muy intensos, de tal modo que en estos momentos el arte es indispensable para poder asimilar aquello que la razón no puede abarcar.

2. Los recursos siempre son los posibles y a partir de estos se crean nuevos caminos. La diégesis teatral, así como su praxis han cambiado radicalmente desde el encierro, y la reformulación de nuestros límites biológicos/corporales como personas. A partir de esta nueva praxis las dinámicas discursivas se están transformando de manera vertiginosa y urgente. La imagen se ha desbordado de las pantallas para concretar puntos de encuentro, territorios que nos unen globalmente. Y más allá de las carencias que esto nos acarrea, y las limitantes que discriminan y/o excluyen a una buena parte de la población, los instrumentos virtuales encarnaron esa red viva en búsqueda del cuerpo colectivo que anhelamos. El debate de la artisticidad tendría que esperar para ocuparnos de todo aquello que contenga el ejercicio artístico, membranáceo y expansivo.

3. La creación trasciende las condiciones, o surge de éstas. La pausa o el cese fueron inevitable y trajo pérdidas invaluables. En el camino hemos perdido afectos, vida, pero ahora no podemos perder nuestra propia narrativa. Nuestro sujeto epistémico ya venía corriendo el foco del status quo hacia las periferias de la producción de los saberes, diversificándose. Ahora se han abierto, como estallidos de fractales, diversos procesos interseccionales, cuando ya la interdisciplinariedad en la escena nos era propia. Espejarnos es indispensable, reconocernos, resignificarnos a partir de esta crisis existencial como especie.

4. Vivimos inmersos en un bombardeo de información en los medios y otro de crisis sociales en las calles. Nuestra época es convulsiva, no implosiva. Estamos expuestos, compartimos o encarnamos constantemente múltiples dimensiones en pugna de las verticalidades que configuran nuestra idea de realidad: múltiples violencias que sostienen los status y valores del orden global patriarcal. El enfoque praxeológico que podamos hacer de nuestro trabajo en una o varias etapas de su producción es necesario, pues tenemos en el arte el poder transformador como herramienta para transferir una cosmovisión, y recrear mundos que nos contengan y traduzcan nuestros universos sensibles.

5. La verosimilitud es la base del juego en el arte escénico, y este dista ampliamente del engaño. La paradoja de la ficción es cuestionable por cuanto se basa en un pensamiento dicotómico y excluyente, al contrario que la creación artística. La cultura es el lugar del juego y el arte parte de este. El bienestar que genera el estado creativo para el desarrollo de una sociedad es saludable, así como las conexiones que produce. En el compartir, percibir, aprender unes de otres, la cultura se protege y con esto, se protege la humanidad.

6. Sí, se han modificado, evidentemente, en múltiples aspectos, no solo niveles, los factores que conforman la creación artística y sin embargo subyace la misma humanidad que brotó en cada crisis histórica pasada.

Somos vertientes de un rizoma que se expande desde la materialidad de nuestros cuerpos, y más allá de los límites actuales. Es la corporalidad con sus sonidos, su energía en movimiento, su latencia, la voz, el contacto, el poder discursivo lo que genera reacción o respuesta y eso nos conforma de manera esencial.