“Lo que el tiempo me dejó” un susurro a los detalles | Jhonatan Salazar Achig
Funes el memorioso es uno de los cuentos más fascinantes de Jorge Luis Borges, incluido en su libro Ficciones. Explora temas como la memoria, el tiempo, el conocimiento y las limitaciones de la mente humana. Nos habla por ejemplo de la memoria como una bendición y una maldición.
Me explico un poco. Funes tiene una memoria perfecta. Recuerda cada detalle de todo lo que ha vivido. Sin embargo, esta capacidad, que parecería una virtud, lo condena. ¿Se imaginan recordar cada uno de los detalles de tu vida?, de hecho, se menciona de la siguiente manera en el texto, “a Funes le toma un día entero recordar un día de su vida”; porque captura cada uno de los detalles como si lo estuviera viviendo, no puede abstraer, generalizar, ni olvidar, lo que hace su vida abrumadora. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Es el olvido una necesidad para que podamos vivir plenamente? ¿Puede la mente humana funcionar sin filtrar la experiencia?
Enlace del vídeo https://youtu.be/57CW8Cse0Jk
Lo que el tiempo me dejó. Pancho López
A veces, olvidar es tan importante como recordar; nos permite priorizar lo esencial y no quedarnos atrapados en el pasado. Nos permite adentrarnos en toda una vida simplemente en los detalles necesarios, en los esenciales. Es que son ciertos detalles los que pueden construir una vida entera. Y no depende mucho de si se trata de un suceso extraordinario o simple, se trata más bien de cómo lo observa y lo aborda quien lo recuerda.
A esa reflexión me llevó la obra de teatro “Lo que el tiempo me dejó” presentada recientemente en la Alianza Francesa de Quito. La obra es una versión libre adaptada al teatro desde la novela “Brígida e Inocencio” escrita por Pancho López. En esa obra caminamos de la mano de su protagonista que nos relata en un monólogo detalles de su vida, momentos que como un rompecabezas le permiten construir sus recuerdos, contados desde una perspectiva diferente, con mucha profundidad y mucho humor.
Lo que el tiempo me dejó. Pancho López
Esta obra es sin duda una propuesta contemporánea, minimalista, enfocada en un viaje emocional para el espectador.
Desde una perspectiva inocente, el protagonista, Inocencio, nos habla de vivencias rudas y crueles de la vida, sin embargo, en el curso de su monólogo, cuando él va conmoviéndose de sus vicisitudes del pasado, le quita el velo de tragedia y se enfoca en detalles de su vida tan bien escogidos y tratados en clave escénica, cuestión que nos devuelve la sensación inicial de estar frente a momentos cruciales de la vida de nuestra vida.
Vemos, en resumen, cómo sus padres le abandonaron dejándolo en orfandad, cómo fue criado por la caridad de unas monjas, cómo siendo aún pequeño afronta la vida solo, cómo presencia la muerte de su madre, cómo discurre por la vida estudiantil y luego la profesional palpando la mundanidad de la gran ciudad, escenario de su enamoramiento de una prostituta, un amor desesperado. Y, más adelante, su realización personal y construcción de una vida familiar, sus hijas, las niñas de su vida, a quienes trágicamente las perderá, por eso lo encontramos sumido en la locura, reviviéndolas constantemente en los albores de su vejez.
Lo que el tiempo me dejó. Pancho López
Este camino se explora desde un monólogo bien armado, donde recalco cada detalle es único para él, porque sabe que un instante es irrepetible. Y desde esa postura reflexionamos ¿La riqueza de la experiencia está en los detalles o en la capacidad de interpretarlos?
El tiempo se nos muestra como sucesión infinita, pues para Inocencio cada instante del tiempo es independiente, no hay continuidad entre uno y otro. Este concepto se opone a la visión usual del tiempo como algo fluido, parece sugerir que nuestra capacidad de unir los momentos en narrativas es lo que nos permite existir en el tiempo. Sin esta capacidad el presente se vuelve insoportable, entonces vivir requiere no solo registrar momentos, sino también dotarlos de significado en el flujo del tiempo.
Lo que el tiempo me dejó. Pancho López
La obra nos habla de la vida como una gran rayuela donde vamos saltando hacia adelante o hacia atrás azarosamente, sin control, a veces sin elegir. Hay puntos de partida, que nos dice Inocencio a cada momento, son también puntos de llegada, entonces si mil y una vez partimos pues mil y una vez llegamos. Lo que somos depende de lo que recordamos.
¿Qué recuerdos elegimos conservar y cuáles dejamos atrás? Tal vez la memoria selectiva sea clave para definirnos.
Pancho López comenta que la adaptación libre de su novela requirió la experticia en dramaturgia y dirección de Victor Stivelman, ya que la novela parte desde otras búsquedas artísticas, y está conformada de 8 capítulos que funcionan como cuentos y que hacen referencia a varias historias que al final arman la vida de Inocencio.
Sobre la novela se pensó en varias adaptaciones, de hecho, tres, pero finalmente tomaron la decisión de trabajar un monólogo porque justamente en él se exploran los sentidos vivos a los detalles de una vida. Entonces la obra se juega su originalidad en tres pilares.
El primer pilar es el discurrir de la narración en el limbo de la inocencia, lo que hace que aborde la tragedia de una vida desde el humor y a veces desde el devenir en el sentido nietzscheano. Pero el personaje no es plano, no porque es inocente resulta que es bueno todo el tiempo, sino él mismo se muestra con errores, con mentiras, con bondad, odio, celos, envidia, eso también es Inocencio, alguien que se encuentra con la vida y se adapta a ella, y si debe contradecirse lo hace porque necesita sobrevivir.
El segundo pilar son los contrastes o juegos de palabras, el acercamiento que tiene a la construcción de nombres con dobles sentidos para caracterizar a las personas que recuerda Inocencio, eso le permite jugar en escena con los significados. Vemos por ejemplo a Honesto Regalado, el contrabandista, o el nombre del burdel llamado Aroma natural, lo que le permite al personaje desarrollar su relación con el lugar.
Lo que el tiempo me dejó. Pancho López
El tercer pilar es el uso escenográfico minimalista, pues los objetos se llenan de significados múltiples, vemos a una silla, por ejemplo, que llega a ser el canal que nos permite entender traslados de escenarios, como el bus, la escuela, el cine, el burdel con tan solo saber movilizarlo en escena.
Finalmente cabe decir que “Lo que el tiempo me dejó” es un armazón de detalles que cierran con un diálogo final armado desde la locura, donde expresa de forma poética el recuerdo de las hijas que perdió. Donde reflexiona de su perdida mostrándonos que, siempre, la muerte de un hijo es un dolor profundo y conmovedor, que toca el núcleo mismo de la experiencia humana. Entonces el dolor por la muerte de un hijo no solo refleja el sufrimiento, sino también la profundidad del vínculo y del amor que existía. Aunque la pérdida duele, también es testimonio de que ese amor existió.
La muerte de un ser amado nos confronta con el impermanente carácter de la vida. Sin embargo, también se enseña que el apego excesivo puede ser fuente de un dolor perpetuo. Esto no significa que debamos "desapegarnos" en el sentido de no sentir nada, sino transformar el dolor en una oportunidad para cultivar compasión, sabiduría y trascendencia.
San Agustín, desde la perspectiva cristiana, reflexionaba sobre el tiempo y la eternidad. En dichas reflexiones se perciben que el dolor en esta vida está inscrito en la temporalidad, pero el amor tiene un aspecto eterno que trasciende el tiempo. La memoria, entonces, no es solo un recordatorio del pasado, sino un vínculo con lo eterno. Eso lo sabe Inocencio y eso lo sabemos nosotros luego de ver su vida en escena.
Dejo también unos datos sobre el escritor, actor Paco López Armas. Él presentó su primera novela “Brígida e Inocencio” en España la que ahora va por su segunda edición. Paco empezó hace cuatro años escribiendo teatro siendo esa su primera experiencia literaria. Paco es médico ginecólogo de profesión, pero mira en la escritura el ejercicio para trabajar sensaciones.
FICHA TÉCNICA:
Versión libre de la novela “Brígida e Inocencio” de Pancho Lopéz
Dramaturgia y Dirección: Victor Stivelman
Actuación: Pancho López
Exploración escénica inicial: Pocket Santori
Coreografía del Tango: Maxi Garletti
Ilustradora de Afiche: Yadira Shantal
Agradecimiento: Carlos Gallegos