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EL BUNBURISMO SE TOMÓ EL TEATRO VICTORIA | Jhonatan Salazar Achig

La importancia de llamarse Ernesto. Foto Silvia Echevarria El Apuntador

EL BUNBURISMO SE TOMÓ EL TEATRO VICTORIA | Jhonatan Salazar Achig

Hay convenciones sociales ridículas, de seguro muchos lo hemos notado. Lo malo es que pese a que sabemos que son ridículas siguen operando en nuestra realidad. Tomemos por ejemplo la importancia exagerada que le da la sociedad al “buen nombre” o al “linaje”. Se escuchan expresiones como “viene de buena familia”, cuando se refieren únicamente al apellido que lleva una persona. Qué ridículo. Sin duda esas expresiones son a la vez discriminatorias y banales, pues demuestran que en el fondo nuestra sociedad aún mantiene una obsesión por las apariencias y la superficialidad.

Antes era mucho peor, claro está. Pensemos en la sociedad victoriana donde existían matrimonios arreglados, o solo eran posibles las bodas entre ciertas familias, y un montón de otras costumbres raras. Pero allí estuvieron los artistas prestos a atacar esas costumbres a través de su arte.  Oscar Wilde fue uno de ellos. Wilde fue un escritor extraordinariamente talentoso y prolífico. Sus obras, incluyendo novelas como El retrato de Dorian Gray y obras de teatro como La importancia de llamarse Ernesto, son consideradas clásicos de la literatura inglesa. Su estilo literario, caracterizado por su agudeza, ironía y humor, sigue siendo admirado y estudiado en la actualidad.

La importancia de llamarse Ernesto. Isaac Hinojosa yJuan José Franco. FotoSilvia Echevarria El Apuntador

Wilde fue un maestro de la comedia satírica. Sus obras de teatro, en particular, son conocidas por su ingenio y agudeza. Además, su capacidad para satirizar la sociedad y las convenciones sociales de su época, lo convirtió en una figura influyente en el mundo del teatro. 

La importancia de llamarse Ernesto. Luis Cifuentes, Juan José Franco, Ale Pazmiño, Angie Pacheco, Iván David Acosta, Scarlet Cisneros, Tania Quinteros, Quike Gómez, Isaac Hinojosa. Foto @karolysfotografia

El Teatro Victoria en Quito rinde homenaje a Oscar Wilde con la presentación de una trilogía de obras que fueron adaptadas por el actor y director Juan Pablo Acosta. Las historias elegidas para esta trilogía son: La importancia de llamarse Ernesto, El fantasma de Canterville y El retrato de Dorian Gray que son adaptadas al teatro musical. Las dos primeras ya han sido presentadas antes y la última es un estreno. Las funciones arrancaron el pasado 7 de septiembre con La importancia de llamarse Ernesto que se presentó hasta el 17 de septiembre. Para octubre y noviembre se tiene contemplado la presentación de las otras obras.

La importancia de llamarse Ernesto. Foto Silvia Echevarria El Apuntador

La primera de la trilogía es La importancia de llamarse Ernesto, una obra de teatro presentada como “una comedia banal para gente seria”, y es precisamente en la adaptación de la obra donde se particulariza esa descripción. Es que no es igual el público de la sociedad victoriana al quiteño del siglo XXI, y aunque la adaptación mantiene su origen como comedia satírica no lleva consigo los signos moralizantes de dicha época. Pero volveremos más adelante a hablar del logro en la adaptación, antes primero hablemos de la historia.

La importancia de llamarse Ernesto. Foto Silvia Echevarria El Apuntador

La trama gira en torno a dos amigos, Jack Worthing (Luis Cifuentes) y Algernon Moncrieff (Juan José Franco), quienes utilizan el nombre falso de "Ernesto" cuando desean escapar de sus responsabilidades y llevar una vida más libre en la ciudad de Londres. Esa invención de un otro para encarnar otra vida y escapar de las convenciones sociales que deben cumplir es lo que se denomina como bunburismo en la obra de Wilde. Jack lo hace para visitar a su amada, Gwendolen (Ale Pazmiño), mientras que Algernon lo usa como excusa para escapar de su familia y visitar a Cecily (Angie Pacheco).

El conflicto surge cuando las dos mujeres, Gwendolen y Cecily, descubren que están comprometidas con hombres que afirman llamarse Ernesto y llegan a creer que son la misma persona. Ambas están obsesionadas con ese nombre y creen que solo podrán amar a alguien con ese nombre en particular. Mostrando así lo superficiales que su sociedad les ha llevado a ser. No aceptan ningún otro nombre sino solo ese.

La importancia de llamarse Ernesto. Foto Silvia Echevarria El Apuntador

La trama se complica en el último acto, pues allí surge la resolución de otra trama implícita que siempre rondó en la obra (el origen de Jack, que fue un niño olvidado en una maleta y adoptado), en la escena final se descubre que el nombre real de Jack es Ernesto. Es decir, pese a que sabemos que estaba mintiendo, o más bien bunburizando a lo largo de la obra, vemos al final que si se llamaba Ernesto siempre estuvo diciendo la verdad.

En cuanto a la adaptación puedo decir que la obra si logra satirizar la hipocresía y la rigidez de la sociedad. Ello lo hace posible a través de situaciones cómicas y diálogos ingeniosos, un caldo de cultivo necesario para ridiculizar la exagerada importancia que la sociedad da aún a las apariencias y a la superficialidad en las relaciones.

La importancia de llamarse Ernesto. Foto Silvia Echevarria El Apuntador

Los personajes están muy bien caracterizados y les fluye de forma libre desarrollar enredos cómicos, engaños y equívocos mientras luchan por mantener sus identidades y desentrañar la verdad. En última instancia, la obra resuelve sus conflictos de manera humorística y los personajes llegan a entender la importancia de la honestidad y la autenticidad en las relaciones humanas.

A través de los personajes y sus acciones, se exponen las contradicciones y los valores superficiales de la alta sociedad de la época victoriana con guiños a nuestras costumbres quiteñas. La importancia de llamarse Ernesto presentada en el Teatro Victoria guarda bien el estilo satírico y el humor inteligente y ello es clave para que el público se entretenga y reflexione.

La importancia de llamarse Ernesto. Luis Cifuentes, Juan José Franco.Foto @karolysfotografia

El humor permea hacia expresiones contextualizadas a nuestra época para que funcione en el público, y no deja de ser una herramienta para señalar la hipocresía y la superficialidad de la sociedad. En la adaptación se llega más lejos en el humor y vemos por ejemplo en la representación de “su majestad” a un perro actor (Bimbo José) que aparece en escena.

La importancia de llamarse Ernesto. Foto @karolysfotografia

Utiliza bien el tono de sátira, así vemos una obra que se burla de las estrictas convenciones sociales a través de una trama adaptada con inversiones de roles y equívocos que exponen aún más esa falta de autenticidad en las relaciones humanas y nos la vuelven cercana a nuestro contexto. Los personajes se ven atrapados en una red de engaños y mentiras, lo que crea dichas situaciones cómicas.

Hay en la obra un rescate a los diálogos irónicos y humor ingenioso, pues está llena de diálogos sarcásticos y humor inteligente que exponen las contradicciones y la falta de sinceridad de los personajes.

Ficha técnica.

Dirección: Juan Pablo Acosta.

Actuación: Luis Cifuentes, Juan José Franco, Ale Pazmiño, Angie Pacheco, Iván David Acosta, Scarlet Cisneros, Tania Quinteros, Quike Gómez, Isaac Hinojosa, Bimbo José.

Piano: Erick Williams.

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