TIEMPOS DE MUJER 20 AÑOS DE SUEÑOS Y RESISTENCIA
Abrazando la ternura es el tema central que va a cobijar el Encuentro Internacional Encuentro de Mujeres en Escena Tiempos de Mujer 2023, que ha llegado a su edición número 20, impulsado y sostenido por Mandrágora Teatro que dirige Susana Nicolalde. Abrazando la ternura es una actitud y un propósito para ‘contraponerse a la violencia, la inequidad y la desmemoria que promueve el sistema en los distintos niveles de la sociedad’ contra las mujeres, tal como se dice en la respectiva convocatoria.
El 26 de febrero de 2004 nació este espacio, con la participación de cinco monólogos: El palo encebado de Ana Escobar; Retrato abierto de Susana Nicolalde; La Niña de las caracolas de Ximena Ferrín y Medea llama por cobrar de María Beatriz Vergara. En la reconstitución de los hechos, Susana Nicolalde recuerda que en ese año estaban trabajando como Quinta escena, un espacio compartido que se creó en el interior de la Casa de la Cultura conformado por los distintos grupos que habitan las instalaciones del ‘Edificio de los Espejos’. “Fue un movimiento contemporáneo –dice la directora– en el que nos habíamos juntado cinco compañeros y compañeras de la misma generación que teníamos un ideal de trabajo, desde lo colectivo, desde el teatro de grupo. Estaban La Espada de Madera con Patricio Estrella; Contraelviento de Patricio Vallejo; Cronopio de Guido Navarro; Zero no Zero de María Beatriz Vergara y Mandrágora Teatro. Invitamos para que sea parte de este proyecto a Chiroka, que en ese momento era un proyecto que lo llevaba adelante Ximena Ferrín”.
La alianza artística y conceptual que se crea, permite la construcción de algunos proyectos, de actividades pedagógicas desde lo espectacular para hacer montajes conjuntos. La idea de hacer un ‘Festival Quinta escena’ se perfecciona con las acciones acordadas y una noción de grupo tan nueva como distinta. “Porque la idea era avanzar desde este proyecto, además, que nos unía el tema de nuestra generación, desde ese eje de trabajo que era el teatro de grupo. Al interior de estas actividades y de este proyecto, de este sueño, empezamos a ver que, justamente para que haya una agenda de presentaciones de espectáculos, las cinco mujeres que pertenecíamos a cada uno de los proyectos teníamos obras escritas, dirigidas y producidas por nosotras. Como nada es casualidad, y todo viene desde una fuente original, todo tiene un origen, entonces no fue extraño que, por alguna razón, estos cinco trabajos producidos por nosotras, estaban confluyendo en este movimiento de arte contemporáneo”
Susana le propuso al colectivo hacer una semana de presentaciones con estos espectáculos. Trabajaron, perfeccionaron y crearon la figura de cómo se iba a presentar el proyecto que enseguida tuvo el nombre de Tiempos de Mujer que oficializó su nacimiento aquel año de 2004, desde el contexto de Quinta escena y que mantiene el mismo nombre hasta ahora.
La idea era que en el 2005 Quinta Escena lleve adelante y siga el proyecto como festival, pero no se dio por circunstancias y tiempos, también por intereses. “Y se lo asumió como Mandrágora, –puntualiza Susana Nicolalde– para seguir con el encuentro de mujeres en escena. Y se hizo con las primeras invitadas, aparte de lo teatral, me acuerdo tanto fue una exposición de mujeres desde las artes plásticas que estaba en la Asociación Humboldt. Nosotras articulamos con esas compañeras. Hicimos la exposición en ese año y a partir de ese momento, el Encuentro fue tomando más fuerza, fue creciendo, se fue ampliando, se fue proyectando hacia otras artes también, no solamente lo escénico que siempre estuvo presente a través del teatro, la danza, los títeres y la música”.
Una de las primeras invitadas en el 2004 para funciones en espacios alternativos, en el proyecto de Peatonización del Municipio fue Darcy Aguirre. “En el 2005, entraron las compañeras de las artes plásticas y en el 2006 se integraron compañeras desde la canta autoría, desde la literatura, y en el 2006 nació Transitando Huellas, con la primera exposición de este eje como componente del encuentro. Las primeras mujeres fueron nombres y rostros como los de Marina Moncayo, Chavica Gómez, Isabel Martínez, Carlota Jaramillo, Nela Martínez, Osmara de León, Adriana Oña, María Beatriz Vergara, Charo Francés, Ximena Ferrín, entre otras. Mujeres que conformaron esta exposición que se presentó en el Teatro Prometeo de la Casa de la Cultura”.
Transitando Huellas ha sido un eje importante que ha dinamizado el Festival en el trabajo de investigación y reconocimiento de las mujeres que están en todos los rincones del país. “Tenemos mujeres de Portoviejo, de las ciudades principales, Quito, Guayaquil, Cuenca; mujeres desde la literatura de Riobamba; la poesía de Ambato, de Otavalo donde nos encontramos con una corriente importante de artistas plásticas, por ejemplo. Para nosotras ha sido muy importante este eje, este componente de Transitando Huellas para la memoria de las mujeres artistas del país y que luego, además, se amplió la invitación a mujeres internacionales, como las de Magdalena Proyect con Julia Varley del Odín Teatro, Gueddy Aniskall de Noruega que es la directora y creadora del Magdalena Proyect, Patricia Ariza de Colombia, Cristina Castrillo de Argentina / Suiza.
Fueron las primeras mujeres que ingresaron a la memoria fotográfica de los países hermanos que he mencionado. Ellas como movimiento tienen un trabajo mucho más extenso que Tiempos de Mujer. El Magdalena Proyect está cumpliendo 35 o 40 años. Para mí significaba mucho la colaboración de este movimiento que tiene más años, pero con la misma línea del Festival y con el trabajo de las mujeres creadoras, que puedan estar en Transitando Huellas, y porque además, Mandrágora como tal es parte del Magdalena Proyect. Esta articulación con otras plataformas y movimientos de mujeres que están siguiendo o insistiendo en la misma lucha, es muy importante. Es decir, mujeres que han estado en el Festival como Tiempos de Mujer y han sido vistas por las compañeras que vienen de fuera. Reciben invitaciones y pueden presentar sus trabajos en otros lugares. Esas son las grandes satisfacciones que no ha dejado Tiempos de Mujer”.
Susana Nicolalde hace un recuento exhaustivo de las principales acciones del Encuentro, de sus logros y de lo que se aspira como proyección de largo aliento. “El Festival –señala– se ha sostenido por la confianza de las mujeres artistas del país y porque sin ellas el Festival no existe, así de simple. Y por la confianza de las mujeres de fuera. Estas articulaciones de las que estoy hablando, Magdalena Proyect, Tiempos de Mujer y otra plataforma de la cual el país es miembro que es La escritura de las diferencias. Este concurso que se hace en Cuba, en el cual cuatro mujeres nuestras han sido ganadoras, consecutivamente, es importante que el país sepa y que las reconozca. La primera ganadora de este concurso fue Gabriela Ponce con su texto Entrando en pérdida. La segunda ganadora fue María Beatriz Vergara con Adicta al dramón, luego María Dolores Ortiz con la obra El último piso y, finalmente, Daysi Sánchez con el texto Cuando fui pájaro. Pasan cosas tan importantes a nivel del teatro de mujeres, de la dramaturgia femenina pero es como si no pasara nada, como que el país no se entera. Pero pasan cosas, que es lo importante que se conozca, que se articule”.
Este año La escritura de las diferencias es una de las invitadas. Viene Alina Narciso directora de este encuentro. Este año abre el Festival Tiempos de Mujer para socializar el espacio, “invitando a las ganadoras ecuatorianas para que el público que va a vernos, sepa quiénes son y que sepa que han ganado este concurso, que la dramaturgia femenina está viva y que sigue creciendo y que se proyecta a todas partes”.
El crecimiento que ha tenido Tiempos de Mujer ha sido significativo. Empezó solamente en Quito, con teatro, luego se empezó a abrir a otras áreas y se proyectó a otras ciudades, como Guayaquil, Riobamba, Ambato, Otavalo, Ibarra, Portoviejo, Manta, en el Oriente. “Nos falta llegar a Cuenca. Este espacio que congrega a mujeres creadoras, que además, no solamente es presentar los espectáculos, sino que está sostenido por un pensamiento desde el arte. Y, además, desde el feminismo. No lo puedo negar. Tiene una posición política muy clara que también es esto, el ir en contra de la violencia, contra la marginación.
El Encuentro siempre, desde que nació, ha tenido esta necesidad de poder descentralizar, de ir a otros espacios. Hemos estado en comunidades indígenas. Ayer (martes 14) estuvimos en Machachi en un teatro maravilloso que tienen ahí, el Carlos Brito. Hemos estado en Puerto Quito. No solamente son presentaciones de espectáculos sino que tiene otros componentes y contenido político y artístico muy fuerte. Las compañeras que vienen asumen de alguna manera sus propios riesgos logísticos. El Festival no tiene cómo pagarles sus pasajes. Ellas se cubren esos costos. Hay mucha confianza de las mujeres y compañeras artistas que participan este año”.
“Creo que son veinte años de mucho empeño, de muchos sueños y de mucho trabajo. En este tránsito hemos visto el trabajo y la participación de muchas mujeres. Desde el Odín Teatro hasta compañeras de Argentina, de Venezuela, de México. Eso es una de las más grandes satisfacciones que deja el Festival. Que se puedan articular estos esfuerzos de estas grandes mujeres que vienen de muchas partes, que se generen proyectos, que se genere pensamiento porque este es un espacio donde surgen las ideas. Uno de los componentes es el espacio de conversatorio que se llama Tomando té la palabra. La idea de este espacio y el tema central es Abrazando la ternura. El festival siempre propone un tema: desde Quién nos está matando, Mirar hacia adentro, Historias de vida que son historias de vida, detonantes que nos disparan hacia esas posibilidades de encontrar respuestas, dentro y fuera del escenario. Y este año es Abrazando la ternura”.
En sus conclusiones finales, Susana Nicolalde hace algunas reafirmaciones artísticas y políticas necesarias. Dice que frente a tanta violencia, inequidad, olvido, desmemoria, que viene desde nuestro propio sistema, hay que recurrir a los afectos, a los abrazos, “desde lo que cada uno y cada una hacemos, desde el pensamiento y la mirada. Esa es la propuesta de este año, desde la sororidad, desde lo fraterno también. Contar historias que se deben y se tienen que contar desde el escenario. En el conversatorio Tomando té la palabra la intención muy clara es poder crear un manifiesto en el que se asiente nuestro pensamiento y nuestra postura como mujeres creadores frente a la violencia.
Vamos a estar el día de la inauguración con 40 voces femeninas, de Coros Voz Nova y la PUCE, coristas que van a inaugurar el Festival con repertorio de canciones feministas. Eso ocurrirá en el Teatro Prometeo el lunes 20. El concierto de llama Somos una sola voz. El martes estamos con La manzana de Eva (Proyecto Mujer Magia) que es un colectivo de mujeres dirigido por la actriz y psicóloga Alexandra Londoño, que viene trabajando desde hace algún rato, también sobre temas de violencia. Tienen una estructura escénica interesante que parodia el scrolling compulsivo, mientras aborda cómo enfrentan de formas creativas la violencia en sus contextos cotidianos y extracotidianos. El miércoles estará Jorgelina Cerritos que es una de las invitadas internacionales que viene de El Salvador con un unipersonal que se llama Sobreviviendo a Medea. Jorgelina es parte del proyecto Los del Quinto Piso de ese país. El jueves se presenta Lisistrata Anti – Stófanes (Teatro performático) que es un trabajo con las alumnas de Séptimo Nivel de la Carrera de Artes Escénicas de la Escuela de Teatro, de la FAUCE dirigidas por Alejandra Albán. El viernes se presenta Denis Neira con Transistores / Ha sobrevivido un mundo entero en danza. El sábado no tenemos espectáculo porque vamos a salir a la marcha contra la violencia y el domingo cerramos con la presentación de una estructura escénica con mujeres ex PPL (Personas Privadas de Libertad) con las que he venido trabajando desde hace mucho tiempo, llamada Mujeres de alto vuelo. También ese mismo día está la proyección del vídeo de cierre y la pambamesa al medio día”. SR