BÚHO: POÉTICAS DE LA INMERSIÓN / Daniel Félix
En Bajtin, la poética se constituye de todas esas abismales capas de sentidos que podemos dar a una obra, la infinidad de cosas que se pueden decir, sin hablar directamente sobre la obra en sí. La poética no está en el texto, ni en la partitura, ni en la plástica; sino en todas esas cosas silenciosas que a través de la forma pueden ser codificadas por aquel que las experimenta. Lo poético es lo que la obra no dice, pero puede ser intuido de manera previa al entendimiento, de acuerdo con esta problemática.
Lo que la obra dice sin decir: un enjambre de silencios poblados de imágenes, evocaciones, provocaciones, intimidades que conectan la sensibilidad de la experiencia artística. Una obra es más o menos poética, en cuanto mayor cantidad de cosas sugiere, sin necesidad de expresarlas en lo concreto.
Unas pocas luces cenitales, minimalistas, vaciadas del peso de sostener una escenografía fija. Los detalles sutiles de una proyección de sombras. El movimiento coreográfico de los elementos de una escenografía funcional para los efectos poéticos. Las capas sonoras que sumergen al espectador, que retornan una y otra vez a un espacio escénico oscilante.
Búho es la propuesta teatral del grupo español Titzina Teatro, que llegó de gira por Cuenca, Guayaquil y Quito. A través de sutilezas conmovedoras e inmersivas, la obra moviliza quietudes y expande cuestionamientos sobre la acción teatral, la hibridez de lenguajes, y la polifonía de cosas no dichas que entendemos como poética.
El argumento de Búho está asido a la historia de Pablo, un antropólogo forense que por un accidente ha perdido la capacidad de generar recuerdos. El conflicto: la enfermedad, la amnesia severa, se pone en escena desde el enfoque poético, y plantea un problema bajo la perspectiva estética de lo escénico.
¿Cómo representar la experiencia de la imposibilidad de crear memorias? Se pregunta el grupo español desde el teatro físico, la dramaturgia y la interdisciplinariedad de lenguajes donde lo audiovisual y el diseño sonoro destacan durante toda la función.
Bajo un hilo de luz, Pablo se sumerge, desciende al ritmo del eco que unas gotas hacen en algún lugar de una oscuridad que acontece al mismo tiempo en una cueva y en su mente vacía. Pablo bucea, queda inmerso en el vacío. El espacio de la metáfora se construye, basculando bañado de luz. Luego cambia la ambientación: una habitación de hospital psiquiátrico se revela; Pablo está sentado sobre un catre y es interrogado por un doctor: dónde estás, cuánto tiempo llevas aquí, qué recuerdas, qué día es, qué hora es, en qué estación estamos, en qué año estamos, cuál es tu nombre, por qué estás aquí…
Si la identidad es el conjunto de recuerdos que nos determinan lo que somos, eso que nos fija a una realidad; entonces, la memoria es el cuerpo con el que construimos nuestra máscara.
El ser despojado de sus máscaras, liberado de la continuidad del mundo, de su secuencialidad. Si el todo es equivalente a la nada, la inmersión deviene búsqueda e inmersión en la oscuridad, en búsqueda de sí mismo.
La cueva. La espeleología de la memoria. La luz lejana. El advenimiento de la realidad. Hibridación y metamorfosis. El eco insistente de gotas que caen. La habitación del hospital que se transforma en una cueva, luego en un espacio del recuerdo, luego en un espacio poético del que emerge un búho, un pájaro obsceno de la noche, un vigía que planea por los lugares perdidos de la memoria del antropólogo amnésico.
La poética, en esta línea de pensamiento, se opone a la proposición de un sistema acabado. La poética es eso que extravía, eso que desconcierta de un discurso o una idea, porque de alguna manera ha conseguido romper la forma de sus sentidos. Polifonía y dialogismo. La poética es aquel fenómeno por el cual se ensamblan diversos elementos artísticos y estéticos, para reconstruir un nuevo discurso, no definitivo, abierto a la interpretación infinita.
En Búho, de Titzina Teatro, la ruptura de las formas es una constante: el diseño sonoro se convierte algo más que una banda, incide en la percepción del espacio, interactuando, participando de los movimientos de los actores, y en su ausencia incita a un diálogo con el juego de sombras proyectadas. De igual manera, el diálogo entre el doctor y Pablo se repite una y otra vez, se modifica, incompleto, construyendo esta problemática de la identidad. La representación enlaza el texto y el teatro físico, lo abstracto y lo concreto, para comunicar algo que escapa de toda exégesis.
Más que una historia, esta obra propone un artefacto sensorial potente, que cuestiona el material del que se compone la realidad. Titzina Teatro problematiza a través de la teatralidad al mundo, desde la ejecución poética de los recursos escénicos, desde la perspectiva de un individuo sin memoria, desde una sensibilidad trepidante, abismalmente alejada de la convencionalidad de los discursos.
FICHA ARTÍSTICA
Idea y creación — Diego Lorca y Pako Merino
Dirección — Diego Lorca y Pako Merino
Dramaturgia — Diego Lorca
Interpretación — Diego Lorca y Pako Merino
Composición musical y sonido — Jonatan Bernabeu y Tomomi Kubo
Diseño iluminación — Jordi Thomàs
Dirección Técnica — Albert Anglada
Diseño vídeo — Joan Rodón
Vestuario - Ona Grau
Diseño escenografía — Rocío Peña
Construcción escenografía - Albert Ventura i La Forja del Vallès
Diseño gráfico — Isa Besset
Fotografía - Quim Cabeza
Producción — Luz Rondón y Tanya Carp
Técnicos en gira - Sergi Cerdan Aguado y Meritxell Cabanas Collell