Abril y la Danza para la memoria y el tiempo.
María Luisa González Lalama
Compartimos la buena noticia que este año el saludo mundial por el día Internacional de la Danza, lo hace la coreógrafa cubana radicada en República Dominicana, Marianela Boán, (autora de “danza contaminada” filosofía que sustenta su trabajo) es decir, que Latinoamérica está presente con su pensamiento, su voz de aliento y su accionar incansable cuando ella dice:
“Tu cuerpo empieza antes que tú mismo y es el lugar de todos los Rituales que te pertenecen. Cuando escuchas tu cuerpo a través de la danza, escuchas también los cuerpos y los bailes de seducción y celebración de tus antepasados y tu especie”. A cada desplazado, refugiado y exiliado del mundo, le digo: tienes un país que va contigo y que nada ni nadie podrá arrebatarte; el país de tu cuerpo”
A 36 años de haberse instituido el 29 de abril, como el día Internacional de la Danza por el Comité de Danza del Instituto Internacional de Teatro ( ITI-Unesco) fecha que conmemora el nacimiento de Jean Georges Noverre (1727-1810), como uno de los grandes coreógrafos de su época, pensador, crítico, maestro y creador del ballet moderno; en el Ecuador la comunidad dancística no ha dejado de elevar su voz corpórea, sonora y expresiva frente a una realidad que reproduce la poca o escasa atención integral para que esta actividad de la sensibilidad humana se desarrolle, se potencie, se expanda.
A fines de los años 80s, empezamos a auto convocarnos alrededor de esta fecha, en encuentros, diálogos y funciones compartidas. Iniciativas importantes de diferentes actores que han arribado a una especie de horizontes propiciatorios para la presencia potente y creativa de la danza en eco del quehacer del cuerpo y del espíritu que en rebeldía comparte su propia tragedia con el goce y la fiesta.
En 1991 en Asamblea con 64 artistas de la danza, en la Casa de la Cultura Ecuatoriana se constituyó la Sección Nacional de Danza del Centro Ecuatoriano del ITI-UNESCO.Siendo testigos de honor: Charles Reinhart y Patricia Aulestia, como presidente de IDC del ITI UNESCO. En la actualidad esta representación la lleva adelante Virginia Rosero, sabiendo que hay que reactivar la participación colectiva de cara a la problemática actual y con la posibilidad de replantear las formas antagónicas de toda organización vertical.
Por otro lado debo destacar el importante Festival “Alas de la Danza” creado en 1998 por Patricio Andrade y los compañeros de “Propudanza”, encuentro que fue inteligentemente evolucionando a un Festival-Concurso, permitiendo incentivar y visibilizar los procesos innovadores de experimentación coreográfica, nuevos talentos, solvencia interpretativa, trayectoria entre otros parámetros que año tras año, reconocía un espacio motivador de nuevas miradas y múltiples propuestas, para finalmente arribar a un formato de capítulos nacionales e internacionales acogidos y producidos en Ocho y medio, sala de cine y espacio de artes escénicas.
Lo cierto es que el Día Internacional de la Danza en el Ecuador, transita entre el voluntarismo cíclico e iniciativas más orgánicas, como festivales universitarios, encuentros y diálogos académicos, concursos de escuelas y academias de danza y muestras coreográficas realizadas en varias ciudades del país, pero finalmente sin el espíritu integrador que por múltiples y complejas razones no se hace carne visible ni tiene un latido unísono de un corazón en resistencia, el corazón colectivo de la danza ecuatoriana, que debe ser incluyente, integradora, participativa y combativa. Hace falta quizá asumir una postura de quienes hacemos danza para hablar de derechos y equidad de oportunidades en democracia. Es verdad que ciertos temas incomodan, molestan, problematizan a la sociedad pero no son narrativas poéticas, sino realidades por resolver en tiempos suspendidos, como es el vació histórico que existe en el campo de la formación de formadores, la capacitación continua y la titulación por trayectoria, entre otros, quizá lo que seguimos sosteniendo de manera intuitiva es el “ principio esperanza” del que habla Nietzsche, para lanzar al mar profundo e insoldable un mensaje urgente dentro de la botella que llegará a buen puerto, recordando la metáfora a la que alude T. Adorno, quien afirma que “el pensamiento es corporal y necesariamente tiene que enfrentarse con el sufrimiento de la época”.
El escritor Michael Houllebrcq en su última novela “Sumisión” nos recuerda el mito de Casandra, la bella mujer que tiene el don de la predicción, pero por castigo de Apolo, nadie le entiende, nadie le cree. Al igual que Casandra, la danza en el Ecuador no es suficientemente comprendida, escuchada y atendida para que tenga un lugar relevante en la política pública de cultura y educación.
La historia de la Danza en el Ecuador, fuera de fechas y nombres es una historia intempestiva que necesita la memoria del pasado para dejarse afectar en los hechos del presente, pero las nuevas generaciones de bailarines parecen estar alejados y en completo desinterés de la existencia de esas “otras” historias para zambullirse en sus propias fragmentaciones, lo más grave aún, es que en el panorama cultural los amigos, colegas, poetas, teatreros, escritores, músicos e intelectuales están visiblemente ausentes a nuestras propuestas (estrenos, funciones, charlas, eventos)
Hemos pensado entonces, que ya no es solo un día el que nos permite reconciliar la idea mundo-danza, como cuerpo y lenguaje que se construye en identidades corpóreas de la sociedad, que guarda memorias y que producen sentidos. Queremos pensar en Abril como el mes de la danza y abrigar la esperanza de que la sociedad ecuatoriana nos tenga presente todos los meses, todas las semanas, todos los días de la vida vivida en el tiempo, para decir como Paul Valery que “La danza es el lenguaje del tiempo”.
Foto: Propulsion. Sandra Garip