Gracias a Lorca están descifrados los ángeles y las musas. Gracias a Lorca también tenemos pistas para encontrar duendes.

Lorca es esa necesaria evidencia del Siglo XX: es literatura, teatro y paredón.

Invocarlo es un reto a la estética, pero pensarlo desde criterios patrimonialistas de exclusiva conservación es un error al sabor y al espesor de la sangre.

El proyecto Seres Danza Teatro se ha planteado este enorme horizonte, trayendo una temporada de dos funciones de la obra Bodas de Sangre, adaptación libre de la icónica obra del mismo nombre, presentada los pasados 22 y 23 de octubre en la Sala de Artes Escénicas Espacio Vazío – Ispade.

Las convicciones de este proyecto compaginan con el legado del autor. Seres elije libremente colocarse la soga al cuello; precisamente una de color rojo. Un hilo que nos conducirá por el símbolo de diferentes maneras: a veces como un corazón, otras como el buqué de la novia; a ratos como la fragilidad, el tiempo; y por supuesto la trascendencia de los linajes. Otros elementos llaman la atención con claridad: filos de navajas, cuchillos y una gran máscara hípica, el color blanco.

Llaman la atención también las características de los intérpretes, de algunos la técnica, de todos, el compromiso con la pasión de bailar, más allá de la formalidad de la escena. En este sentido, la dirección general y la dirección de actuación toman acertadas decisiones, aprovechando los recursos de ángel, musa y duende del elenco.

*Bodas de sangre*.Foto Archivo El Apuntador

El galope y la crin del caballo se hacen presentes en el poder de la voz y la cabellera larga del actor que representa a su jinete. Los conflictos internos del amor apasionado viajan con calidad a través de la capacidad de encarnar matices sutiles y fuertes de la intérprete de la novia. La presencia y el peso de la voz de la intérprete de la madre no deja lugar a dudas de que es ella quien maldice el luto provocado por heridas cortopunzantes. La bondad, la entrega, la urgencia y la fuerza de la disciplina se dejan sentir en el cuerpo y la mirada noble del intérprete que representa al novio, que nos regala esa sensación particular que se experimenta al presenciar la batalla entre David y Goliat sin onda de por medio. Las mujeres, que habitan ese destino denunciado en su evidencia, con claridad y contundencia nos traen la incomodidad de saberlo aún vigente, las lágrimas son verdaderas. La luna, la noche o la muerte en sus dos caras, de luz y sombra, imágenes poderosas que tejen el relato desde presencias muy antiguas que no se cuestionan, nos devuelven con frialdad la cara de nuestras propias pasiones.

La danza está presente toda la obra, el espacio está siempre en movimiento. Los momentos de énfasis en la coreografía están bien ensayados y nos permiten disfrutar de la sensación colectiva en la diversidad de las corporalidades de los intérpretes.

El uso de la escenografía y telones es limpio y creativo. La puesta en escena es prolija y generosa. La iluminación aprovecha al máximo los recursos disponibles, genera imágenes y sensaciones en vivo bien logradas.

La dirección actoral es muy pertinente y hábil con los recursos de los intérpretes. Todas las actuaciones nos transportan a la realidad de los personajes y a las emociones del ser humano, que también nos tocan como espectadores.

La dirección general abarca todos los ámbitos artísticos expuestos y además la producción del espectáculo. La tarea se cumple desde una perspectiva sensible y cariñosa en todos los casos, lo que habla de la virtud de César, el director de la obra.

Ficha técnica:

Bodas de sangre / Seres danza teatro

Dirección general: César Eduardo Alvarado

Dirección Teatral: César Vera Santos, Atomo Danza-Teatro

Asistente: Daviana Zambrano

Intérpretes: Viviana Muñoz, Alexandra Fernández, Angélica Montufar, Nicolé Reina Bastidas, Sofía Rengifo, Pedro Sarsoza, Diego Morán.

Sala de Artes Escénicas Espacio Vazio Ispade