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RITUALIDAD Y ARTE SAGRADO:   ACERCAMIENTOS AL FESTIVAL INTERNACIONAL   DE MÚSICA SACRA DE QUITO 2024  Daniel Félix  (Especial para El Apuntador)

FIMUSAQ - Sumak Misa - Ensamble de la OIA_TNS. Foto Ana Lucia Zapata

RITUALIDAD Y ARTE SAGRADO: ACERCAMIENTOS AL FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA SACRA DE QUITO 2024 Daniel Félix (Especial para El Apuntador)

…un dios baila por medio de mí…
F. Nietzsche

Desde hace algunos años, el Festival de Música Sacra de Quito, Fimusaq, viene incorporando diferentes lineamientos conceptuales, como anclajes o bisagras, que han permitido desarrollar una programación musical diversa en lenguajes, corrientes y géneros, además del repertorio de música barroca y antigua de tradición cristiano-luterana, que compuso mayoritariamente sus primeras ediciones.

No en vano es uno de los festivales más antiguos de Ecuador, con veintidós ediciones; su evolución ha sido una necesidad orgánica de esta ciudad en crecimiento, donde coexisten distintas fuentes religiosas y espirituales en diálogo con el presente. Por tanto, desde hace algunas ediciones la presencia de estos conceptos ha sido el motor para incorporar y enriquecer no solo la oferta musical, pero también la investigación artística, sus procesos pedagógicos y creativos, para llevar a escenarios tan particulares como la arquitectura patrimonial del centro histórico de Quito, un festival concebido y expresado desde las espiritualidades que convoca, como una celebración de la diversidad.

Así, del góspel a la música tradicional andina, del pentagrama hebreo o árabe a las músicas del mundo, el barroco occidental, la música de oriente; en distintos momentos de la programación de las ediciones de Fimusaq se ha podido dar espacio a múltiples líneas de expresión artísticas y espirituales.

FIMUSAQ_La Spagna_Ig. Compañía de Jesús_cmoreno

Este año, el concepto que articula el Festival es El Rito. En este texto, se propone un recorrido de reflexiones donde se entrecruza la idea de lo ritual con otras maquinarias del pensamiento artístico y crítico, en búsqueda de delimitar preguntas como: ¿Qué es el rito? ¿Para qué pensarlo conceptualmente y cómo llevarlo al plano del acontecimiento artístico?

1.     Canto, orden y una definición teórica sobre el rito

En muchos momentos del desarrollo cultural de la humanidad, lo artístico y lo religioso se mixturan y se vuelven una sola expresión simbólica y práctica: la música, igual que las demás artes, está presente en todo acto de espiritualidad, en toda manifestación de las culturas sobre lo sagrado, en todas las genealogías.

En la cultura occidental, la tensión en la que surge el arte, la creación, acontece entre lo apolíneo y lo dionisiaco[i]. Según esta línea de pensamiento, el orden y la forma (Apolo) copulan con la fuerza indomable de la naturaleza (Dionisio), para el surgimiento de la belleza y la cultura. Acción e inspiración, orden y revelación. Para el mundo clásico, el arte es el vehículo de su origen, en textos como la Teogonía[ii], que narra (y canta) el origen del mundo y su ordenamiento; o las prácticas ceremoniales de los cultos a Démeter y a otras divinidades femeninas agrícolas, sobre cuyos ritos reposan los orígenes de la tragedia, donde los coros y actores de las obras representaban mitos revestidos escénicamente de un manto de sacralidad, de atisbo de la divinidad, abismo y retorno al orden natural del universo[iii]. Cantos sagrados cargados de sentido.

En otras culturas, por ejemplo en las amazónicas, los cánticos forman parte vital del conocimiento del mundo[iv]: en el origen de su mundo, el creador cobra forma humana y mientras canta se materializan todas las cosas que existieron, existen y existirán. En los páramos ecuatorianos, el rito se junta con el canto del jaguay para renovar la Tierra y guardar la memoria de sus ciclos en la comunidad[v]

María Isabel Albuja y Sudaca String Orchestra_Ig. Compañía de Jesús. Foto Cristina Moreno

No es difícil ubicar a la acción artística, al canto, a la música, como la expresión de aquel sentido espiritual, religioso, de aquello con lo que conectamos y que puede ser común a todos. Empero, es necesario interpretar o delimitar el concepto de rito, y sobre todo separarlo del de mito. Esto en realidad es tarea que ocupa múltiples disciplinas. Para esta reflexión basta distinguir los conceptos en relación con lo apolíneo y dionisiaco (la forma que delimita y la sustancia contenida): el rito como expresión de un orden, una sistematización y una maquinaria capaz de dar forma a aquello que es sagrado; el mito como el relato indomable, fuente natural de la memoria y la imaginación humana, y fuente simbólica de la que el rito bebe y regurgita el acto sagrado[vi].

El rito vendría a ser la acción cargada de sentidos provenientes del mito, delimitados y ejecutados para la efectiva experiencia simbólica. Cuando el acto de fe (el acto artístico) se hace una realidad para el creyente y su mitología particular.

Así, entre acción y creación, el arte y lo divino pueden ser frecuentemente una misma cosa inseparable.

2.     Machu Picchu, Pompeya, Itchimbía y otras escenas rituales

El rito acontece en un territorio donde se ejecuta, al que se debe. Todas las cosmogonías, los hábitos, las culturas humanas, se enraízan profundamente en los suelos sobre los que crecen. El territorio es pilar que sostiene cualquier ordenamiento ritual.

A cada territorio le corresponde un universo de mitos, ritos, cantos, sonidos y silencios, alrededor de todo el globo, la música construye una arquitectura del misterio, lo sagrado, lo profundo. Son los mantras transmitidos a la orilla del Ganges y las letanías que los monjes tibetanos susurran a la oreja de los moribundos. Son las invocaciones y conjuros sintoístas del Japón primitivo, el tawjid de los imanes, y la música que ponía a bailar al Rey David, de acuerdo a la tradición judeo-cristiana.

Si el arte, la música es el vehículo, el territorio es el destino que determina lo sagrado. De igual modo, las místicas que envuelven escenarios como el de Machu Picchu en el concierto de Los Jaivas, basado en el poema Alturas, de Pablo Neruda; o en las ruinas de Pompeya y sus ecos reverberando durante el concierto de Pink Floyd. O para nuestra ciudad, la niebla del alba quiteña durante la presentación en el Palacio de Cristal del Itchimbía de la Canción de la tierra, de Mesías Maiguashca.

En la subjetividad, los espacios se anclan como detonadores del misterio sagrado, donde el territorio deviene instalación del rito, y conjura del signo.

El territorio poblado por sus mitos es escenario de la bastedad del arte y sus ritualidades. En esta ciudad milenaria que conserva y guarda una de las mayores riquezas patrimoniales, arquitectónicas, artísticas y culturales de la humanidad, no es un golpe de suerte que se sostenga este Festival de Música Sacra, cuyos escenarios: conventos, capillas, museos; sus arquitecturas y sus lenguajes secretos cotidianos, son los territorios para explorar la sonoridad sacra, la belleza de la conexión espiritual, la experiencia musical transformadora. 

3.     En honor al más alto: devoción y conexión a través del sonido

Entre otros casos universales que se cuentan, en los que la espiritualidad y el arte se fusionan de una manera extraordinaria, está la figura de Johann Sebastian Bach, que firmaba sus composiciones en honor al más elevado[vii], a lo divino, y dedicó gran parte de su obra al credo luterano; o la de John Coltrane, cuya obra más importante le llegó como revelación divina y demoró tres días para transcribir A love supreme, uno de las más hermosas composiciones de la historia del jazz[viii].

El rito es producto y expresión del mito: la devoción del canto, la inspiración del instrumento, la ceremonialidad de la ejecución, la contemplación que trasciende. Es conexión que se experimenta, nos estremece y nos pone a cantar, danzar y festejar el orden sagrado.

Compositor Giovanny_Mera. Foto Ana Lucio Zapata

Este año, el XXII Festival Internacional de Música de Sacra de Quito fue inaugurado con el estreno del compositor ecuatoriano, Giovanny Mera: la obra Sumak Misa, que recoge y representa el mundo espiritual y musical kichwa andino bajo una estructura litúrgica de misa con sonoridades tradicionales como el yumbo, el raymi, sanjuan, e interpretada en su totalidad en lengua kichwa.

Devoción de símbolos, una obra compuesta en cinco partes: Juchakunata nanarina taki (Kirie); Kushikuy (Gloria); Sukla Pachakamakpi iñinchikmi (Credo); Sumak (Santo); Pachakamakpak Batiwk (Cordero de Dios).

También llegan este año a Fimusaq la agrupación latinoamericana Altiplano, con casi medio siglo de existencia, y su emblemática obra sobre el carácter cosmogónico: Misa Andina. Se pone en valor la recuperación sonora con la investigación del Archivo de Huehuetenango, que presentarán Ariel Abramovich y Jonatan Alvarado: una copilación que data de 1582 a 1635 de libros raros sobre las prácticas musicales de las comunidades de la alta sierra centroamericana. La Orquesta de Instrumentos Andinos interpretará a Bach, junto a Julian Gil (segundo violín principal de la Orquesta Sinfónica de Londres) y Simón Gangotena (violista, director musical del Teatro Nacional Sucre). El Ensamble de Guitarras de Quito propondrá un repertorio dedicado a la exaltación divina. Y muchas otras actividades, conciertos, clases magistrales, todo desde esta perspectiva conceptual que convoca la diversidad de ritos.

Público TNS. Foto Cristina Moreno

Un festival de artes es una posibilidad abierta para el enriquecimiento de la cultura, para ampliar la participación de la ciudad alrededor de un tema en común, descubrir cómo se manifiesta en los otros, reflexionar sobre uno mismo y mirarse liminalmente como elemento que conforma una experiencia. Otros festivales de música sacra de la región, como el de Bogotá[ix], también permean a través de líneas conceptuales la programación: en su última edición, el festival de Bogotá llevó a cabo una gira nacional por territorios golpeados por el conflicto armado en su momento. Una gira de “territorios de paz”, atravesados por el concepto: la Gracia.

Rito, costumbre, espiritualidad, música, arte, cultura. En este texto se ha propuesto un transitar rizomático en búsqueda de coordenadas liminales, que den forma a la idea de ritualidad desde lo artístico y su conexión con lo sagrado. Se ha tratado de seguir la línea sinuosa que separa al mito y al rito, y cómo ese estudio puede afectar hoy la producción de cultura en una ciudad metropolitana como el Quito actual, en el marco de las festividades religiosas que forman parte de su identidad.

El Festival Internacional de Música Sacra de Quito durará hasta el día domingo, 24 de marzo, fecha en la que inician las procesiones católicas masivas que se dan lugar durante la Semana Santa. Las actividades del festival, los conciertos, conversatorios y toda la programación, son vitales y necesarias para el fortalecimiento de estos vínculos culturales que tejen nuestra sociedad. Fimusaq con sus veintidós ediciones representa para la ciudad un referente patrimonial que forma parte de aquel relato cotidiano de ritos y presencias necesarias, porque es necesario experimentarlo como públicos y como cocreadores de convivencias.

 

[i] Esta idea la desarrolla F. Nietzsche en el libro, El origen de la tragedia (Die Geburt der Tragödie aus dem Geiste der Musik, 1872), obra dedicada al compositor Richard Wagner.

[ii] Poema de Hesíodo que canta a las genealogías humanas y divinas, e invoca a las musas a que digan cuál fue el orden del universo desde el principio y cómo está organizado el mundo divino y humano. Cabe mencionar que en otros textos clásicos de carácter mitológico, el sentido de lo sagrado recae sobre la confianza de los hombres en el orden dado al universo como una compresión pre-racional del mundo, experimentada a través del acto ritual y artístico.

[iii] Cfr. Carolina Cáceres Delgadillo, Lo ritual y lo sagrado en el teatro. Revista Plurentes. Artes y Letras, num. 10, 2019.

[iv] Como es el caso de los icaros amazónicos, donde el canto y su vibración se convierten en llaves que decodifican la realidad. En la selva canta el todo, entona un orden en devenir, en transformación continua. El canto es el punto de partida, ruta y destino del rito sagrado.

[v] El jahuay ceremonial de la sierra central ecuatoriana es una forma de canto que se realiza como ritual durante el tiempo de los trabajos de arado, siembra y cosecha. Consiste en coplas cantadas acompañadas por un coro, que se realizan durante el trabajo agrícola con el propósito de animarlo.

[vi] “La teoría estética de Aristóteles, en torno a las formas teatrales, específicamente la tragedia, es muy clara al respecto: el teatro surge esencialmente de las fiestas en honor a Dionisios, es por esto que, en ella, al menos en sus formas primitivas, exista un contenido moral y unas directrices de conducta instaladas o corregidas durante el curso del ritual. Otro elemento esencial, que relaciona la tragedia clásica con lo ritual y lo sagrado, son sus temas recurrentes basados en su intrincado sistema cosmogónico y teogónico, la representación de mitos o de un apartado de la vida de los dioses, que permitía la participación activa del creyente en la puesta en escena, e indirectamente en el ritual cuyo propósito central era la purificación o catarsis” (Cáceres Delgadillo, 2019).

[vii] Sir John Elliot Gardiner, uno de los estudiosos más importantes de Bach, afirma que “la mecánica de la fe de Bach -la forma estructurada y sistemática en que aplicó su religión a sus prácticas laborales- es algo que cualquier persona que intente comprenderlo, como hombre o como compositor, debe abordar. La dedicación de su arte a la gloria de Dios no se limitó a sus cantatas de iglesias con el acrónimo Solo Deo Gloria; el lema se aplica con igual fuerza a sus conciertos, partituras y suites instrumentales. Y Eisenach, su lugar de nacimiento y el sitio de primer encuentro con Martín Lutero, el fundador de su versión heredada del cristianismo, es claramente un buen lugar para comenzar”. (Conversación con Simón Gangotena, marzo 2024)

[viii] “Si quieres conocer a John Coltrane, debes escuchar A Love Supreme. Es como la culminación de la vida de un hombre, la historia completa de su vida […] Es mucho más que jazz en cierto sentido, amplió el concepto de lo que es la música. Es totalmente espiritual: puede apreciarlo tanto un viejo como un niño sin conocimientos musicales. Cada vez que alguien lo escucha, la música le toca de algún modo, hasta a los creyentes que consideran al jazz y la música popular como influencias diabólicas” Elvin Jones, en Ashley Kahn, The Story of John Coltrane’s Signature Album (2002).

[ix] Sitio web del Festival de Música Sacra de Bogotá: https://festivalmusicasacra.com/

PENSAR LAS FORMAS DE LA REPÚBLICA  Santiago Ribadeneira Aguirre

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Crónicas teatrales # 4 | ¡NO AL DINERO! | Francisco Bedoya

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