A PROPÓSITO DEL PRIMER CONGRESO DE PEDAGOGÍA EN LA ESCUELA DE TEATRO
El Apuntador
La Escuela de Teatro de la Universidad Central, dirigida por Santiago Rodríguez, realizó del veinte al veinte y cuatro de noviembre del dos mil diecisiete, El primer Congreso de Pedagogía Teatral, evento que se desarrolló en una intensa semana de ponencias, discusiones, charlas, clases magistrales de invitados nacionales y extranjeros; además se ‘expusieron’ obras de manufactura de la escuela: Descripción de un cuadro y Las Bacantes dirigidas por Madeleine Loayza, profesora y figura preponderante en varios proyectos de la Escuela. Carmen Elena Jijón, docente también, compartió su imponderable Torera. Un retorno a pie, de Juan Manuel Valencia, Cyrano de Bergerac, de la Buena Compañía;
A propósito de este importante suceso para el teatro ecuatoriano, conversamos con Santiago Rodríguez, director de la Escuela, quien junto a Madeleine Loaiza, compañera de labores y de vida, han venido trabajando para darle nuevos aires a este espacio, donde tradicionalmente se llevaba un Festival de Escuelas de teatro universitario. Ellos han querido abrir otra puerta, una muy necesaria para encontrarse con la ‘pedagogía teatral’, un tema que a veces se lo olvida, pero que es trascendental en el desarrollo de cualquier syllabus académico, formal o no; pensando que muchos actores, actrices y gente de danza, con mucha frecuencia complementan su forma de vida y de trabajo con clases particulares.
Es importante entender cómo iniciaron su labor de dirección en esta Escuela que tiene ya respetables años de trabajo.
Santiago: Creo que hay mucho de verdad en esto, por ejemplo, el momento en que tomé la dirección de la escuela, no existía nada de archivos, es decir no había memoria, o había muy poca. Sentimos que esa debía ser una de las obligaciones primeras, si no hay registro es como si cada día se inventara lo que ya se hizo. Así que nos pusimos en la tarea de buscarla, encontramos unos papeles en unas bodegas, designamos gente para el trabajo de clasificación, hoy tenemos algo, porque al final de cuentas son ¡40 años! de la Escuela. Empezamos a revisar toda la comunicación a nivel administrativo, oficios y cuestiones de ese orden, que nos permitió ir reconstruyendo el trayecto, fue muy interesante porque a través de esa formalidad también se inscribe una memoria; pudimos ir entendiendo esas ‘entre líneas’ que denotan actitudes, y modos internos. Todo esto nos sirvió mucho para entender la situación de esta Escuela.
A nosotros nos ha tocado fuerte, precisamente por la oposición que hemos tenido, hemos trabajado duro para hacer ciertos cambios, entre algunos, enfocar de manera más estricta, conceptualmente hablando, el cómo se entiende la Escuela, frente a la propia Universidad, en este sentido hemos ido forjando una institucionalidad, porque me parece que, a ratos, se pensaba la Escuela casi como un grupo de teatro.
No se trata de que en la Escuela no haya sucedido cosas positivas antes, no faltaba más, Pero sí nos parece interesante el nivel de involucramiento de los alumnos, su compromiso como actores, su actitud en eventos como este, se los ve muy desenvueltos, tienen una posición, etc. ¿Ustedes lo ven como resultado de su gestión, y claro, de nuevos impulsos a nivel académico?
Santiago y Madeleine responden casi al unísono: Nosotros hemos puesto mucho énfasis en esta interrelación, precisamente porque nosotros mismos venimos de una praxis distinta, muy empírica, y no se trata de que no hayamos tenido acceso a teoría, pero sí hizo falta mayor profundización. Haber realizado una maestría en Estudios del Arte, que fue completamente teórica, nos permitió darnos cuenta que era precisamente esa página la que faltaba en la formación teatral, en ese momento re confirmamos lo importante que es unir la práctica al pensamiento teórico.
¿Qué ha cambiado, fundamentalmente, en este ciclo?
La malla curricular en sí misma no puede cambiar porque eso es complicado, lo que hemos ido cambiando han sido los contenidos de los syllabus, cuestión que por cierto implicó una serie de procedimientos complejos; es decir, lo macro no ha cambiado. Lo que sí, ahora luego de cuatro años, hemos rediseñado la carrera, es otra.
Y, primordialmente, ¿qué enfocan en esta nueva carrera?
Santiago: Primero, como el CES -Consejo de Educación Superior- permite generar nuevos itinerarios, hemos empezado por ahí, por ejemplo la asignatura de Actuación ya no se llama así, hemos fusionado los contenidos de actuación, expresión corporal y técnica vocal, para empezar a pensar en un actor que entienda el teatro y la actuación de manera integral, conseguir un actor creador, alguien capaz de crear en la escena, para esto se han fusionadas estas materias y la hemos nombrado como Interpretación Compositiva. Por supuesto, los docentes tienen que integrar estos tres rubros, porque lo que ocurría era que se enseñaba de manera desarticulada y eso produce problemas a la hora de integrar el conocimiento a la práctica teatral.
Madelaine: La idea es cambiar ese actor cuyo cuerpo está desarticulado en escena, me refiero a un tipo de actor, que con alguna frecuencia vemos, que habla muy bien pero no ‘está’ en el cuerpo, otros a los que les sucede lo contrario, o no alcanzan a ocupar el espacio; entonces la idea es trabajar esto desde el inicio, el cómo y desde dónde articulo este conocimiento, desde luego hay para este propósito varias miradas epistémicas.
Hay una pregunta imprescindible, para todo, no solamente para el teatro, y es quién soy y a donde quiero llegar, porque si no nos hacemos cargo de lo que estamos haciendo se vuelve algo ajeno, sin sustancia…
Madeleine: Por eso hay materias como pensamiento filosófico, porque es necesario pensar, si un actor no se ha acercado antes a la filosofía, es imposible acercarse de manera profunda al teatro que quiero proponer.
Carmen Elena Jijón: Ahora en la carrera hay mucha apertura a pensar, eso ha cambiado, porque cuando llegué, había mucha resistencia. Esto les permite a los alumnos entender sus procesos, entenderse a sí mismos, entender en qué momento del arte estamos y, obviamente, vincular todo esto a las clases prácticas.
Otro itinerario, dice Santiago Rodríguez, que se ha implementado es la Dirección Teatral, porque siempre creí que la Escuela no puede sacar al medio solamente actores, simplemente, porque uno sale y no sabe cómo hacer, cómo ubicarse en el medio y enfrentar la obra para llevarla a escena
Pero creemos que sigue faltando algo del entramado teatral..
Santiago: Sí, las otras piezas de la estructura como diseño de iluminación, escenografía y manejo técnico, con esto completaríamos este gran corpus teatral para que el futuro podamos tener actores, creadores dramaturgos, escenotécnicos; gente que sabe manejar los objetos. Porqué ocurre que hoy los actores por necesidad devienen directores. Es imperativo formar este actor integral, y esta gente de teatro.
Madeleine: Y la verdad creo que es una manera de salir de la universidad con herramientas prácticas para crear en todos los ámbitos.
Desde el ámbito que a nosotros como Revista nos ocupa, veo que hay muy poca gente que quiere escribir. Cierto es que hoy a través de las redes ‘todo el mundo escribe’, es decir, da opiniones, pequeñas cápsulas sobre distintos temas, más no hay un oficio. ¿No creen que la Escuela debe ser también un espacio que impulse la escritura?
Los tres responden, casi simultáneamente: “es verdad que no hay muchos interesados pero, en la Escuela hay dos o tres chicxs que escriben estupendamente”. Y sí, nos parece necesario que la gente de la Escuela también escriba, de hecho, esta transformación que estamos proponiendo, este ejercicio de pensar, lleva a la escritura.
Y ya hablando sobre este Congreso es De pedagogía, Surge por una necesidad, por una carencia, ¿Qué les lleva a proponerlo?
Santiago: Todos conocen algo la historia de la carrera de Teatro, Jorge Matheus, el anterior director, levantó algunas propuestas entre ellas la del Festival de Teatro, que a mí me parece que tenía cosas positivas, como conocer gente de afuera, etc. El evento se llamaba Encuentro de Maestros y Escuelas de Teatro, mas, desde mi visión el encuentro no provocaba mucho porque, por ejemplo, los profesores no participábamos, los alumnos tampoco, éramos más bien espectadores de algo que nos venían a mostrar. Sí, íbamos a los talleres pero estábamos en estatus de alumnos. Es verdad que se presentaba obras pero no se reflexionaba sobre esos trabajos, por eso es que yo propongo al comienzo de mi administración, como proyecto administrativo, este congreso, pensando en un encuentro con otras características, donde todos los docentes tengan la oportunidad de exponer aquello en lo que están trabajando, aquello que están reflexionando sobre el teatro, haciendo en el teatro, y que sea una oportunidad para debatir sobre lo propuesto, como una forma horizontal de pensamiento, y también de sistematizar procesos. De modo que este evento ha sido también un encuentro entre nosotros profesores, porque la misma dinámica del trabajo diario a veces no permite hacerlo. Y en este sentido ha sido muy interesante
Seguramente, esto deja material para precisamente poner atención a su pedagogía, hacer ciertos ajustes…
Santiago: Por supuesto, y sobre todo creo que lo interesante es tener una resonancia a otro nivel, podemos entonces ahora profundizar en nuestros planteamientos. Además, me gustaría hacer un taller más largo con Bonfitto, uno de los invitados, que es una eminencia.
Madeleine: La Universidad cuenta con un programa a nivel académico, en el dos mil catorce propusimos un proyecto dirigido a los egresados de la carrera, lo ganamos. En esa ocasión, vino Irraitz Lizárraga, una doctora especializada en cuerpo, en las técnica Decraux y Laban, trabajó un mes con los estudiantes. En el segundo módulo vino Macarena Adrews, actriz y dramaturga que estudió en Escocias un posgrado en dramaturgismo, también estuvo un mes acá, asimismo con horarios de cuatro a seis horas diarias. Un tercer módulo lo hico Bárbara Biscarro y Fernando Bresolin, de la Universidad de Florianópolis, trabajamos sobre voz y cuerpo en el actor. Trabajar con cada uno de ellos, de manera intensiva, amplió nuestra perspectiva y vimos una cantidad de cosas que podíamos innovar y que nos hacían falta, de esa experiencia tomamos ideas para el rediseño de la carrera. Ahora el Congreso era como la figura de la síntesis de todo esto que habíamos venido haciendo. Entonces, es toda esta dinámica para, nuevamente, mirarnos, pensar(nos), entender en qué momento estamos, recoger la experiencia y sistematizarla.
Los invitados extranjeros no están aquí por llenar un cupo, Santiago ha hecho un
un seguimiento hace como ocho años, a Bonfito, por ejemplo, y él le ha pedido que traduzca su libro porque necesita que sea un actor que entienda la metodología. A Raúl Valles lo encontré a través de un texto el teatro antilógico, que llegó a mis manos en el festival de Manizales. Para conseguir que llegue Jorge Dubatti (dice Madeleine), envíe un ensayo al Congreso de La Plata, es decir, él vio que había trabajo, pensamiento, entonces se interesó en abrir un espacio en su apretada agenda.
Todo esto está muy bien, sin embargo, siempre salta la pregunta, ¿por qué es tan escasa la producción teórica a nivel de los docentes de teatro, y de la gente de teatro en sí?
Madeleine: Creo que este es un paso más en un proceso, tenemos esperanza en el hecho de que los profesores participen con su reflexión, porque no es que no se piensa, pero hay que decidir a ‘exponerse’, a decir. De hecho, creo que lo importante ahora es escribir. Me parece que también este Congreso es el resultado del trabajo, no solamente en el sentido de buscar a la gente, sino de trabajo, de nuestra escritura, porque a nivel académico hemos ido a otros congresos, en Argentina, Colombia, etc. Y para ello previamente hay que enviar un trabajo que nos acredite, un aval para que los colegas se interesen en venir.
Por otro lado, es necesario mostrar lo que acá estamos trabajando, es vital exponerse, lo cual nos da la oportunidad de saber que no estamos fuera del círculo, que acá también pensamos, que acá también hay propuesta.
Santiago: Presentar nuestras obras en este espacio ha sido también una opción nueva, porque antes se mostraba obras de egresados, hoy nos atrevemos con propuesta de alumnos de distintos niveles. Y precisamente en este congreso de pedagogía era imprescindible hacerlo.
Y como parte de este interés, no solo nos preocupamos de estos temas ahora, hay una tarea que venimos haciendo hace rato, me interesa abrir las puertas de la Escuela, tenemos un proyecto “Academia en escena”, consiste en analizar las obras, no solamente nuestras sino de otros espacios, lo hemos hecho con obras del Festival Intercolegial de Teatro, como un ejercicio de análisis y crítico.
Asimismo, hemos invitado a la comunidad universitaria para que se sume a talleres que ofrecemos, nos interesa interrelacionarnos con otras disciplinas para ir ampliando el ámbito universitario y provocar un acercamiento con el afán de ir sensibilizando a los estudiantes de otras carreras.
Qué relación han logrado establecer con otras escuelas, formales o informales, de teatro
Santiago: De hecho, hemos invitado a gente de escuelas formales e informales pero, desafortunadamente, no han llegado. Igual seguimos con la idea de establecer nexos para establecer los modos de reconocimiento, saber qué hace el otro. El conocimiento del otro es importante, porque tradicionalmente ha existido como una cultura de negar al otro, de invisibilizarlo, o de minimizar lo que el otro hace; cuestión totalmente negativa. Parte de nuestro interés es abrir la carrera, y cuando digo abrir la carrera es abrir las puertas para que gente de otras escuelas, de otras instancias teatrales lleguen hasta acá.
Academia en escena es eso, invitamos a un grupo de cualquier Escuela a presentar su obra en el Teatro de la Universidad y luego de ocho días, hacemos un foro con gente del grupo, un docente y un invitado externos, los estudiantes también intervienen, es decir hacemos un desmontaje de la obra. Con esta práctica, los estudiantes han salido del tema solamente del gusto, sus preguntas son mucho más profundas, esta ha sido una gran herramienta, pedagógicamente hablando. Academia en escena, la queremos sostener porque además, intercalamos con un cine fórum sobre películas que tienen que ver con el syllabus.
Claro, aquí entra en juego el tema de la responsabilidad de la pedagogía, porque hay gente que puede ser muy buena actuando, bailando, pero no siempre sabe cómo transmitir ese conocimiento…
Madeleine: exactamente aquí está el valor la Academia, es fundamental precisamente para sistematizar estos nuevos modos de enseñanza, la Academia te pone en situación de hacer eso. Incluso para hablar de una misma, la academia te exige una revisión, un recorrido sobre propio quehacer, como un modo de entender lo que estás haciendo.
Qué hacen hoy como escuela en este siglo XXI, reconociendo que ha existido un recorrido largo en lo teórico y lo propuesto por todos los buenos maestros que los han antecedido. ¿qué hacen ustedes hoy en este contexto, para estos alumnos con todo ese material?
Santiago: Siempre ha habido una serie de influencias, de referentes, eso es innegable, yo recuerdo profesores como Antonio Ordóñez, Petronio Cáceres, que venían desde ciertas líneas de aprendizaje. Casi todos tenían una posición, lo que creo es que no se debatía sobre los distintos puntos de vista, y por ahí eso es lo que nos ha hecho falta, porque el conocimiento estaba. Me parece que en los primeros años de la escuela había primero una necesidad de organizar la carrera, no tanto de poner en tela de juicio en ningún tipo de teoría, menos aún someterla a debate.
Madeleine: Ahora lo que sucede es interesante, por ejemplo, tú miras la propuesta brechtiana, stanilavskiana, etc. pero las miras desde este contexto contemporáneo, ya no las tomas como verdad absoluta. Las pones en tensión, atravesadas por otros conceptos. Ya no es agarrar y ponerse el disfraz de tal o cual maestro, sino que tienes que tensionarlas, investigar los modos de producción, de sentido de esas estéticas, eso es lo interesante porque más que preocuparte por hacer una obra de tal o cual escuela, lo que se pone en juego son los principios, tomándolos profundamente, no solamente en su forma, puesto que esa forma respondió en su momento a su contexto..
Santiago: Es necesario entender qué hay detrás de esas categorías, de esos procedimientos que usaron los grandes maestros. Yo tengo veinte y cinco años de docente, sé a ciencia cierta que no se puede aplicar la misma metodología en todos los casos. Entonces finalmente lo que haces es ir repensando el teatro desde pedagogía, desde los modos de confeccionar una metodología, para poder arribar a una propuesta que el teatro, nuestro teatro, en el aquí y en el ahora pide.