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Los sueños del joven Suleimán- Santiago Rivadeneira Aguirre

Me llamo Suleimán. Foto tomada de Internet

Los sueños del joven Suleimán- Santiago Rivadeneira Aguirre

“Me llamo Suleimán. No te preocupes si no lo recuerdas, si no recuerdas de qué me conoces: aquí, nadie me conoce. A menudo siento que soy invisible, pero no, no lo soy. Aunque a veces me gustaría serlo. Mucho. Por ejemplo, cuando bajé del cayuco que me trajo hasta la playa y descubrí que muchos blancos en bañador, unos tumbados en la arena, otros jugando a la pelota o corriendo por la orilla, me miraban asombrados, deseé ser invisible”.

El joven Suleimán, oriundo de Malí, como muchos otros en su momento, decide emprender el camino hacia la impensada prosperidad que se encontraba en Europa, para trabajar y salvar a la familia de la pobreza.

La incertidumbre y el miedo son las constantes del viaje. Y el miedo a la muerte, que aparece como la contraimagen o el contrarritmo que se convierten en la síncopa que marca el interminable recorrido. También están los otros, los ‘blancos’, definidos por la generalidad de una imagen mezquina que les muestra como parte del afuera, como el muro que desdibuja la realidad.

El joven maliense de 16 años nacido en Mali y perteneciente a la familia Keita, cruza el desierto partiendo de la costa de Saint Louis, en Senegal en el primer intento y después por el océano Atlántico para llegar hasta Canarias, la puerta de entrada al continente europeo, que es el mundo de los otros, de quienes apenas se conocen sus particularidades irrisorias: son violentos, racistas, explotadores. Suleiman soñaba con instalar una tienda de alimentos para que éstos no faltaran en su casa.

Es la imagen corrompida de antemano del progreso, atenuada por la persistencia y el coraje del joven que dibuja una envoltura protectora, diciéndose: “Yo me llamo Suleiman y vengo de Bandiagara, en el país Dogón maliense’. No te preocupes si no lo recuerdas, si no recuerdas de qué me conoces, aquí nadie me conoce”. Es la invisibilidad y el ocultamiento deliberado del discurso institucionalizado en función del mundo de la mercancía. Las angustias están ahí, en las palabras prohibidas, en la errancia, la muerte del niño arrojado al mar por la madre, en el reflujo de esas imágenes que apenas se filtran, en el recuerdo de su madre, de la familia; en la memoria, en los amigos que le acompañan, Musa y el hermano, Idrissa que muere tratando de escalar la valla de Melilla. Pocas veces intercambiaban comentarios considerando que el éxodo es como un largo silencio, donde siempre podían más las contingencias. En efecto, en esa totalización de signos, de inmovilidad impositiva, la palabra adquiera una naturaleza clandestina.

El director de la obra Mario Vega, la actriz Marta Viera de la Compañía Unahoramenos y el escritor Antonio Lozano, adaptaron la novela para el teatro. La obra se presentó durante el encuentro Fiesta Escénica organizada por la Fundación Teatro Nacional Sucre. A fin de darle anchura al sentido de lo épico que tiene el espectáculo, un gran estructura de madera y cajas de cartón con gateras y orificios que se abren y cierran y una escalera detrás del escenario, se convierte en telón de las proyecciones animadas, en el ambiente que da cabida a las voces de Isabel, la policía que cuenta la historia, del mismo Suleiman, de su amigo Musa, del patrón del cayuco en el que viajan junto a otros inmigrantes. El relato se vuelve crudo y doloroso, matizado por las canciones de Salif Keita, adaptadas por Carlos Oramas e interpretadas por la

Foto tomada de Internet

propia actriz lanzaroteña Marta Viera, con algunos fragmentos de bámbara transcritos fonéticamente por Souleymane Maggasouba.

No es un monólogo, en estricto rigor. No es un monólogo (aunque Marta, la actriz, está sola en el escenario) porque hay un concierto de voces que construyen la resonancia escénica, ese modo fundamental de la subjetividad, que hace que las palabras, las imágenes, los hechos y las acciones resuenen de manera punzante entre los espectadores, desde la palabra como resplandor, en la imagen como vertiginosos acercamientos a la historia, en el pensamiento para convertirse en un latigazo dentro del tiempo que ha sido conmocionado por la historia de Suleiman. Hay que poner de relieve la interpretación de Marta Viera, que despliega fuerza y resistencia, sensibilidad y poesía. Un trabajo que le da un alto valor a la obra y a la puesta en escena de Mario Vega y del equipo completo.

Y como dijo el autor de la novela, Antonio Lozada, con la vehemencia y rabia que fueron los puntales para sus creaciones literarias y teatrales, aquellas palabras que ahora vale la pena recordar: Hemos esquilmado las riquezas de África, hemos impedido que sus recursos reviertan en el bienestar de los ciudadanos africanos”. Hemos colocado a líderes corruptos en el poder, provocando las condiciones que hacen que los africanos tengan que emigrar. Y después les ponemos una valla y los echamos a tiros y pelotazos de goma. O les ponemos una valla administrativa delante: las embajadas y consulados que no conceden visados, que actúan también como arma de contención. Obviamente, las soluciones a esta situación son muy complejas, pero mientras el sistema internacional descanse en que unos países vivan en la miseria para que otros disfruten del bienestar, esta situación seguirá existiendo. Y no hay auténtico interés en los países ricos en que esto se solucione. Es un ciclo absolutamente perverso, provocado por quienes dicen que quieren impedir esta inmigración. Y tiene que ver con la organización política y económica de nuestro mundo.

(Antonio Lozano, escritor, autor teatral y amante infinito de África, falleció en Las Palmas de Gran Canaria. Su obra, extensa e intensa, es el mejor reflejo del espíritu abierto de alguien a caballo entre dos mundos, Europa y África, que dedicó su vida al conocimiento del otro, a la superación de las barreras y al encuentro cultural. Nota del diario (El País)

Ficha Técnica

Grupo: Unahoramenos Producciones / España

Obra: Me llamo Suleiman Adaptación de la novela del mismo título de Antonio Lozada

Dirección: Mario Vega / Nació en Ingenio (Gran Canaria) en 1976. En 1997 cofundó Teatro La República, con la que produjo “Chatarra”, “Lista Negra” y “El Hacha”. En 1999 fundó Unahoramenos Producciones (entonces Producciones del Mar). Vega codirigió “Longina, Emigrante en La Habana” (que tuvo más de 27.000 espectadores en 2.002) y produjo algunos de los espectáculos más exitosos de la historia de Canarias, como “La Mosca Detrás de la Oreja” de George Feydeau, “Sofá Para Dos” o “Boeing Boeing” ambas de Marc Camoletti. En 2014, volvió a la dirección con cinco montajes consecutivos: “El Crimen de la Perra Chona” de Antonio Lozano y Alexis Ravelo, “Ondas del Atlántico” de Pedro Carballido, “Alegransa” de Oramas y Batista y las obras de teatro “Me Llamo Suleimán” de Antonio Lozano, que ha ganado 6 Premios Réplica y fue candidato a los Premios Max 2016. Tras su paso por el Festival Internacional de Teatro de Manizales 2015, en Colombia, se ha convertido en el espectáculo más internacional de la historia de Canarias; y “Aladino y el enredo de los genios” de Pedro Carballido. (https://www.premiosmax.com/edicion/20/candidato/47658/mario- vega/ )

Actriz: Marta Viera / (Lanzarote, 1982) es licenciada en Arte Dramático. Complementa sus estudios de interpretación con maestros como Patrick Pezin, Tom Greder, Philippe Gaulier o Fernando Sansegundo. A su vez amplía su formación en diversas disciplinas como el canto y la dramaturgia, estudiando con las sopranos Mercedes Alemán e Isabel Álvarez y con los dramaturgos Jordi Casanova, Paco Bezerra y José Ramón Fernández. Ha trabajado en géneros que abarcan el musical, el cine y el teatro. Donde más desarrolla su carrera es en este último participando en proyectos como Tal vez soñar y Me llamo Suleimán, de Factoría Unahoramenos, Las raíces cortadas,  de Teatro la República, y Siempre Alice, de Drama Producciones. Recibe en 2013 y 2015 el Premio Réplica a la Mejor Actriz. (https://www.caam.net/es/actividades_int.php?n=3957)

Más información en: https://ruthfranco.com/marta-viera/

Personajes y voces (interpretados por Marta Viera): Suleiman, Musa, su ‘hermano’, Idrisa hermano de Musa, Aminata que dirige un centro en Mali para ayudar a los menores repatriados que no querían regresar a su casa; Mamadú y Jadiya: Mamadú es el hermano mayor de Musa e Idrisa que ayudó a los jóvenes a preparar el viaje, quien consiguió los contactos y les ayudó económicamente. Jadiya es su esposa, ambos saben que en África no hay futuro y por ello, a sabiendas de lo arriesgado del viaje, ayudaron a los chicos a marcharse.

Lugares de la historia: el pueblo natal de Suleiman, Bandiagara, la ciudad de Bamako, el desierto del Sahara, los montes de Marruecos, los campamentos saharauis, Senegal, el océano Atlántico, Gran Canaria y vuelta a Mali.

Animación audiovisual: Juan Carlos Cruz

Lugar: Teatro Nacional Sucre / Fiesta Escénica 2022

El Teatro coral y la voluntad de acción /Santiago Rivadeneira Aguirre

El Teatro coral y la voluntad de acción /Santiago Rivadeneira Aguirre

Noción de lugar y realidad-Santiago Rivadeneira Aguirre

Noción de lugar y realidad-Santiago Rivadeneira Aguirre