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YO SOY PABLO, EL BÚHO / Santiago Ribadeneira Aguirre

Búho. Titzina Teatro. Fotos Silvia Echevarria El Apuntador

YO SOY PABLO, EL BÚHO / Santiago Ribadeneira Aguirre

La historia de Pablo, un antropólogo forense que sufre un accidente de trabajo que le deja sumido en la desmemoria, se descubre a partir de una estrategia narrativa muy visual, gestual y sonora, que marca el paso de la realidad inicial al universo de la ficción. En la obra Búho del grupo Titzina Teatro de España, el mismo hecho (el accidente de Pablo) puede verse desde la figura enigmática del búho como de un entramado de ficciones diferentes: Pablo comienza a perder la memoria por un trauma; Pablo es un ser humano que necesita volver a encontrarse; Pablo y la memoria perdida son momentos de una misma calamidad; los recuerdos están en un túnel interminable y frágil que puede sufrir algunos daños; los seres humanos también inventaron los usos del olvido; la irrealidad de la ficción es solo una conjetura que en la mente de Pablo tiene raíces humanas.

Búho. Titzina Teatro. Fotos Silvia Echevarria El Apuntador

El búho, como animal emblemático y mítico, es una representación inacabada de una transición a la memoria que nunca concluye. Pablo se convierte en la presa de un experimento médico y sucumbe a la tiranía del profesional que le va a devolver la memoria. El concepto que expone el médico es que el enfermo debe regresar a una regulación armoniosa entre el ser humano y lo impersonal de la vida. Para eso el médico lo somete a una serie de ejercicios de memoria, tan banales como triviales, direccionados a la saludad mental de Pablo. La única escapatoria es entrar en el juego de preguntas y respuestas como si se tratara de un rompecabezas, para que algunas de las fichas nemotécnicas registradas en una libreta calzaran en las repuestas de Pablo.

Búho. Titzina Teatro. Fotos Silvia Echevarria El Apuntador

El espectáculo muy cuidadoso en sus detalles escenográficos, de iluminación, de la composición musical y el sonido se abre a la percepción del espectador, que sigue atento la brutalidad del conflicto entre locura y normalidad. Hay que destacar el nivel sobresaliente de las actuaciones de Diego Lorca y Pako Merino; y la investigación sobre el tema que concierne a la dramaturgia y la dirección. Se trata, literalmente, de ‘sumergirse en los hechos y la memoria’ a través de una serie de responsabilidades visuales y sonoras que destruyen cualquier lógica o linealidad de la historia de Pablo. La música se yergue como una personaje que articula las situaciones, provee de sustancia vitalista a la obra que Diego Lorca insiste como una relación con el trabajo de “la compositora, Tomomi Kubo, (es) especialista en algunos instrumentos concretos. Como el onde de martenon, para el que solo existe una partitura clásica y que se estudia en una sola escuela en el mundo, en París. Este instrumento está en los inicios de la música con sintetizador. Es una maravilla. Y como ella es especialista en esto, aparte de pianista, hemos podido explorar esos sonidos al máximo”.

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En ese espacio de supuesto misterio vuelve a aparecer la figura del búho que gira, vuela y se desplaza por la memoria de Pablo, que pone el acento en las peripecias de la investigación inicial, los hallazgos sucesivos de la pesquisa que marcan siempre el retorno a la ficción para desprenderse de las presiones de la tiranía trágica (Rancière) y de los riesgos consabidos que intenta reglar las relaciones entre la verdad del espectáculo y las estructuras convencionales de la intriga.

Búho. Titzina Teatro. Fotos Silvia Echevarria El Apuntador

Antes del trauma Pablo era un ser normal y tal vez anónimo, absorbido por el poder del trabajo y de la indagación. Y de una gran capacidad para reconocer los trazos y las  huellas que las cosas van depositando en la memoria y la substancia de los seres humanos. Es en ese halo donde Pablo puede suponer que se encuentra la existencia. El otro aspecto que la obra trata es el de lo legible y lo inteligible (la lectura de los hechos) que es parte de una lógica social (consensuada) para integrar una visión de la vida en la memoria y la subjetividad. La realidad, diría Pablo, no se puede construir apegada a un solo esquema de verosimilitud. Yo soy Pablo es un registro que se lee en las proyecciones que aparecen en las paredes junto a otras leyendas escritas por alguna mano invisible, como parte de un acuerdo de certeza que entraña un inventario minucioso de los acontecimientos y de sus implicancias en la vida de los seres humanos.

Cuenca 4 de octubre de 2024

FICHA TÉCNICA

Grupo Titzina Teatro de España

Obra: Búho

Lugar: Teatro Pumapungo / Escenarios del Mundo

Idea y creación: Diego Lorca y Pako Merino

Composición musical y sonido: Jonatan Bernabeu y Tomomi Kubo

Iluminación: Jordi Thomás

Espacio escénico: Rocío Peña

Construcción escenográfica: Albert Ventura y La Forja del Vallés

Diseño de proyecciones: Joan Rodón

Vestuario: Ona Grau

Dirección técnica: Albert Anglada

 

 

 

 

 

 

 

 

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