HIMMEL ¿QUÉ? Santiago Ribadeneira Aguirre
El ‘espacio de juego’ o el famoso Spielraum alemán, que podría traducirse al español como ‘margen de maniobra o margen de actuación’, es lo que la obra del español Juan Mayorga Himmelweg, renombrada Himmel ¿Qué? del 8vo semestre de la Carrera de Artes Escénicas de la Facultad de Artes, FAUCE, intenta definir a partir de las distintas lógicas del funcionamiento del ejercicio de poder. O el juego de trascendencias y representaciones, de las formas de funcionamiento como parte del efecto que se quiere perseguir para llegar a la supuesta legitimidad y legalidad del poder autoritario y nocivo.
Estamos hablando, por supuesto, de la histórica ‘naturaleza representativa del poder’ político, la consiguiente dislocación del estado de derecho y del espacio social, que provoca la irrupción del fascismo y el nazismo en Europa, para distorsionar y pervertir los elementos constitutivos de la democracia, como la justicia, la ley, el sujeto, la comunidad y el Estado. El argumento de la obra es contundente, cuando parte de un hecho real, ocurrido en el campo de concentración de Terezín en la antigua región de la república Checa: un delegado de la Cruz Roja Internacional llega al campo de extermino, instaurado por la nazis, para inspeccionar las condiciones de vida de los judíos detenidos. La constatación oficial está mediada por la puesta en escena de una farsa a cargo del comandante del campo, con la colaboración directa del judío Gottfried que se desempeña como el ayudante directo de la dirección. El informe final del delegado absuelve de toda acusación y culpa al comandante nazi.
Es el juego de la verdad y del ocultamiento; del disimulo y la mentira que al final parecen haber triunfado, tanto en la historia real como en el juego teatral instaurado por el poder. Lo que siempre se destaca en la versión del grupo de estudiantes de la FAUCE, es la noción de lo espectacular y lo especular, que caracteriza y despinta a los personajes que se han ido transfigurando como nociones multiplicadoras de lo representado, de cara a la necesidad de volver a pensar los ‘viejos’ temas desde la memoria inacabada sobre los infaustos y execrables sucesos ocurridos en los campos de exterminio nazis durante la Segunda guerra mundial.
La apertura del horizonte de la representación es el juego escénico, que le confiere a la puesta en escena un sentido trágico, que se va a expresar en los cambios de roles, en los giros de la estructura formal de la obra, en el sentido de la composición que varía para pasar de un extremo a otro, de acuerdo a las exigencias de forma, de la sonoridad y los isomorfismos del juego teatral real y tornadizo, empujado por un sujeto (el de la realidad y el de la teatralidad) escindido por la representación de la representación.
En medio de aquellas contradicciones, muy bien manejadas por los personajes, las situaciones, los coros y las mutaciones, surgen las preguntas sin respuesta inmediata, dirigidas esta vez a los espectadores actuales: ¿dónde está la humanidad del ser humano? ¿Dónde está la civilización occidental y cristiana? ¿Dónde está el futuro? El juego teatral hace alusión directa al exterminio en Gaza, a la muerte inmisericorde de miles de niños y ancianos por los bombardeos constantes del ejército sionista, casi sin preguntar ya porque lo adecuado es ‘renunciar a toda respuesta’ para no incomodar al poder. Y se alude además al arte y la cultura de la cual se apropia el poder para la ostentación y el acomodo.
Lo necesariamente pertinente es referirse a los ‘itinerarios’ de la puesta en escena: de Dirección y Dramaturgia a cargo de Pepe Cueva; de Interpretación Compositiva a cargo de Ana Lía Borja; y de Escenotecnia a cargo de Amaranta Moral. Dentro de una perspectiva pedagógica, esta pluralidad de recursos y de registros teatrales, se impuso una traslación de la obra de Mayorga como un proyecto vasto y ambicioso, que se expresa en una concepción de puesta en escena para que los espectadores pudieran acercarse a las torsiones del poder y tratar de comprender en el ahora cómo ocurrieron los hechos y cómo, infelizmente, siguen ocurriendo. Un trabajo colectivo inestimable y una versión/adaptación de la obra Himmelweg (Camino al cielo) de Juan Mayorga, que se agrega a los méritos generales del espectáculo.
FICHA TÉCNICA
Delegado. Shirley Cuingla, Ricardo Pastuña, Alexander Sosa, Camila Aguirre Macas
Comandante: Sebastián Domínguez, Estefanía Toapanta, Roger Jami, Jean Muñoz
Comandante del Futuro: Armando Morales
Gómez: Erick Ruiz, Lenin Logacho, Luis Panamá, Cindel Flores
Gómez del Futuro: Pamela León
Niña: Miguel Ávila, Sofía Villalba, Keisha Carvajal
Niña del Futuro: Alejandra Parra
Él: Kevin Rúales, Damaris Luna
Ella: Lesslie Nogales, Vanessa Vargas
Chico 1: Rony Chasiguano, Zulay Vásquez
Chico 2: Blanca Jami, Indira Palacios
Chico 3: Katherin Encarnación, Jennifer Chicaiza
Chico 4: Jolaho Crespo, Aracelly Agualongo
Vendedora de globos: Jesenia Quilca
Juan Mayorga, nacido en Madrid el 6 de abril de 1965, es probablemente el dramaturgo español más representado hoy en la escena internacional. Así, con motivo de haber obtenido en 2007 el Premio Nacional de Teatro, la periodista Rosana Torres recordaba que el jurado, a la hora de concederle el galardón, había valorado “su decisiva contribución como hombre total de teatro a la presencia constante de la dramaturgia española contemporánea en los escenarios españoles e internacionales”, así como “su profunda implicación en el proceso generador de los espectáculos de los que es autor y adaptador” (Torres 2007).
Entre otros, ha obtenido los siguientes premios: Premio Europa Nuevas Realidades Teatrales (2016), Nacional de Teatro (2007), Valle-Inclán (2009), Ceres (2013), La Barraca (2013), Nacional de Literatura Dramática (2013) y Max al mejor autor (2006, 2008 y 2009) y a la mejor adaptación (2008 y 2013). https://www.redalyc.org/journal/5837/583766752008/html/