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A la Deriva y en rescate del teatro ecuatoriano/Jhonatan Salazar Achig

A la Deriva . Foto Equipo técnico de Academia en Escena 

A la Deriva y en rescate del teatro ecuatoriano/Jhonatan Salazar Achig

Quizá más inmenso que el mar es la inmensidad de la estupidez humana. Estar flotando a la deriva sobre ambas inmensidades es un sueño apocalíptico de donde dudo que nadie salga vivo, o en caso de que sí ocurra, al menos muchas dudas y cuestionamientos a la vida, sobresaldrán. En este sentido, la obra A la deriva nos permite salir ilesos de ese drama aterrador que viven cinco personajes en un bote a la deriva sobre el inmenso mar. A la Deriva es una comedia burlesca bastante bien estructurada que usa el humor negro en sus tópicos. Es una adaptación de Los Náufragos -1968- obra del dramaturgo guayaquileño José Martínez Queirolo, inspirada también en la obra En alta mar del dramaturgo polaco Slawomir Mrozeck (1930-2013).

La obra del “Pipo” narra, de manera cómica, la travesía que enfrentan los representantes de las cúpulas de poder al ser obligados a abandonar su país a causa de una revolución popular. Es así que, en la circunstancia de un naufragio, en un escenario inmenso que es el mar y en un espacio delimitado que es el bote salvavidas, se encuentran: el Capitán, el Cura, el Millonario, la Condesa y su sirvienta. Personajes

que en el texto dramático de Martínez Queirolo hacen referencia a la contraposición del poder que ejercen las Fuerzas Armadas, la Iglesia, el capital y la nobleza frente a la sociedad civil.

Durante el desarrollo de la historia, ocurren adversidades propias de un naufragio, las cuales llevan a los personajes a sacar lo peor de sí mismos, revelando los intereses de cada uno. El deseo de poder, la ambición, la codicia y el intento fallido de mantener el status quo lleva a estos personajes a buscar la ‘tierra prometida’: Miami.

A la Deriva . Foto Equipo técnico de Academia en Escena

A la Deriva nació en las aulas de la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador, fue un proyecto de graduación y se estrenó el 21 de abril de 2017, curiosamente en contexto de elecciones y coincide que, cada vez que se la presenta, hay un panorama electoral en el país. Así ocurre ahora también en su última aparición el 11 de enero de 2023 en el marco del proyecto Academia en Escena de la Facultad

de Artes. Desde su creación, hace siete años, la obra ha tenido un recorrido amplio y se ha mantenido en diversos escenarios. Alejandra Pazmiño, docente de Pedagogías del teatro en la carrera de Artes Escénicas de la Universidad Central del Ecuador, es parte del grupo Come y Bebe Teatro y menciona que el colectivo tiene actualmente dos obras, una que finalmente no salió a la luz pero fue vista por público especializado y la otra es su obra A la Deriva, su caballo de batalla.

En el caso del montaje de A la Deriva se utilizan cuatro personajes, y para resolver el tema del quinto, que es la sirvienta, se lo pensó desde el del distanciamiento brechtiano; la sirvienta se extrapoló como pueblo, y eso permitió nuevos abordajes, desde cada uno de los integrantes, y desde su investigación, como la microgestualidad, la corporalidad, la metodología de enseñanza y desde la palabra como eje activo del trabajo actoral.

A la Deriva narra pues la historia de las cúpulas del poder que salen huyendo del país después de un estallido social en el año 2000, los suben a un barco porque ya nos los quieren y los dejan en el mar a la deriva. Allí en esa situación uno se da cuenta que ellos son totalmente inútiles, el capitán dice en algún momento “yo compré el título”.

Una condesa que se da de nueva nobleza, con aires de ser diferente, pero que a la final es igual que el resto. En esas circunstancias se evidencia su inutilidad, y uno avizora que ellos solo se veían poderosos porque los medios les daban pantalla, pero no tienen valor por sí mismos, son figuras utilizadas por el poder; figuras mediáticas que no son nada sin el otro. Hay un cura que no hace sino rezar, pero es claro que es el más ambicioso y es quien inicia la pelea por el dinero. Estas personalidades se juntan y pelean por su ambición, uno llega a suponer en este juego de poder, que las dos personas a las que ya se comieron pueden ser el político y la justicia, que muchas veces son desechados cuando ya no les sirven a las cúpulas. Se muestra así que esta hegemonía, al tiempo que se alcanza y se construye, llega un momento en que se fragmenta dando lugar a luchas abiertas en las que no se pueden fijar con exactitud las correlaciones de fuerza.

Sobre el espectáculo, la escenografía de A la Deriva es bastante sencilla, no implica una producción grande, más bien es simple, durante toda la trama se puede determinar ocho situaciones fijas como: El naufragio, Lucha por el comando del barco, La profecía, La ambición, La promesa, la Corrupción, La desesperación por vivir, y La tierra prometida.

Resulta interesante pensar el poder simbólico, como un juego entre lo que es y no es verdad dentro de las relaciones sociales, dando paso al conflicto. El poder simbólico entra en ejecución cuando no son visibles las relaciones de fuerza y las formas en las que se da este tipo de poder que actúa a través del discurso y las prácticas, como señala el concepto de hegemonía. La obra tiene un rol didáctico pues busca desde la

plasticidad que el público pueda interpretar lo que desee, a nivel artístico se muestra qué es lo que está pasando y cómo siempre el pequeño, el pueblo, es el que sale afectado.

La adaptación de la obra topa el contexto del año 2000 en la crisis de la dolarización, sin embargo y a pesar de que fue escrita en el 68, mantiene vigencia en ese otro momento de crisis. De hecho, se realizó una función al aire libre, de A la deriva en el contexto del paro nacional de julio de 2022, mientras afuera se desarrollaban las protestas sociales, ahíse notó la capacidad del arte para llegar a las conciencias y para lograr otros tipos de diálogo.

El globo rojo es el elemento trascendental dentro del texto dramático y a la vez funciona como vínculo entre la escena y el mundo. El uso del globo rojo nació en ese proceso de readaptación, pues en la obra se indica que el personaje millonario usa un cofre para guardar su dinero, de hecho se trató de conservar la idea hasta que en uno de los ensayos se reemplazó el cofre por un globo y resultó trascendental, pues le dio un significado más poético al montaje.

Y volviendo a los personajes, a fin de cuentas estaban peleando por un objeto efímero, algo intangible que a la final solo fluye, se va, no es nada, el globo se pincha y no queda nada más que ellos con su miseria y con la estupidez humana, como se muestra en la travesía, donde se dio muerte a varias personas por algo efímero, que es más o menos lo que sucede a nivel político, donde por mantener el poder son capaces de todo; sin entender que eso solo conduce a la miseria humana porque se pelea por un intangible.

La dramaturgia de Martínez Queirolo muestra con esplendor la sátira y la metáfora, a través de un lenguaje asequible a todo público, sencillo, pero con doble sentido pues es humor y es reflexivo. El “Pipo” escribe textos humorísticos que perduran porque seacoplan a varias épocas de la historia, sus obras están hechas para que las entienda todo el mundo y están hechas para llevarlas a donde sea.

Ficha técnica:

Dirección colectiva: Come y Bebe Teatro

Personajes: Andrea Solano (cura), Gabriel Erazo Navas (capitán), Ale Pazmiño

(condesa), Jhon Narváez (millonario)

Música: Sopa de caracol de la banda blanca

Vestuario: Myrian Ipiales

Fotografía y video: Valeria Cevallos

Técnica y sonido: Loreta Chiang

Teatro de la facultad de artes de la universidad central

Con voz propia: Manjares acústicos/ Genoveva Mora

Con voz propia: Manjares acústicos/ Genoveva Mora

CRONICA UNO: EUGENIO POR FAVOR UNA FOTO PARA   MI MAMÁ /Fer Jr Prieto

CRONICA UNO: EUGENIO POR FAVOR UNA FOTO PARA   MI MAMÁ /Fer Jr Prieto