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Danza contemporánea, su pedagogía

Clases Rosa Amelia Poveda. Foto Silvia Echevarria El Apuntador

Danza contemporánea, su pedagogía

Genoveva Mora Toral

Nominar una investigación implica, en primera instancia, hacerse cargo de las palabras y, a partir de ellas, iniciar un camino de reflexión, porque aquello que se nombra, y más aún si se lo hace público, resuena, toma cuerpo, se eleva o se vacía; desciende, si en ellas ha primado liviandad y ligereza. Por esta, y otras razones también profundas, hablar de ‘pedagogía de la danza contemporánea’ se presenta como un riesgo, un reto para ser analizado de manera persistente. 

‘danza contemporánea’ conlleva en sí varias y posibles interpretaciones: contemporánea porque sucede en este nuestro tiempo. Sin embargo, nominar o denominar a la danza ‘contemporánea’ en términos conceptuales abarca un espectro más amplio, de hecho, no existe un significado fijo, pues es un arte, una disciplina en la que se encuentran, enlazan e interrelacionan muchas técnicas de movimiento que,  se ‘alteran’ y se resignifican, dependiendo de cada coreógrafo e intérprete, porque, como bien sabemos, es una disciplina que admite diversidad de cuerpos, ya no hay requerimientos físicos que impidan acceder a ella. Así cada cuerpo, con sus limitaciones y particularidades, inscribe una manera de abordar la danza, obviamente teniendo en cuenta que se trata de una disciplina, de una construcción artística que, por cierto, echa mano de la interdisciplinariedad, en aras de construir un discurso que se conecte con un entorno, no exclusivamente personal, sino que dialogue con el mundo.

Otra de las particularidades de la danza contemporánea es el objetivo planteado, porque si solamente se persigue arribar a un resultado=obra, se pierde algo fundamental que es el proceso, ese espacio de tiempo en el que la investigación no sucede tan solo a nivel corporal sino que se alimenta de otras artes, de modos diversos de abordar un tema; podría hablarse, en términos metafóricos, de una etapa de nutrición, que luego se revertirá en lenguaje corporal que lleva en sí, no únicamente una forma, sino un concepto que le concede solidez y volumen. Me parece que, precisamente es en esta etapa donde emerge el lenguaje y, a partir de este encuentro (que lleva largo tiempo) se inicia también la construcción de una poética.

Creo que, justamente, es en el proceso donde se conecta y entra en juego el tema de una pedagogía de la danza contemporánea. Y donde también se plantean una serie de cuestionamientos a los modos de enseñar/aprender. Afloran preguntas y dudas, cuyas respuestas, cuando de prácticas contemporáneas se trata, no son únicas, sino que más bien abren todo un universo creativo a la hora intentar resolverlas. Entonces, toma lógica uno de los principios que definen a esta práctica, y es todo el cuestionamiento a un afán homogeneizador de técnicas.

Por esta razón, entre otras, se concibe la danza contemporánea, al igual que todo discurso artístico, como un modo de ver el mundo, una mirada desde el cuerpo, que establece un nexo entre esa percepción del mundo y la investigación/creación. 

 

Microscopia

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¿Qué hubiese sido mejor: haber prestado mucha más, o algo menos de atención?’

¿Qué hubiese sido mejor: haber prestado mucha más, o algo menos de atención?’