Bodas de sangre y el destino trágico /Santiago Rivadeneira Aguirre
Los tres elementos plásticos fundamentales de la tragedia de Federico García Lorca Bodas de Sangre: el caballo, la luna y los hilos de sangre, son la apertura estética del espectáculo del colectivo Seres Danza Teatro. De alguna manera, también constituyen el ‘misterio’ que hay que desentrañar de la obra, cuyo carácter sugestivo, evocador, va a introducirnos en la trama, los temas y sus variantes: los celos, la traición y la muerte, que se suman a la fatalidad que forja el suceso sangriento final.
La imagen espectacular del caballo representa las fuerzas incógnitas que entrarán en franca querella, la vehemencia de los personajes, en ocasiones exagerada, que sin embargo, ponen en expansión la dramaturgia lorquiana desde la perspectiva de la poesía y sus resonancias. Y son las resonancias, los ecos y los retumbos los que de manera constante ovillan y tejen el fervor, la pasión y las dobleces de las situaciones contadas, como el rasgo sobresaliente de la tragedia que se avecina en la que no tiene cabida el arrepentimiento.
Bodas de sangre. Foto: Alexander Manzanares
Los ‘elementos trágicos’ de Bodas de sangre, (en la versión del grupo Seres Danza Teatro) se sustentan en una singularidad: las destemplanzas de los personajes principales como la Madre, la Novia, Leonardo y el Novio. Está, además, el coro que ‘coreografía’ las sucesivas contingencias para descubrir la intensidad dramática que marca el ‘ovillo de sangre’ que se ‘derrama por el suelo’ desde el tabernáculo ocupado por la Luna. (La Luna deja un cuchillo / abandonado en el aire /que siendo acecho de plomo / quiere ser dolor de sangre). La Mendiga –como el gran simbolismo poético- es la personificación de la muerte y de lo inexorable del acontecimiento que se avecina.
Lo trágico, en el trabajo del grupo, se perfecciona por el cruce de lenguajes: la danza y el teatro. Y, consiguientemente, por el acento puesto en lo que los personajes del novio y la novia representan: la soledad y el final de la estirpe cuando el matrimonio no termina de consumarse ante la muerte del novio. La Madre le había dicho su parecer y sus esperanzas al hijo, antes de su partida:
Sí, sí; y a ver si me alegras con seis nietos, o los que te dé la gana, ya que tu padre no tuvo lugar de hacérmelos a mí.
Como ocurre en la obra Macbeth de Shakespeare, aquí las navajas y los cuchillos, se convierten en los instrumentos fatídicos que definen el sentido de la justicia por mano propia. De ahí el valor de haber considerado la necesidad de mostrar en el escenario, la magnitud de las muertes de Leonardo y del Novio. Es la coreografía de la muerte. Es la danza de la sangre que es al mismo tiempo símbolo de la fertilidad perdida. Es el floreo de los cuerpos para cumplir con la deficiencia trágica del destino, mientras el coro-danza acentúa el ‘efecto trágico’ como un ‘comentario poético’ para ilustrar –si el término cabe– la intensidad de lo que está acaeciendo.
El imperativo (social) del conflicto lorquiano de Bodas de Sangre, en la versión del grupo, –ligado a la necesidad de justicia y piedad–, adquiere relevancia por la configuración contemporánea de la tragedia, para distinguir entre compulsión (decirlo todo con la tragedia) y el lenguaje actual, que deberá sostener ‘todo el tiempo’ la estructura esquemática, la expresiva puesta en escena, las voces desencajadas de los personajes; y las mutaciones que se producen entre los momentos coreográficos, la música, la iluminación, la escenografía, el vestuario.
Es decir, los sujetos (los seres lorquianos) que participan del conflicto y el mundo visible que se disputan, implica también una lectura precisa sobre las certezas religiosas y morales de los individuos que la tragedia de Federico García Lorca borra o contradice, porque lo que interesa es ir más allá del simple ‘efecto de realidad’, sin romper la perspectiva de la propia escena.
Ficha técnica
Grupo: Seres Danza Teatro
Obra: BODAS DE SANGRE
Adaptación libre de la obra de Federico García Lorca
Lugar : Teatro Variedades. Temporada junio 2022
Dirección general y coreografía: César Eduardo Alvarado
Dirección Actoral : Julio César Vera
Intérpretes: Viviana Muñoz, Alexandra Fernández, Nicolé Reina Bastidas, Angélica Montúfar, Sofía Rengifo, Pedro Sarzosa, Diego Morán
Diseño Gráfico: Alexander Manzanares
Voces en off: Jesús Linares
Vestuario: Ledis Muñoz
Asistencia de logística y dirección: Daviana Zambrano
Boletín de prensa y cuña radial: Mariano Lo Ruso
