CRÓNICAS TEATRALES 2 ¿DO YOU LIKE PIÑA COLADA? Francisco Bedoya
- ¿Amor, me voy no más?
- Sí, no te preocupes estoy bien. -Me dijo con un beso sabor a “infinito” y muerta de los nervios.
- Ojalá den piña colada en la obra. -Suspiré
- Me traes poquito.
Miles de imaginarios pasan por mi cabeza, miles de yoes en “infinito” de situaciones, tantas como los besos de mi esposa. Mientras mi mente se arrastraba al colapso de realizar su más noble función: solucionar problemas que nadie ha pedido, me dan las 7PM. Mi esposa en labor de parto y yo llego al Teatro Prometeo.
“Do you like piña colada?” genialidad a cargo de “Gatorelato/escena” El elenco, compuesto por Francisco Ordóñez, Andrés Obando, Saraí Medina, Gardenia Muñoz, Jhonny Hidalgo, Camilo Pacheco, Analía Borja, Vanessa Moncayo, Denise Neira y Sara Franco, dirigidos por Nadinka Flores y Pedro Sánchez, desde 2015 han forjado su nombre en el ámbito teatral contemporáneo mediante la creación de obras que nos sumergen en lo liminal del teatro físico y la danza-teatro, creaciones que trascienden las narrativas convencionales y exploran la expresión a través del cuerpo.
Al entrar al teatro la luz ya había desaparecido, un millón de piñas escondidas en la oscuridad, un tímido proyector nos ignoraba con un cuadrado de luz en medio del escenario y una voz nos sugiere esperar un poco más, la maravilla del Teatro Prometeo, ser un circulo, era aprovechado por la magia de los intérpretes, mejor llamarlos “operadores”, (sin ser pretencioso Chevalier nos da el termino preciso para el límite entre seres que bailan, viven la ficción y cantan) de la locura, de la psicodelia, del delirio. Entran y salen personas de todos lados, las piñas desaparecen, en eco una advertencia “Una historia es como una piña, cada quien da cuentas de la tajada que se come”. Cuerpos sin necesidad de letras en su ciclo de transformaciones nos regalaban imágenes preciosas, Denise Neira, Sara Franco y Saraí Medina seres multiformes generadoras de múltiple verdades, guías de un viaje en el tiempo, tal vez setentas, o un tiempo único que existe al sabernos perdidos en nuestra cabeza…
Entra él, Jhonny Hidalgo, y se pelea por una piña con ella, Vanessa Moncayo. Una confesión: “Mi mujer se ha perdido en mi cabeza”. La perdida baila en medio del escenario, el resto miran y empieza “Locomia”. Una silla en el centro y suena una llamada, la primera y tal vez la única de toda la obra. ¿Cuantas cosas puedo imaginar antes de contestar? La locura nos empieza a envolver. “La locura es contagiosa”. Un spanglish se vuelve el ritmo de ella. ¡Y a posar! Al centro todos, pose, pose, pose. Ingresa una versión generada bajo ese juego de ficciones de Andrés Obando para hablarnos de pantuflas, al piso le salen corazones, relaciones de amor extraño, la pantufla se vuelve un zapatofono y una llamada saca a todos, simplemente exquisito, me sentí a la deriva, en altamar y fui dejado de nuevo en mi asiento.
“Yo pienso en ti, es lo que hago cuando no quiero pensar en nada”. Pancho Ordoñez nos lleva del delirio a una posible herida, ¿Soy la nada de alguien? La insistencia y sombras de colores se cruzan. ¿Alo? NO CONTESTES, de nuevo la primera y tal vez única llamada. La gripe y la locura saliendo en tos. Ella y él se buscan, se hablan, se aman. Empiezo a sospechar que la idea no es generar locura o algo parecido, si no volver loco al público. Solo al borde de la razón nos sumergimos en la psicodelia. ¡A la deriva sobre el delirio! Fui más profundo.
Saltitos. Algo se buscan, invasión de moscas. LOCURA. Me dio ganas de rascarme. Ahora soy la mosca. Gardenia, una queja entra a hablar-cantar de su madre, el reclamo sobre esa farsa llamada tiempo con la ayuda de una foto. “Las cosas pasan cuando tienen que pasar” un asesinato en medio de la fiesta de las chicas Ye Ye, la preciosa voz de Analía Borja vibrando en nosotros. Muere Andrés y todos se cuestionan qué es el amor. Donde murió Andrés, mueren todos y la risa de Sara Franco nos da un respiro. Él nos recuerda que es angustioso morir y ahora porta el arma. “La razón de mi mujer es un perro”. Los muchos cuerpos-ecos de él y de ella, de su amor, de su locura, mientras todos pasan él mira la pistola, sillón rojo, luz roja, pensamiento en rojo, el caño apunta a su frente y todos bailan. Camilo Pacheco roza con Brecht y pide “Fuera luz, fuera música”, todo se desuda y el público se ve con el público. ¡Y hasta aquí! Un respiro más profundo. Ese vacío me invita a un encuentro de mi necesidad de viajar en la locura, de reconocerme en un delirio de posibilidades, la obra funciona como un disparador de esas provocaciones.
Volvemos a vivir la angustia de a poco. Él sigue con el arma. “La mujer que amo se ha perdido en mi cabeza”. Todos caminan hasta que él asesina a ella. Cada quien rinde cuentas de la tajada de piña que se ha comido y una llamada para que ella vuelva a la vida. ¿Todo vuelve a empezar? O tal vez nunca empezó. La primera y tal vez única llamada nos da un silencio. NO CONTESTES. ¿Aló?
La función termina con todos los operadores en círculo bailando y aplaudiendo. Brillante provocación de tomarnos el escenario y bailar. Aun sin recuperarme del todo de la psicodelia, mi mente vuelve a engranar quien era yo.
Si daban piña colada en la obra, un acierto de la experiencia escénica, dejando de lado un posible alcoholismo clásico de un escritor clásico, la conexión directa con lo que empezó todo esto, el vino, Dionisos dios del teatro, pido uno para mí y recuerdo que tenía esposa, y recuerdo el parto, pido dos tragos para ella y corro al quirófano de tres ruedas, a preguntarle qué tal le fue en su estreno.
Ficha Artística:
Dirección: Nadinka Flores Sierra & Pedro S. Montoya
Elenco:
Vanesa Moncayo, Johnny Hidaldo, Francisco Ordoñez Auz, Camilo Pacheco, Sara Franco, Andrés Obando, Analía Borja, Denise Neira Vieira, Saraí Medina, Gardenia Muñoz
Vestuario : Adriana Valarezo
Producción GatoRelato
Francisco Bedoya: Actor, director y dramaturgo, director del colectivo Susurros Teatro desde el 2014.
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