Propagandia: política televisada
Juan Manuel Granja
Propagandia, más que un recuento pormenorizado del aparente fraude electoral vivido en 2017 durante las elecciones presidenciales del Ecuador –asunto que ocupa una buena parte del largometraje–; es un documental que busca impugnar el llamado “estado de propaganda” vivido durante la década del régimen correísta. Para lograrlo, no solamente recurre a una serie de imágenes extraídas de cadenas televisivas, artículos periodísticos y videos de internet sino también a una serie de entrevistas realizadas específicamente para el documental. Entre estos dos registros, el acervo informativo y el comentario actual, se desenvuelve esta película de edición dinámica y recurrencia al uso de metáforas visuales referidas casi siempre a la tensión entre la transmisión mediática del ejercicio presidencial y la escasa tolerancia a la crítica a la autoridad provocada por esa misma mediatización.
El filme hace énfasis sobre todo en el abrumador despliegue de la comunicación oficial correísta y cómo fue que logró concentrar la mayoría de medios de comunicación del país además de imponer, desde el autoritarismo ejercido por el grupo presidencial, la censura e incluso la autocensura de opositores y críticos a las prácticas del régimen. Para insistir en este aspecto opresor de la propaganda correísta, el filme emplea un marco visual recurrente: una infinidad de televisores apostados en calles, parques y otros sitios, sobre todo públicos, que proyectan el rostro de Correa en pleno ejercicio del poder mediático que protagonizó por 10 años. Correa aparece como un presidente en permanente beligerancia. Correa se burla y se ríe de sus contrincantes, Correa subraya y defiende obsesivamente la autoridad que le otorga su posición de mandatario. Correa baila y canta en una celebración constante de ese mismo poder amparado en la popularidad nacional en buena parte debida a una maquinaria promocional sin precedentes en el Ecuador.
De esta manera,Propagandiase instala en una de las corrientes más fértiles del documentalismo, aquella que emplea el archivo audiovisual en función de la relectura y la recontextualización. Ver a Correa encajado en televisores que aparecen multiplicados en lugares más o menos reconocibles de la ciudad da cuenta persistentemente de cierto carácter “virtual” de la cultura audiovisual contemporánea como correlato de la sociedad digitalizada en sí, una virtualidad que ya no puede ser separada con total claridad de lo que en un principio se supondría “real” en el mundo de la alta conectividad. El aparato propagandístico de Correa fue capaz de fragmentar las opiniones del país a partir de la creación de enemigos y contrincantes, es decir, hubo un uso muy hábil para la creación de aquello que emplea la ficción popular más básica: el bien versus el mal. Efectivamente, uno de los aciertos del filme es que se centra en el poder mediatizado como también en la mediatización en sí. Los símbolos y la narrativa con los cuales Rafael Correa alcanzó la presidencia son revisados desde una perspectiva que solo es posible tomando en cuenta algunos de los los hechos posteriores a su último mandato.
Sin embargo, y aunque las imágenes de archivo resultan muchas veces contundentes, dramáticas e incluso graciosas, el documental parece no confiar lo suficiente en el montaje de las imágenes disponibles (de por sí una cantera inagotable de gestos de un ejercicio desmesurado del poder) y gran parte de la película prefiere emplear las imágenes como un complemento de un comentario en offque atraviesa el metraje. Así, el peso narrativo o, más bien, lo que se va convirtiendo en el desarrollo de un comentario informativo, hace que las imágenes y videos de archivo no desplieguen aún más la gran capacidad de relectura que les permite este nuevo contexto audiovisual.
En conclusión, Propagandia funciona no solamente como un recuento de hechos políticos recientes sino también como una advertencia acerca de los efectos de una espectacularización radical del ejercicio de la política. Una estetización de la política que, como en el caso del intento mismo del documental en cuestión, llamaría como deseada contraparte a una repolitización de lo mediático.
Foto tomada de la página http://radiohuancavilca.com.ec