El Apuntador

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¿Qué Necesita la Danza del Ecuador? | LA CASA DE LAS DANZAS / II ENCUENTRO NACIONAL DE DANZA | Xavier Delgado Vallejo

¡Lero, lero, yo soy libre!, bailar para borrar los pasos de la esclavitud.

 (Ofelia Lara).

La Casa de las Danzas fue un encuentro que se realizó en la ciudad de Latacunga, entre el 16 y 17 de diciembre por iniciativa de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, con la colaboración de la Casa de la Cultura de Cotopaxi, convocando representantes de 19 provincias del Ecuador. Un encuentro que se enmarcó como nacional y que buscó dialogar entre diferentes voces, prácticas y lenguajes de las danzas y saberes de nuestro país. Un llamado necesario para ahondar en las perspectivas que construyen las bases epistémicas de “nuestra” danza.

Si bien la convocatoria se realizó para reflexionar sobre políticas culturales y requerimientos del sector a nivel nacional, se levantaron discusiones abiertas, para generar pensamiento,   insumos, aportes y diálogos entre la institución y la ciudadanía; para la creación de un “Plan Nacional de Danza” que busca ser aplicado por la Casa de La Culturas, documento que podría ser un aporte a la “Ley Orgánica de Cultura” que se discute en la Asamblea Nacional hasta el mes de Marzo del 2024. Dentro de estas conversaciones se habló también de construir una “Ley Nacional de Danza”, pero esta última idea no logró despegar, quizás aún debemos crecer y fortalecernos internamente en muchos aspectos, desde mi punto de vista.

La casa de las danzas | II encuentro nacional de danza. Foto Marcelo Arellano

El encuentro fue un espacio necesario para pensar nuestras prácticas, sus contextos, sus procesos, observar las profundas distancias entre su ejercicio en la centralidad y en territorio, las tensiones y espacios liminales entre lo tradicional y lo contemporáneo, las tensiones entre la transmisión de saberes/conocimientos desde la ancestralidad y la contaminación de “otras” danzas desde procesos eurocéntricos y anglos, que se han encarnado como lenguajes y devenido en procesos propios, técnicas, escuelas y reinvenciones estéticas que son parte de nuestra herencia y devenir.

Es necesario pensar nuestra danza, su filosofía, la formación, las pedagogías, las plataformas de circulación, el fomento. Enunciar nuestras similitudes y diferencias, porque existen aún sectores más anquilosados que argumentan que: “la danza no se piensa o se problematiza”,  pero precisamente ese moverse sin profundidad o reflexión es parte de lo que construye nuestra precariedad o falta de cohesión; si no tenemos un camino donde encontrarnos, entendernos y ponerle nombre a lo que hacemos, aún permanecemos en la periferia, que justamente es lo contrario a tener una voz política e injerencia en las decisiones de la cultura, el arte y la danza del país.

Un punto primordial del encuentro fue definir nuestras danzas como un ejercicio de saberes, sentires, prácticas y manifestaciones del cuerpo que son pluriculturales, que abarcan las prácticas ancestrales y de sanación, hasta las manifestaciones tradicionales indígenas y afroecuatorianas, hasta la expansión de la danza a lenguajes contemporáneos que se materializan en prácticas escénicas. Una danza donde coexistente la contemporaneidad, la tradición y la ancestralidad, coexistencia que genera espacios vacíos, tensiones, liminalidades, que son difíciles de ubicar, pero precisamente esos vacíos conceptuales podrían nombrar a una “danza nacional”.

En las capitales de provincias como Quito, Guayaquil y Cuenca, lugares donde existen también procesos de formación académicos, formales y no/formales, donde se han desarrollado prácticas dancísticas orientadas hacia la investigación/creación, con una más amplia producción escénica, existe una búsqueda para encontrar lenguajes “contemporáneos”. En territorio y en comunidades hay una fuerte orientación y apego hacía las danzas de identidad y tradicionales, un espacio donde la producción está orientada hacia la celebración, la ritualidad, la sanación y donde los límites entre lo profesional y vocacional son bastante difusos.

Se levantaron discusiones que aún deben ser resueltas en este tipo de encuentros, ya que en la danza tradicional esta división profesional/vocacional es una línea muy fina, que no solo se define en el plano económico, también en romper criterios más hegemónicos que invisibilizan lo ancestral y lo colocan en un lugar menor.

La Casa de las Danzas fue un espacio vital para pensarnos como una comunidad que busca una participación política, en la institucionalidad, el reconocimiento de nuestros deberes y derechos y la consolidación de una voz más conjunta y plural.

La casa de las danzas | II encuentro nacional de danza. Foto Marcelo Arellano

Las participaciones de compañeras afroecuatorianas en la asamblea nos llenaron de lucidez y claridad, mencionando como la danza se había transmitido con una “metodología de las abuelas”, una mezcla entre re-conocimiento, empoderamiento y amor, que lo asocie con las pedagogías de la ternura que nos plantea Paulo Freire.

La danza en las comunidades afroecuatorianas se convierte en una respuesta práctica y encarnada a la violencia sistémica y a la racialización. ¿La danza puede aportar a la resolución de problemáticas sociales? Luego de escuchar los testimonios de Ofelia Lara, Irma Bautista, Alba Pavón y otras compañeras, absolutamente sí.

Desde mi opinión el espacio de Buenas Practicas en la Danza, dirigido por Juan Chávez, creó el lugar más sincero para escuchar esas voces lejanas y a veces olvidadas que son las maestras y maestros de nuestro oficio, se levantaron las voces de maestras de danzas afroecuatorianas que resonaron por su claridad y coherencia entre el ser-cuerpo y estar-cuerpo.

Algunos llamados del Sector

Se trabajaron en tres mesas temáticas: la mesa de Política Públicas, la mesa de Formación y la mesa de Redes y Circulación, mesas que fueron guiadas por los miembros del área de Fomento Artístico y Cultural de la CCE: Javier Cevallos, Esperanza Maldonado, Ángel Escobar y Jenny Ainaguano, en cada mesa había representantes de varias provincias y manifestaciones dancísticas Fue enriquecedora la mirada de la danza afuera de la centralidad y en mi caso fuera de lo contemporáneo, aunque por la premura del llamado faltaron muchos, pero me llamo la atención la existencia de tantos creadores que están lejanos de las esferas conocidas de la ciudad pero ávidos de que su presencia también sea visibilizada.

La casa de las danzas | II encuentro nacional de danza. Foto Marcelo Arellano

En la plenaria se plantearon algunos temas:

1.     La Democratización de espacios para la danza. Sobre este punto la CCE ha iniciado las convocatorias para espacios, esto se planteó que llegue también a provincias, en el caso de Quito, hay espacios que llevan décadas manejados como privados olvidando su carácter de públicos.

2.     La Validación de trayectoria profesional, para ciertos personajes de la danza que no cuentan con esta validación necesaria de la academia, que de alguna manera es una deuda histórica a algunos precursores de la danza en nuestro país.

3.     Incentivar los procesos de investigación-creación, es decir, empoderar a nuestras prácticas como un campo de conocimiento e investigación, un campo de cruces de saber/experiencia, un campo que responde a problemáticas sociales que solo el arte desde su esfera, sensibilidad y accionar puede transformar.

Sobre este punto se levantaron varias discusiones Un sector de la danza, aún lucha por generar una brecha entre la formación académica y la formación no formal, hay un malestar con las universidades, sin embargo, haciendo un escaneó autocrítico, el nivel de discurso que maneja la gran cantidad de profesionales de la danza aun es débil y precarizado.

Es justamente ese saber nombrar nuestras prácticas y saberes, cosa que lo hace la Academia, pero que también ha sido un caminar autodidacta en nuestro país, es el impulso que necesitamos para elevar y empoderar nuestro discurso, para posicionar el valor de la danza en la esfera de conocimiento y aporte social que le corresponde.

4.     Se consideró necesario el levantamiento de información de infraestructuras para la danza, pero también un levantamiento de la cantidad de profesionales, grupos, coreógrafos en territorio. Información que la Universidad de las Artes ha ido levantando en su Observatorio y sería bueno considerarla.

5.     La Necesidad de reivindicación de la ancestralidad, sus saberes y manifestaciones dancísticas en las esferas de la danza que se encargan de destinar recursos, convocatorias, entre otras.

Abandonar esa dimensión de la danza solamente como un hecho espectacular, ampliar el espectro de la danza como ese espacio de saberes y problematizaciones del cuerpo en su dimensión cultural y como esto se relaciona transdisciplinarmente con otras esferas de conocimiento.

6.     Se nombraron dos representantes para el consejo consultivo ciudadano para el área de Fomento Artístico y Cultural de la CCE. Nombramientos que se propusieron fueran rotativos cada seis meses.

La casa de las danzas | II encuentro nacional de danza. Foto Marcelo Arellano

Una nueva Mirada

Durante mi propia acción gremial he asistido a una serie de encuentros, mesas de trabajo y asambleas, percibo que hay una herida fuerte y justificada hacia esta tendencia colonial y violenta que marco algunas generaciones de la danza, la mía incluida.

Pero considero es hora de mirar hacia adelante y comenzar a buscar una unidad en la diferencia, seguir distanciando lo académico de lo no formal, no nos lleva a reconocer las fortalezas de ambos procesos. Construir grandes elencos de danza, tampoco es la solución, el llamado general es la necesidad de democratizar recursos e infraestructuras y mirar lo que sucede en capitales y en territorio.

Hay que dejar de dogmatizar a ciertos” maestros” que han hecho mucho daño con violencia y abusos en las salas de clases, es hora de mirar hacia nuevas generaciones que han egresado y egresarán de las Universidades y las Carreras de Danza, no para invalidar el conocimiento de otros muchos que no han tenido acceso, si no para ampliar y regar pedagogías respetuosas y con capas profundas que a largo plazo serán las flores futuras de la danza del país.

Reconozco el inmenso esfuerzo que ha realizado la CCE para realizar este llamado, que solo una institución de su dimensión y envergadura puede hacer, el encuentro lo organizaron colegas que re-conozco de la práctica gremial de muchos años, sé que algunos están impagos por parte del estado, lo que evidencia la falta de importancia que da el estado a la Cultura. Es necesario pensarnos, encontrarnos, reconocernos y dejar tantas barreras para vislumbrar un camino mejor para todas y todos.

Bailar, danzar, sanar…  una línea difusa para nuestras maestras afroecuatorianas.