El Festival Internacional FIAVL/Loja EL ACONTECER EN LAS ARTES ESCÉNICAS
Santiago Rivadeneira Aguirre
Alguna cuota de ficcionalidad persiste en los exteriores de una sociedad, cuando decide enfrentarse a sus propias representaciones, ya sea en el plano estricto de lo simbólico, como en el de su amplia y disímil cotidianidad, para una posible invención poética.
El Festival de las Artes Vivas de Loja, se ha convertido, en su segunda edición, en una cita con la complicidad y la ficción, ambas como una estrategia que intenta levantar nuevas lecturas y nuevas sensibilidades respecto de las artes escénicas y de sus múltiples expresiones. El tiempo de la vida y el tiempo de relato fueron capaces de coincidir, para dar sentido a la realidad.
Obras como Fragilidad del grupo quiteño Antrópolis, con la dirección inteligente de Andros Quintanilla, o Travesía del colectivo chileno Peregrinas, un montaje de danza, música y teatro, fueron capaces de poner en crisis la mirada de los espectadores por sus planteamientos escénicos, los temas que nos propusieron y una estética sin retóricas. Y por ese mismo camino estuvieron Mía Bonita de la Corporación Zona Escena de Guayaquil; Funeral para una idea de un hombre del grupo Funeral para una idea de Quito, dirigida por Javier Díaz Dalannais o la espectacular puesta en escena del Teatro de las entrañas de Cuenca con La gallina de Edmundo y la solvente actuación de René Zavala.
Esa ficcionalidad que se esparce y se extiende para romper y cuestionar la rutina, es una forma de teatralización, para la cual no se requieren ensayos o predicamentos previos, porque los habitantes de una ciudad han sido capaces de construir un nuevo tiempo de la acción y compartir la (vieja) utopía de la comunidad.
El acontecer o el devenir deja de lado los trucos ideológicos del sistema y entabla una serie de diálogos espaciales/temporales con la ciudad, que de manera paulatina se desdramatiza de las contingencias, porque ahora empiezan a coexistir múltiples estructuras narrativas (o relatos) sin falsos radicalismos.
Loja se sintió conmovida por la presentación de Eloy Alfaro Ópera, la creación del manabita Ángel Muentes Villafuerte, junto a la Orquesta Sinfónica de la ciudad dirigida por Andrea Vela. “Es la primera ópera completa que se hace en Ecuador sobre la vida del general Eloy Alfaro”, señaló Muentes.
Y estuvieron además Zibaldone de Els Comediants de España, (que abrió el Festival) con este estreno mundial que se convierte en la gran crónica sobre su larga trayectoria artística; Le Padox-Maîtres du Desordre, un teatro experimental de marionetas que se desplazó por las calles de la ciudad; El principio de Arquímedes del Estudio de Actores con una temática que fue capaz de señalar, sin tapujos, los incomodos de una sociedad que de cara a sus propios prejuicios y excesos, siempre mira para otro lado. La ciudad invisible de María Luisa González, reconocida obra de danza teatro sobre Anita Bermeo como un tributo a la imaginación y la memoria.
Esas nuevas narraciones le han sacado de foco a la ciudad. Y la ciudad de Loja (porque de ella hemos estado hablando) se convierte en un murmullo en busca del significante perdido. La representación como conflicto y dilema. Y cada uno: niños y jóvenes, adultos y practicantes, aportan con su porcentaje de ficción para un entramado que se teje a diestra y siniestra. (‘Las nociones de espacio y tiempo, solo tienen verdad en lo abstracto’ porque ya no dependen solo de un encuentro carnal con el mundo)
Por eso los llamados ‘ciudadanos’ dibujaron y pintaron en las calles, se involucraron en performances y crearon una partitura constituyente, es decir, entraron en el ámbito de la fábula donde surgen eventos y espontáneas grafías de intervención, como líneas de continuidad que corresponde sostener.
El Festival de las Artes Vivas de Loja es un acontecimiento en muchos sentidos. Porque ha convertido la connivencia en su mejor fundamento; y porque hay un diseño de puesta en escena cultural y urbana, para pensar la ciudad a través del arte, del teatro, de las expresiones populares en acto, abiertas además desde el Off Festival. No hay vastedad sino espacialización del tiempo. Del tiempo de la ficción que consiste, como dijo Foucault, no en hacer ver lo invisible, ‘sino en hacer ver hasta qué punto es invisible la invisibilidad de lo visible’.
Y de ahí la contundencia, por ejemplo, de las mutuas proximidades que pudieron darse entre lo ficticio, la teatralidad y las posibles verosimilitudes planteadas en obras como Quiero decir te amo, del grupo Humo negro de Argentina, Cero aguacero del Teatro Rodante de México y Amerikuentos del grupo La mestiza de Ecuador.
Hay una necesidad perentoria de eliminar cualquier frontera –natural o artificial- entre ‘la escritura y el sujeto’. Es decir, resolver esa necesidad casi ontológica (ya bastante discutida) de reinstalarnos como cuerpo fecundo en el dominio del pensamiento. Mientras tanto, hay que considerar una noción de lugar o de territorialidad, para que el cuerpo pudiera cubrir aquella vacancia que se despliega o se desprende desde un acontecer de sentido.
En la lista de ofertas escénicas, caben el divertimento/cabaret de la mexicana Astrid Hadad y su Tierra misteriosa; el espectáculo de mimo clown de Elastic Artisto de origen Belga, los Contadores de mentiras con una obra de circo rural sobre la guerra de los Canudos de Brasil; El Ensueño de Martini, un actor y mimo que llegó de Argentina; En el esqueleto de la ballena del ya legendario y mítico Odin Teatret de Eugenio Barba, que hizo una invitación desde el ritual del teatro y la memoria; y más allá Mi Compañía de Teatro de Mérida Urquía que presentó la obra La extranjera, una especie de canto contenido.
Y El obligo del mundo del Colectivo Artístico Espacio En Blanco de Loja; La ilustre desconocida de Itzel Cuevas, una pieza teatral sobre Rosa, la mujer que soñó que un hombre soñaba que… Contra la ley de Isaac de Martín Peña, (una exquisita provocación desde la técnica, la caricatura y la creatividad). Amores disparatados que junta a varias agrupaciones de teatro de Quito; Las Invenciones de quietud y movimiento de Thalía Falconí y el músico Federico Valdez. O Los materiales de la ira y del amor de Wilson Pico, y Morena, una exhibición del grupo Ceibadanza de Manta que une varios lenguajes. También Guadual (Teatro Sánchez Aguilar) en clave de circo de fibras naturales, que llegó de Guayaquil con esta propuesta distinta que tiene como elemento motivador a la caña guadua y a los montubios. Y Mud Gallery – La Intrusa (Esos animales de hermosa piel) de España, que despliega una danza narrativa, sin contemplaciones.
En cualquier caso, en ese territorio en ocasiones imprevisible, el dominio de pensamiento importa como ‘vértigo’ y ‘metamorfosis’, cuando hay en esas formas de relación una `puesta en escena’ que involucra al cuerpo, al espacio, al desarrollo estético-artístico teniendo como aforo a la ciudad, para la construcción de una subjetividad compartida.
Ese ‘acontecer de sentido’ crea las condiciones para una ‘conciencia constituyente’ y un ‘mundo constituido’. Mientras tanto qué pasa con los sentidos, con los necesarios y sucesivas arrimos que son mediados por las formas y a las cuales se les imponen condiciones que buscan romper cualquier intento de ‘unidad’. (Nietzsche se atrevió a decirnos que el mundo que nos debe importar es el mundo de lo falso: “es decir, no es un estado de cosas sino una invención poética y el redondeo de una suma insuficiente de observaciones; está en la corriente como algo que deviene, como una falsedad que se modifica una y otra vez, que nunca se acerca a la verdad: pues no hay verdad”)
El ser humando se vuelca hacia todas las representaciones de exterioridad que el sistema ha ido destruyendo. La producción de sentido ya no parece depender de la fe y ese encuentro libidinoso con el mundo, sino de la apertura a un horizonte amplio de conocimiento y de pensamiento, que nunca deje de lado a la colectividad como referente, porque son las visiones del poder las que promueven la fragmentación y el desmembramiento del individuo.
El sujeto que se encumbra o se volatiliza en los límites de la ficción, primero crea un vacío (necesario): el de la constatación de un lugar que solo se propaga en ese mismo vacío. Esa es la ciudad que ahora se vuelve a encontrar como escenario, que copó con su presencia cada una de las funciones, sin discriminar entre grupos nacionales o extranjeros. Seguramente el Festival Internacional de las Artes vivas de Loja (que cuenta con el respaldo decidido del Ministerio de Cultura y Patrimonio, y la alcaldía de la ciudad) podrá abrir otras posibilidades para los diferentes actos de representación que la sociedad demande, en cualquier parte del país y que muestre lo que subyace en la teatralidad de la vida suspendida y la del propio teatro.
Porque este Festival de Loja solo se fortalecerá y crecerá cuando crezcan y se fortalezcan los otros espacios que ya tienen un largo y fecundo recorrido.