El Apuntador

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Noción de lugar y realidad-Santiago Rivadeneira Aguirre

Lo que se despliega en la obra Historia de una oveja del Teatro Colón y Teatro Petra de Colombia (una alianza artística y estratégica entre un espacio oficial y un grupo independiente) son dos nociones diferenciadas por la realidad y los hechos: el lugar y la patria. No se las menciona de manera explícita, aunque están en una pugna manifiesta todo el tiempo, a través de las peripecias de la oveja Berenée y sus amigos la Niña Tránsito y el egipcio Alí, obligados los tres por la fuerza y las amenazas a dejar su pueblo la Vereda del Santo José.

La idea o el sentimiento del lugar, es parte de la historia de Colombia desde hace cincuenta años. Y es, también, la historia cruel y absurda de la violencia, los desplazamientos forzados, el extermino y los asesinatos selectivos que el Estado y el poder han provocado para ejercer su hegemonía en el continente. En un sentido general, este conflicto del lugar versus la patria, se refleja en el punto histórico en el que esa noción es paulatinamente desplazada, hasta ser sustituida por la abstracción de país o nación, propias de la modernidad occidental.

Historia de una oveja.FotosSilvia Echevarria El Apuntador

Aquella noción utilitaria de patria que exhiben los sectores económicos, terminó absorbiendo la realidad local ‘desrealizada’ por la fuerza, la represión y las armas. La obra Historia de una oveja, escrita y dirigida por Fabiano Rubiano, es el relato de la crueldad, de la desintegración y la pérdida de la noción del lugar que se enraíza en el sentimiento y la nostalgia de los desplazados. Tal como alcanza a decirle Sancho al Quijote, (acaso la cita convenga) en las vísperas de su regreso: “vamos con pie derecho a entrar a nuestro lugar”. Lo que ansían supremamente la oveja Berenée, la Niña Tránsito y el egipcio Alí, –quien salió de su país huyendo de las guerras del desierto–, es eludir La Muerte y retornar a su pueblo para restablecer la idea de terruño que la violencia de los ‘lobos cazadores’ había usurpado.

Historia de una oveja.FotosSilvia Echevarria El Apuntador

Las visiones simultáneas sobre las nociones del lugar, de la identidad y del origen (la tierra) que se crean en la cultura, (o las culturas) marcan una gran coincidencia histórica en Colombia y América Latina. Son parte de las exigencias y la necesidad de justicia que los pueblos le han planteado al poder, casi como una progresión circular por encima de etapas o períodos de reclamo y enfrenamiento. El sentimiento del lugar niega el propósito de la ‘dislocación social y política’ (José Ángel Valente) que ha fracturado el sentido de comunidad, para dar paso a una visión de lo humano mucho más amplia y universal.

El espectáculo de Rubiano está pensado con inteligencia y creatividad para insistir en la idea del regreso a lo propio, definida en la obra y la realidad de los desplazados por un poderoso sentimiento de lugar. Y ese es el eje fundamental de la fábula de la oveja Berenée y sus amigos, quien, arrasada por las circunstancias, busca descongestionar el lenguaje creando trabalenguas para convencerse que están en un paseo que deberá terminar pronto.

El mismo Rubiano, al referirse al texto y al proyecto de la Historia de una oveja, confiesa en una entrevista para El Tiempo (2021) que: “Tuve una crisis fuertísima. Me encerré, me derrumbé, me pareció que la había cagado, que era como una obra de colegio, que estaba horrible, que no funcionaba. Hice unos cambios, subí los tonos e hicimos un ensayo general con el director del (Teatro) Colón. La gente que la vio lloró y Manuel José dijo: “Me van a echar. Esta obra es muy fuerte. Pero seguimos”.

(https://www.eltiempo.com/cultura/entrevista-con-fabio-rubiano-el-gran-dramaturgo- colombiano-y-fundador-del-teatro-petra-639657

Lo interesante del juego escénico, colmado de estupendas metáforas, una escenografía e iluminación potentes, está en quitar cualquier visión exclusivamente animista de la naturaleza, para ampliar la noción de lugar como superación del vacío. En la idea del retorno surge el sentimiento de la ‘existencia en común’ para definir, dialécticamente, el tránsito azaroso entre la simple retórica y la perspectiva contundente de la palabra dicha y las acciones para construir una visión más integral de lo humano.

Foto Archivo El Apuntador

Los espectadores que coparon las instalaciones del Teatro Sucre, suscribieron el trabajo del Teatro Colón de Bogotá y el Teatro Petra con aplausos prolongados, para refrendar el lugar del teatro, de la palabra, de la poesía, del canto que van más allá de las simples emociones convencionales y falsificadas. La realidad real y la realidad escénica dejan de ser conceptos contrapuestos, al menos por unos instantes, porque seguramente nos volvimos más ‘lugareños’ frente a los intentos totalizadores y materialistas del sistema que busca, a través de la violencia, la desigualdad y la explotación, imponer la tesis de las ‘solemnes estructuras’ desdeñosamente democráticas que se debe proteger.

Ficha técnica

Elenco

La oveja Berenée: Marcela Valencia

Niña tránsito: Juanita Cetina

Egipcio Alí: Julián Román

Muerte: Derly Neira

Varios: Fabio Rubiano

Equipo artístico

Director: Fabio Rubiano Orjuela (Fasagasugá, Cundinamarca, 1963).

Dramaturgo, director y actor. Licenciado en Arte Dramático de la Universidad del Valle. Estudió dos años en la Escuela Superior de Teatro de Bogotá y seis en el Taller de Investigación Teatral de Santiago García. Junto con Marcela Valencia fundó en 1985 el Teatro Petra. Entre los títulos más recientes se destacan: Labio de liebre (2015), El vientre de la ballena (2012), Sara dice (2010), Imago Mundi, montaje hecho entre Holanda y Colombia en coproducción con Medea73, Premio Iberescena para montaje 2009-2010, Pinocho y Frankenstein le tienen miedo a Harrison Ford (2008), Dos hermanas (2004), Mosca (2002), lectura lateral de Tito Andrónico de William Shakespeare. (https://dramatologia.com/fabio-rubiano/ )

Asistente de dirección / Sonido: Daniela Leiva

Dirección de arte: Hernán García

Jefe técnico / Diseño de iluminación: Adelio Leiva