Showtime: invocaciones de un pasado bailable
Juan Manuel Granja
Como un buen espectáculo de variedades, Showtimese sostiene no solo en la calidad de sus músicos, bailarines, y cantantes sino también en la conformación de un ritmo escénico, en el despliegue de un juego de emociones musicalizadas, cantadas, bailadas y actuadas, que más tendría que ver con cierto modo de enmarcar un espectáculo de música en directo que con finalidades puntualmente teatrales o conceptuales. Ahora bien, ¿No es la noción de interpretaciónfundamental en la música? ¿No puede entenderse a la canción como un reconcentrado acto dramático? Si bien Showtimeno se consolida como una obra, pues de ningún modo pretende desplegar un desarrollo episódico o articular conscientemente una reflexión, lo que hace es aprovechar una selección musical específica (filtrada por géneros que brindan la idea de “una época” como el swing, el jazz y el charleston) para traer sobre las tablas, a través de una serie de gestos de la cultura popular, una referencia escénica a los años 20’.
Piezas instrumentales y canciones, algunas acompañadas y otras de plano protagonizadas por el baile, se suceden separadas por una serie de sketches cómicos a cargo de un mimo (Santiago Carcelén). Los trajes de las tres vocalistas y de la banda de músicos (piano, guitarra, batería, contrabajo y saxofón) invocan a los años 20’, o a su idea más mediatizada, así como lo hace el estilo del mimo en sketches que recuerdan la era del cine mudo (quizás con ecos de Harold Lloyd en el aspecto que adopta el actor). Esta intercalación de temas musicales, baile y actos cómicos en un principio parecería arbitraria, suelta o un poco desacoplada y, sin embargo, la repetición de esta secuencia se vuelve la estructura misma de Showtimey se vuelve agradable tanto por su variedad como por la muy buena interpretación de todos los artistas en escena. Efectivamente, no hay grandes desigualdades sobre las tablas, tanto músicos como cantantes, bailarines y actores están afinados dentro de un mismo trabajo de conjunto. Si acaso el mimo o alguna de las cantantes recibe una reacción más entusiasta por parte del público que sus compañeros de tablas, se debe a la naturaleza inmediata de sus actuaciones más que al propósito de despuntar. Así, uno de los méritos de este espectáculo es que sus distintos elementos logren sumar en lugar de dispersarse en demasía, lo que puede volverse uno de los riesgos (o, dado el caso, incluso uno de los encantos) del vaudevilleo el music hall.
¿Cabría preguntarse por qué la elección de los años 20’ como motivación escénica? Además de toda una cultura de lo retroen lo musical y audiovisual que se ha ido desarrollando y creciendo sobre todo con el nuevo siglo, los sonidos y repertorios escénicos asociados a los años que cita Showtimehan servido generalmente para promover una idea de elegancia y sofisticación, así como un aire de buen gusto asociado al exceso hedónico y materialista, una distinguida decadencia. No es casual que se haya estrenado una nueva versión fílmica de The Great Gatsbyprotagonizada por Leonardo DiCaprio. Tampoco que casi cada década del siglo XX cuente con alguna u otra forma de revivalen forma de películas, música o espectáculo. Reducir una década a una estética o a un estilo específico ha sido una de los modos de capitalizar la constante vuelta de esos estilos como homenaje cultural y de etiquetar dicha época.
Si bien Showtimepodría entenderse como un espectáculo nostálgico o de reverencia retro, no deja de ser un show que, más allá de la muy buena calidad de sus artistas, no pretende abarcar o representar una época (o, por efecto, rechazar la actual de manera consciente) sino simplemente, y de ahí el agrado en que puede resultar la ligereza misma de su propuesta; adecuar una serie de canciones y temas instrumentales a una escenificación bien estructurada que hace de la evocación de una época un suplemento seductor de dicho sonido. Y es la rica sonoridad del jazz y sus ritmos cercanos, la posibilidad de bailarlos y el dinamismo que imprimen a la escena, el foco principal del que parte este espectáculo. Claro, un guiño a los años 20’ podría implicar, en una lectura entre líneas o en una motivación inconsciente, el deseo de recuperar algo de esa vitalidad alejada de la corrección política de la que carece buena parte del discurso público y artístico de nuestra época.
FICHA ARTÍSTICA
IDEA ORIGINAL Y DIRECCIÓN GENERAL: Magdalena Soto Dragicevic (Chile)
DIRECCIÓN MUSICAL: Ryan Hagler (Estados Unidos)
ELENCO:
· Alexandra Cabanilla (Ecuador. Voz)
· Cecilia Dávila (Ecuador. Voz)
· Magdalena Soto (Chile. Voz)
· Bjarke Lund (Dinamarca. Guitarra)
· Martin Lennon (Ecuador. Saxo)
· Gianni Bianchini (Estados Unidos. Piano)
· Ryan Hagler (Estados Unidos. Contrabajo)
· Michael Kihn (Alemania. Batería)
· Santiago Carcelén Vela (Ecuador. Comedia física)
· Yolanda Endara y Yulia Endara (Baile)