El Apuntador

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Las emociones y la existencia del ser / Santiago Ribadeneira

En el ámbito delimitado de la teoría de las emociones, regresando a ver al viejo Sartre, las respuestas emocionales ante una obra de arte, de danza, de música, de teatro, son parte de un fenómeno con el que los espectadores pueden dar forma a la existencia humana. Sin embargo, ‘el secreto de la emoción artística corresponde a cada uno y cada uno la aprehende según su posición en la amplia curva del arte’, según J. E. Clemente. (Estética del contemplador) La emoción es lo que significa, podría ser la primera conclusión. La segunda: puede provocar un estado de conciencia, puesto que el espectador o el contemplador, provocan el efecto (la estética) y lo procesan.

Gabriela Espinosa, Katherine Lozano Jaramillo, Saraí Medina Regalado y Fausto Espinosa.

Y un tercer elemento, como pregunta: ¿las emociones son la realidad humana y el ser humano se dirige emocionado hacia el mundo? El espectador queda ligado a ese efecto más allá de una relación de causalidad. Por lo tanto, ¿la correspondencia espectador-espectáculo deja de ser externa, mientras el efecto o sus vestigios (lo que queda como signo) dejan de ser pasivos? ¿Por eso es necesaria la conciencia?

Un público emocionado aplaudió el espectáculo Florecer, Seguir, que es parte del Proyecto Planos Inclinados que dirige el bailarín y coreógrafo Fausto Espinosa Soto. La emoción fue lo evidente. Y puede ser la premisa básica para entender (tomar conciencia) respecto de los elementos esenciales de ese ‘estado de emoción’. De la ‘emoción en sí’, que es la respuesta evidente/inmediata de los espectadores que acudieron al teatro de la Compañía Nacional de Danza. El deseo de bailar del bailarín y las bailarinas que puede estar implicado en su realización artística, se volvió presencia.

Gabriela Espinosa y Sarai Medina

El sentir (o sensación) y el pensar (o cognición) se encuentran a través de algunas réplicas: la respuesta corporal (el gesto, el movimiento), el registro de una presencia y los modos de entender lo registrado. Y emociona el hecho de ver bailar a Gabriela Espinosa Fernández en su silla de ruedas. Florece y sigue. Baila la emoción de la vida, como dice el coreógrafo en el programa de mano: “conectar lo que soy hoy y a través del tiempo, vibrar, escuchar, latir, fluir. Crecer en todas las direcciones, como las flores; seguir así los ciclos del sol, que no se detienen”.

La atmósfera metafísica (para decirlo de alguna manera) que crea la danza contemporánea, tiene una identidad física: el cuerpo. Escapa, ese cuerpo, a través del movimiento y del gesto, del ‘fraude de la anécdota sentimental’. (J. E. Clemente) Se rompe cualquier línea temporal, para crear una realidad estética propia. ¿La ficción? El espectador acomoda su sensibilidad a todo lo que él admite para las emociones. Es el modo de ser que se deja atravesar por las conmociones y la sensibilidad porque la contemplación ya no es la realidad versus la comprensión.

Katherine Lozano Jaramillo, Fausto Espinosa Gabriela Espinosa, Saraí Medina Regalado

La mirada del espectador entra en el rigor visual y plástico para superar las posibles trabas emotivas iniciales. Las emociones (de eso se trata finalmente) se construyen a partir del ‘testimonio sensorial’ –la aparición de las formas que el cuerpo dibuja /desdibuja en el espacio- para encontrarse con la intención poética, los estremecimientos que el espectador descifra más allá de cualquier código receptor. Eso hacen las bailarinas intérpretes y creadoras: Katherine Lozano Jaramillo, Saraí Medina Regalado y el bailarín Fausto Espinosa. Eso hace la maravillosa la presencia de Gabriela que baila con las emociones, en las emociones y desde las emociones. Hace un gesto amplio con la mano izquierda y canta o gira para desplazarse. ¿Hay una satisfacción simbólica? El temblor de la rama cuando el pájaro levanta de pronto el vuelo, tal como dice alguna copla flamenca que cita María Fernando Palacios, profesora de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela. “.. Y si alguna vez no hemos temblado como esa rama, yo creo que es como si no hubiéramos vivido”.  (Poética del movimiento, 1999)

Katherine Lozano Jaramillo, Fausto Espinosa Gabriela Espinosa, Saraí Medina Regalado

El conocimiento de las emociones profundas, decía el pintor Braque, se adquiere a costa de la propia profundidad. También podríamos decir que las cosas y las emociones son la expresión nítida del tiempo.

Lo que ahora cabe es escuchar a Fausto Espinosa, con quien sostuvimos una larga y fecunda conversación. Aquí están sus reflexiones, sus puntos de vista y sus emociones:

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Ficha técnica

Obra: Florecer, seguir

Lugar: Teatro de la Compañía Nacional de Danza / 3 de septiembre 2022

Dirección artística: Fausto Espinosa Soto

Vestuario: Carlos Huera Vera

Iluminación: César Alvarado Muñoz

Gestión: Proyecto Plano Inclinados

Escenas:

1.     Naturaleza y espíritu

2.     Construir

3.     Hermanos

4.     Animal sagrado: la boa

5.     Rodar y Mirar

6.     Corazón

7.     Tiempo