Con voz propia/Mary para Mary/Genoveva Mora Toral
En Estudio de Actores se deciden por un texto protagonizado por un ser excepcional: Mary Wollstonecraft, cuyo nombre bastaría para copar esta escritura, porque es verdad que existen muchas precursoras del feminismo, pero esta mujer nacida hace más de doscientos años, escribió sobre los derechos de la mujer, no solamente lo hizo de palabra, sino que vivió de manera coherente con su modo de concebir la vida sin ataduras, dueña de una libertad que, como siempre, le pasó factura, le devolvió pesar, la hizo sucumbir, y sin embargo, le brindó la oportunidad de seguir viviendo para dejar un invalorable legado.
Es Lorena Robalino quien da vida a este personaje, desde un texto de Paloma Pedrero y bajo la dirección de León Sierra. La actriz se apodera del monólogo, por ende, del personaje, lo hace con mucha pulcritud, en un escenario reluciente, que lo tomo como un símbolo de oposición, o mejor de posición frente a la idea de que ante la muerte, todo se vuelvo oscuridad y temor. Podría hilar más fino y decir que Mary da a luz a Mary, y Mary da luz a la vida, y hoy en el escenario, esas figuras irradian luz protagonizadas por
Robalino mediante una actuación serena, medida, que consigue atrapar nuestra atención.
Converso con los involucrados en esta particular propuesta: Lorena Robalino y León Sierra
Cuéntenme un poco acerca del proceso de esta obra
León. Es muy importante, y contesto yo porque vale aclarar que el proceso de esta obra nace por el deseo de Lorena, ella me lo propone después que la había montado en Guayaquil, con Montse Serra en el Estudio Paulsen en Guayaquil, y no pudieron hacer temporada por el cierre de la pandemia, luego hicieron una pequeña temporada pos-pandemia. Lo cierto es que antes de entrar al IFCI (Instituto de fomento a la creatividad y la información del Ministerio de Cultura) Lorena me dice, quiero trabajar esto contigo, pero el trabajo nos devoró, por suerte, luego el IFCI nos escupió (comenta con risas), así que retomamos la propuesta. El mío es un trabajo de puesta en escena, como creo que debería ser el trabajo profesional del teatro, que es muy difícil hacerlo aquí en Ecuador y es muy distinto a como ha sido el teatro en nuestro país, donde lo usual es que el grupo investigue, descubra lenguajes a través del proceso de ensayos, es decir, se lo hace a partir de la estructura de grupo que yo considero se está ya muriendo, estamos pasando a otro momento de forma de producción. Lo cierto es que Lorena viene con un trabajo actoral muy masticado y con una capacidad sensible de dejarse dirigir y de que yo proponga algunas cosas que tienen que ver, por ejemplo, con el interlocutor, porque el gran problema del monólogo, desde mi punto de vista es el de interlocutor, y Lorena ya lo había montado en relación a hablar con el público, es decir rompiendo la cuarta pared, un poco brechtiano; pero yo re-simbolizo lo brechtiano y le propongo que no se dirija al público sino que lo hagamos como en Estudio de Actores llamamos, al entorno, a lo que está ocurriendo, a esta atmósfera que es lo que diría Chejov.
Precisamente esa era una de las preguntas que tenía, a mí me creó como una espera constante porque, Lorena se movía, su mirada recorría casi que 300 grados y, justo cuando iba a cruzar con la nuestra – espectadorxs- regresaba, entonces sentía una cuestión rara, porque ya me había involucrado en la historia, con un personaje que agita emociones, pero al mismo tiempo como que se desentiende de ese público que, definitivamente, completa la atmósfera dramática.
León: Se agitan otras sensaciones y eso está buscado. Lo que yo recibo del trabajo de Lorena, desde mi punto de vista es un estereotipo de monólogo, digamos, una decisión fácil de la puesta en escena. En esta propuesta, la relación con el público, desde el lenguaje técnico del actor y la puesta en escena es muy seductor y es muy contingente, y al serlo, está muy vivo. Dentro de la tradición posmoderna de trabajo actoral, digamos que la repetición apunta directamente a la representación; mientras que desde la tradición moderna está interpelada por esto, lo que nosotros hacemos es hacernos cargo de esto e intentar crear un espacio de cuarta pared, completamente, donde estamos atrapando algo del texto real, de lo que escribe Paloma Pedrero, que tampoco dice que el personaje está en la sala de una casa, entonces abrimos preguntas en relación a este momento, ¿Está muriendo? ¿Ya se murió? ¿Está soñando? ¿Está delirando? pero es un momento íntimo, básicamente porque no quiero descartar la parte de la tradición posmoderna le pido que rompa la cuarta pared, para venir cargado con eso y darle una significación a la mirada del público en el momento adecuado, que es el momento de la interpelación cuando Mary dice “esta es Mary, esta es mi creación para la creación”, es como: ‘todo mi discurso se materializa en esto y no estoy solo yo, sino que soy la actriz que está actuando esto’. Lo que yo hice fue tomar estas decisiones con respecto a lo actoral y sobre los resultados del proceso de lo que Lorena me devolvió en los pocos ensayos que tuvimos, repito, lo que hice fue una mise en scene, respondiendo a las preguntas dónde ocurre esto, ¿dónde se pueden alojar estas preguntas sino es en este lugar blanco? en esta nube, en donde está el árbol, donde hay un elemento de la casa, intentando rechazar incluso las propias didascalias. Esta fue una discusión con Lorena y ella me hizo ser más radical, porque incluso un momento yo quería poner un llanto de la niña y ella me dijo, no, no hace falta. Es decir, intentamos decantar y depurar todos esos elementos realistas en favor de este lugar onírico para engañar un poco al espectador y darle un mazazo al final.
Pensaba, Mary es el personaje, es la luz ante su propia muerte y es también la luz que da vida a su hija; atrapada en esta blancura es muy simbólica, pero a ratos sentía como demasiada serenidad en el personaje que tiene tanto que decir, ¿es que esa atmósfera tan etérea te atrapa?, qué te pasa a ti como personaje, porque el texto tiene unas subidas de ritmo, pero como que tú las contienes …
Lorena. Sí la idea, incluso, para mantener un sube y baja y que el monólogo no sea monótono, al menos al inicio, es que ella contenga un poco, partiendo de la noción de que está ante un público y es también, de una u otra forma, trabajar esa soberanía de las personas cuando están en situaciones límite, cuando algo en la vida se nos está cayendo y nos recogemos y decimos lo que tenemos y queremos decir, hasta que obviamente el cuerpo nos quiebra, pero es un tratar de recogerse y continuar y decir en la brevedad lo que se tenga que decir y expresarlo de una manera que pueda llegar al resto; entonces hay una contención que se va soltando un poco más hasta que se quiebra cuando ya tiene la hija, en la parte final.
Perdón que hurgue, pregunto: Mary, tú, es bella, diáfana, serena, pero en escena, mientras la veía pensaba: se mantiene demasiado bella; entendiendo que también en la muerte hay cierta belleza, pero, alguien muriéndose tiene que transformarse, romperse, y eso se evidencia en ciertos rasgos físicos también, en ese sentido me hace un poco de ruido este personaje físicamente inmutable. ¿Quizás la atmósfera creada, tan nítida, la absorbe, habría que ‘pelear’ un poco con ese entorno? por ejemplo, frente al árbol de libros, convertidos en objeto teatral...
Lorena. ¿te refieres al árbol directamente, tocarlo?
No necesariamente, pero está para algo y me falta algún tipo de conexión con ese simbólico objeto.
Lorena. Entiendo tu perspectiva y es interesante porque como público a veces necesitamos vivir esta experiencia realista de la utilización de los objetos relacionados a la cotidianidad, León comentaba algo que lo descubrimos en los ensayos y es esta forma onírica: lo que está ahí es una irrealidad, incluso eso de no mirar al público tiene que ver con eso; yo le hablo a un público que quizás son los pájaros.
No espero el chiché, tal vez, solo tal vez, ¿utilizar ese espacio donde está el árbol?
León. Entiendo la demanda, pero también la leo muy complacido, porque hay una intención en la puesta en escena, más allá del árbol y más allá del trabajo de Lorena, de generar la falta, tu acabas de decir me hace falta, esa es la intención porque todo el discurso de la tradición de la posmodernidad está intentando tapar la falta con lo real; por eso en el arte contemporáneo hay mucha materialidad inexplicada e inexplorada porque precisamente parece ser que el arte quiere atrapar un lugar del discurso que no es la representación. En la tradición moderna en la que cada vez milito más, aunque sé que es imposible escapar de la representación, empezando por el lenguaje que ya es una representación, entonces, en ese lugar yo me arrogo, eso que hace Spike Jonze en ¿Quieres ser John Malkovich? … el titiritero que utiliza a los actores como títeres; hay un momento en el que yo pinto (no sé si esto se nota), pero yo pinto con Lorena y el árbol, pinto en la composición fotográfica de la escenografía y genero cuadros para interpelar el discurso de la posmodernidad; pero hay otra cosa muy moderna, que manejamos en el discurso técnico de Estudio de Actores y es que, nuestra puesta en escena está dada a partir de lo que el actor hace y su dificultad para atrapar lo que tiene que decir, y no por adjudicarle al texto un lugar inviolable, de hecho, Lorena altera el texto, que lo ha hecho muy suyo, hay cosas que solamente las dice ella y que seguramente Pedrero diría “Ay Dios mío” ¿sí? pero tiene que ver con que me interesa escenificar la dificultad que tiene el actor por atrapar la palabra; en esa escenificación que no es tácita, que no se explica, que no es tan realista, hay una conexión con el espectador que va más allá, y es la angustia, la incomodidad de la que tú hablas; y esto lo llevo explorando desde El principio de Arquímedes, me interesa que el espectador esté incómodo, ojalá llegue un momento en que proteste, salga. Quizá todavía no estoy llegando a ese lugar, porque soy respetuoso del actor y también del texto, porque también, a lo mejor, yo entiendo la fantasía que el actor tiene de lo que es montar un texto y que lo vengan a ver, y de que sea algo bonito etc. pero es realmente un lugar incómodo para mí.
Entiendo cuando me explicas y entonces veo que has logrado tu propósito, pero esa última parte de “que se note la dificultad del actor por atrapar el texto” me parece bien compleja, arriesgada…
León. Es lo que más callado está en la tradición posmoderna, fíjate que Stanislavski en 1890 arremete contra el teatro romántico por una sencilla razón, y lo dice en El trabajo del actor sobre sí mismo, no me creo lo que está pasando encima del escenario, y planta una bomba atómica en la técnica y además la empieza a escribir y genera toda una línea de corrientes de actuación, porque todas son herederas del stanilavskianismo, todas, pueden pararse de cabeza los posmodernos o quien quiera, la línea del actor contemporáneo está para creerse a sí mismo, porque para creernos ya está el cine, la publicidad, hay un montón de cosas, la inteligencia artificial va a venir a irrumpir en un lugar en el que ya no vamos a poder interpelarla, no vamos a poder decir esto es falso o es verdadero, entonces creo que es muy importante como visibilizar que el discurso necesita un cuerpo para poder ser atrapado, y eso no es un ejercicio sencillo, no es una cuestión de, bueno, ensayo y soy capaz de poder reproducir; por eso estoy muy en desacuerdo con el Ernesto Ortiz, yo sí creo en los proceso que devienen en resultado , tampoco creo en los espectáculos que son solamente resultado , como tampoco creo solamente en los procesos.
Llamó mi atención que, teniendo una escenografía tan potente en la obra, un espacio que sostiene, no solamente a la actriz, sino que nos envuelve también como espectadores, no aparezca el crédito.
León Sierra: está el Arte, es de Andrés Obando, yo estoy empezando a usar la palabra arte en lugar de escenografía desde La noche justo antes de los bosques, el remontaje que hicimos con Daniel, porque hay una apuesta visual de instalación en los espacios.
Pero, la obra en sí es arte, entonces, por qué separar, ¿el teatro no es arte?
León. En el cine se utiliza mucho
Lo del Arte, como te digo es una apuesta de Andrés, también un descubrimiento de él, ex alumno del Estudio, habilísimo con la escenografía. Aparte de dejar que él proponga cosas le pedí “quiero este espacio envuelto en miraguano (que es como se llama en España) porque desde hace unos tres años estoy retomando algunas cosas de mi lenguaje como director cuando vivía en España; la proyección ya la vengo trabajando, entonces ha sido un estupendo diálogo con Andrés, le pedí por ejemplo yo quiero un efecto de pájaros en estampida y el me trajo un video de inteligencia artificial que luego lo edité y logré hacer ese objeto audiovisual, todo esto después de contrapropuestas de Andrés.
Ficha técnica
Obra de Paloma Pedrero: Mary para Mary -2000-
Mary Wollstonecraft: Lorena Robalino
Música original: Pasillo de Gerardo Guevara, interpretado por Amanda Páez Moreno
Objeto árbol y Diseño gráfico, Tadeo Lugo
Arte: Andrés Obando
Fotografía: Jorge Romo
Protocolo: Manuela Alvez
Adjunta a la Dirección: Mercy Lema
Dirección General: León Sierra Páez
Estudio de Actores: marzo 2023