El Apuntador

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Mutis por el foro / Genoveva Mora Toral

Mutis por el foro 

Irremediablemente, cada fin de año nos enfrentamos al calendario, a esa última página que muestra el tiempo recorrido. De manera personal o desde el lugar de trabajo, sentimos temor de revisar los propósitos, de constatar las fallas, las promesas que se quedaron a medias; las lecturas inconclusas, etc.  

Y es que en estos tiempos que corren, mientras más ocupados estamos más importantes nos sentimos, ergo, dejar cosas en la carpeta implica tiempo desperdiciado, o al menos así lo asumimos, eso sí puertas adentro, porque hoy me parece que el balance se ha desplegado al afuera, a las redes, donde a más exposición mayor actualización ¿para qué, para quién?, como tantas cosas, para nadie y para todos y es que la vida se ha vuelto una especie de exposición interminable; cada mañana feisbuquerxs, tuiterxs, instagramerxs, seguramente amanecen pensando cómo sorprender a su audiencia, mientras otrxs, los que duermen poco o tarde, ya les gabelaron la primicia o la opinión, en el mejor de los casos, porque la mayoría vocifera.

Una Revista online está obligada a la exigencia de la inmediatez, como inmediatas son las opiniones que, dicho sea de paso, son solamente eso y, no obstante, y a menudo se confunde con pensamiento. En El Apuntador hemos intentado sostenernos en la actualidad sin descuidar el propósito primordial: pre-ocupación por lo que sucede, cómo y por qué sucede, en la escena, preguntas siempre enormes; cuestionamientos que nos ha mantenido -como Revista - escribiendo y reflexionando acerca de la producción escénica de nuestro país. Una tarea, como lo he dicho más de una vez, siempre incompleta; por muchas razones, pero especialmente por la falta de recursos económicos y, por qué no decirlo, humanos. Sostener una revista requiere de mucho más que voluntad, y como bien lo saben, imprimirla y venderla es labor titánica, que se agotó en el camino. El Apuntador se volvió virtual, no porque no exista, sino porque subió a la nube donde gravita incalculable información.

Siento que Revista El Apuntador ha cumplido su ciclo. Vivir en la coyuntura es harto cansado, principalmente cuando la oferta va perdiendo fuerza, y nosotras también. Sabemos que esto es cíclico, hoy por hoy, percibo una suerte de adormecimiento creativo, que en algún momento volverá a tomar fuerza. No voy a entrar en un análisis al respecto, me tomaré mi tiempo para ello.

El Apuntador # 71 cierra la época de una revista que nació hace 15 años desde entusiasmo, desde la audacia, y no faltaba más, desde el amor por la danza y el teatro. El esfuerzo compartido durante años, principalmente con el Consejo Editorial: Valeria Andrade, Ernesto Ortiz, Santiago Rivadeneira, Carlos Rojas, León Sierra (hasta hace dos meses), colaboradorxs además, gente de la que mucho he aprendido y agradezco. Es imposible dejar de nombrar a personas claves en este viaje: Carlos Zamora, el primer diseñador que nos regaló su creatividad de manera incondicional, Efraín Villacís, el editor, crítico feroz que me enseñó el oficio.  A Silvia Echevarria, la fotógrafa incansable, cuyo ojo ha captado un importantísimo número de obras. También va mi reconocimiento a la extensa lista de colaboradores que han dado voz a este medio, dentro y fuera del país, inventario que por obvias razones no lo puedo reproducir. Y, por principio y razón de ser de este oficio, mi gratitud a los hacedores de la danza y el teatro, quienes nos han abierto sus puertas, a veces también nos las cerraron, pero toda esta dinámica ha constituido la fuerza y material para reinventarnos

 La página www.elapuntador.net  seguirá a disposición de los lectorxs. Nuestro espacio seguirá siendo el de las Artes Escénicas Ecuatorianas, desde otras instancias. En breve haremos el lanzamiento de un proyecto en el que, desde ya, invitamos a la comunidad a ser parte.

¡Mucha mierda! para este año 2020 

Genoveva Mora Toral

Diciembre 2019