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Carta para “La Coleccionista”

La coleccionista, Carolina Váscones. Foto Jabiera Guerra

Carta para “La Coleccionista”

De Josie, la coleccionista de cucharas y objetos de madera

Querida Carolina:

Después de verte en el escenario, el día del estreno*, me quedé pensando y curiosa por saber cómo habrán sido tus otras dos presentaciones. Te preguntarás ¿Por qué? porque luego de tantos años de conocerte a ti y a tus personajes, no dudo que cada función fue única y cargada de lo que eres: la artista que todo el tiempo está atenta a lo que te dice el escenario y el público, explorando en lo mágico del momento escénico.  Proponiendo, de acuerdo con ello, -cuidando el aroma particular de la obra, en ese tejido móvil que sostiene tu pensamiento creativo inquebrantable, que no se doblega a pesar de los imprevistos escénicos- bailar, es decir, concretar a través del gesto un discurso que fluya y de cuenta de un hecho artístico, en esta ocasión La Coleccionista, muestra auténtica y fiel a sí misma.

Reconozco que al ver este trabajo sentí, de alguna manera, que el cuerpo renunciaba a su deseo de moverse en un puro sentido coreográfico más reconocible, y se emancipaba, revelándose para superar toda expectativa. Se evidenciaba aplomo y seguridad en las decisiones tomadas y en los claros principios que siempre te han constituido como investigadora del movimiento: tu relación con lo ficcional devela esos universos particulares y únicos que viven en ti.

Desde la butaca vivimos una quietud compartida, entre lo que susurraba la Coleccionista para sí misma y los otros. Profundos momentos donde todo hablaba: esas piezas que hacen parte de tu ser coleccionista, así como esos gruesos abrigos y riquísima indumentaria cocida y construida por tu propia mano, donde fue posible ver todos los personajes con los que permanentemente dialogas, complementado esto con una acertada proyección audiovisual, que devela, con herramientas digitales, lo que probablemente sucede en tu interior, en tu cuerpo y en tu ser coleccionista. Momentos que hacen posible mirar con ojos sensibles la arquitectura poética sostenida en imágenes de tu propia historia, la de tus seres presentes y ausentes, y todo aquello que has ido recopilando en tu corazón, para entregarnos esta fábula viva y seductora.

No obstante, el tiempo escénico es fortuito, la tecnología es caprichosa, y ahí se prueba el personaje real, Carolina y su calma en la tensión viva en la espera del surgimiento de algunos elementos que acompañan a la propuesta; algunos llegaron, magníficos, otros se revelaron a modo de conspiración y permitieron que nosotros, cómo público, tuviésemos la oportunidad de ver en este estado azaroso a la intérprete en un momento de improvisación potente, lleno de poesía, desplegando narrativas menos fijas, poco lineales y seguras, ‘que lograron ser parte de lo escénico transitorio motivado por situaciones concretas’, parafraseando a Oscar Cornago.

La coleccionista, Carolina Váscones. Foto Jabiera GuerrA

Me detengo ante las situaciones inesperadas durante la función y cómo las supiste afrontar; cuestión que solo es posible cuando la obra va más allá de ella misma y se viste de tiempo propio,  otorgándole, como a la Coleccionista  esa posibilidad de emancipación y el derecho de asumir  los personajes revelados: Tú, cosedora de corazones, dadora de vida a lo que amas, tú, manos que alimentan los detalles íntimos, únicos, no siempre evidentes; sin embargo, artífices de tus personajes y la atmósfera de la obra, capaces de permitirnos reconocer a cada una de estas coleccionistas. Eso fue lo inesperado, esas tus manifestaciones. ¿Qué vieron los otros?  Estoy segura de que todos esos universos que construyes.

En esta propuesta, valientemente transgredes las fronteras académicas, tomas riesgos y expones una obra que no puede ser atrapada en palabras. Un certero hallazgo para tu trabajo de titulación que guarda tu impronta: “la coleccionista testaruda, siempre fiel a sí misma, que no sigue la norma”.

La coleccionista, Carolina Váscones. Foto Jabiera Guerra

Si bien es importante que los artistas puedan defender sus criterios desde la palabra escrita, esta no sustituyen la verdadera razón de un creador. Y así, entre urdimbre y trama, un zurcido que no esconde el artificio, sino que ofrece nuevas miradas hacía lo que hubo antes de ser transformado, tu diseñas tu discurso.  La importancia de lo escrito como criterio del saber y de legitimación se desmantela, pues la obra interroga e interpela a la palabra escrita y, a su vez, valida la unicidad del movimiento y su práctica misma.  Creas una geografía particular que no excluye formatos artísticos, todo lo contrario, logras mezclarlos y atravesar la topografía que labra tu dramaturgia, amalgamarla en un espacio abierto que confabula exquisitos lenguajes. 

Con este y otros trabajos, reconozco en ti ‘Coleccionista Carolina’, a una creadora potente, silenciosa, a una artista … “con tanto que decir que tiene la Carito”, como verbalizó esa noche de jueves, la bailarina Zully Guamán.  Esa noche de estreno, donde todos disfrutamos tanto de la mujer con su colección de abrigos, guantes, retratos, sonidos, pausas y quietudes … que yo, aun disfruto.

Respetos Coleccionista.

·      La Coleccionista, una obra de Carolina Váscones con la colaboración de Jabiera Guerra en la música y codirección, y en la iluminación, Emiliano Guerra

·      Teatro Malayerba, enero 16-2025

Lo concreto de lo abstracto: acercamientos a  Los sonidos del pensar en el teatro y la danza de Santiago Ribadeneira | Daniel Félix

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