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MAMA SARA, EL CICLO DE LA VIDA DESDE LA COSMOVISIÓN ANDINA | Jhonatan  Achig

Mama Sara

MAMA SARA, EL CICLO DE LA VIDA DESDE LA COSMOVISIÓN ANDINA | Jhonatan Achig

El epígrafe con el que inicia la novela Los Hermanos Karamazov de Dostoievski dice: “En verdad os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto”[1]. Se trata de la parábola del grano de trigo, una alegoría sobre la resurrección usada por Jesús para instruir a los discípulos sobre tres cosas. Primero, que se debe morir. En segundo lugar, les muestra que Dios es dueño del control. En tercer lugar que su muerte tiene un propósito. Esta alegoría alcanza para explicar el poder de Dios, pero no para profundizar sobre un sentido de la vida, pues no todos estarían destinados a la resurrección.

En la tradición occidental cuando nos hablan de ciclo de vida  sabemos que se hace referencia a un proceso lineal, donde se nace, crece, desarrolla, reproduce y muere. Es decir, la muerte es indiscutiblemente parte de la vida, pero también es el final. Esta visión hace que uno entienda que tras la muerte no hay nada y por eso uno le llega a temer. Para que la humanidad alivie ese temor, las religiones prometen un paraíso al que pueden llegar y tener vida eterna si se cumplen con los mandatos religiosos. Esa visión lineal está cerca del temor para ubicar la esperanza en el más allá. 

Mama Sara

En la cosmovisión andina, en cambio, la vida y la muerte son una y lo mismo. La concepción de la vida y la muerte no tiene carácter lineal o vertical, es cíclica, es decir, uno nace para morir y luego de la muerte volver a la vida. Esa visión invariable es para todos los seres de la naturaleza salvo para los elegidos y no tiene relación con la idea de reencarnación, ni tampoco se acerca al pensamiento del eterno retorno[2].

La cosmovisión andina tiene que ver más con la dualidad del todo. Es decir, si hay luz debe haber oscuridad, si hay noche debe haber día, si hay luna debe haber sol, y por tanto si hay muerte debe haber vida y viceversa. La muerte no es algo que se deba temer, pues es un eterno viaje entre ser semilla, fruto, alimento, luego morir y retornar a ser semilla. En esta visión desaparece el temor y la esperanza no se queda en el más allá sino que está en esta vida misma.

Mama Sara

Esta manera de ver e interpretar el mundo que para muchos puede ser novedosa y un poco enrevesada se explica de manera pedagógica en la obra Mama Sara, escrita y dirigida por Silvia Brito, que cuenta con la dirección coral de Alejandro Roditti y Camila Flores. En escena participan las niñas, niños y jóvenes que integran el Coro Infantil y Juvenil, de la Fundación Teatro Nacional Sucre, además cuenta con la interpretación musical de la Orquesta de Instrumentos Andinos, dirigida por Jorge Cela.

Mama Sara es una obra para toda la familia que explora el ciclo de la vida, desde una propuesta visual, escénica y musical. Digo visual porque cuando ingresas al teatro te encuentras con una escenografía diferente, donde sientes que asistes al velorio de alguien, y te hallas con un altar velado donde el elemento principal es el maíz. La obra en escena nos narra la historia de Sami, una niña que acaba de perder a su abuela Mama Sara.

Mama Sara

En sus sueños, Sami vivirá un mágico viaje con la ayuda de un travieso curiquingue y la guía de sus abuelas, cuatro personajes que son representaciones de los elementos de la naturaleza, tenemos primero a la Pachamama (madre tierra), luego a Mama Cocha (agua), después discute con Mama Huaira (viento) y finalmente Mama Nina (fuego) con ellas entiende la vida como un ciclo donde cada elementos llega en el momento adecuado. Ellas le ayudan a comprender que su abuela Sara (que significa maíz en kichwa) la acompañará siempre en un eterno viaje cíclico. Sara como semilla ha vuelto a la tierra para renacer, dar frutos, ser alimento, morir y volver a la tierra. Sara nunca se irá. Quizá la abuela ya no está en forma física pero es parte de ella y ella es parte de la abuela.

Los integrantes de la obra son jóvenes y niños que aparecen en cada uno de los cuatro momentos marcados por la aparición de las abuelas, que por medio de la música explican la existencia a Sami. La obra pone en escena un gran número de personas que cumplen su rol y muchas veces traspasan el escenario para ir hacia el público.

Mama Sara

Es una obra inmersiva porque el espectador se ve envuelto en la atmósfera y los sonidos del campo, la fiesta, la siembra y la cosecha, mientras disfrutan de los aromas y sabores del Inti Raymi. El estreno mundial de Mama Sara se llevó a cabo los días viernes 7, sábado 8 y domingo 9 de julio en el Teatro México. Es un espectáculo en donde el público vive una experiencia que involucra los cinco sentidos, y uno de los elementos más logrados es la creación musical a cargo de compositores del centro cultural Mamacuchara, Giovanny Mera y Luis Garrido, interpretada por la Orquesta de Instrumentos Andinos.

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En la obra se usa música nacional, sanjuanes yumbos y otros ritmos andinos tradicionales que llaman a la participación del público cantando, tocando e incluso bailando. Con la música interactúan también las voces infantiles y juveniles que tienen su propia característica y frescura,  dando un impulso a lo que se presenta.

Ficha técnica 

Escritura y dirección: Silvia Brito

Participación: Niños y jóvenes del Coro Infantil y Juvenil de la Fundación Teatro Nacional Sucre

Dirección coral: Alejandro Roditti y Camila Flores

Música: Giovanny Mera y Luis Garrido

Interpretación: Orquesta de Instrumentos Andinos bajo la dirección de Jorge Cela.

[1] Capítulo 12 del Evangelio de Juan

[2] El eterno retorno es una concepción filosófica del tiempo postulada por Nietzsche, que  planteaba una repetición del mundo en donde éste se extingue para volver a crearse. Consiste en aceptar que todos los acontecimientos del mundo, todas las situaciones pasadas, presentes y futuras se repetirán eternamente. Aparece este concepto denominado como el pensamiento abismal de Nietzsche en la Gaya Ciencia.

 

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