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La encarnación del antagonismo /Mario Maquilón

Foto: Amaury Martínez

La encarnación del antagonismo /Mario Maquilón

La corporalidad es territorio discursivo, y, por tanto, dialéctico. Desde su inserción en elmundo, el cuerpo queda sepultado en las estructuras y andamiajes colectivos que determinan sus tránsitos y sus contingencias. Estas avalanchas conceptuales lo dejan suspendido e inmóvil, en una dinámica de tensión en la que las fuerzas imaginarias de las doctrinas se conforman como un monumento a la rigidez. Basta con recordar las innumerables restricciones impuestas a las personas acorde a la manera en la que eligen presentarse y moverse públicamente; cada quien se convierte en carcelerx y centinela de su prójimo.

Ortodoxxx, obra dirigida por Omar Aguirre e interpretada por Josué Marín, Milena Baque, Jesús López, Alfonsina Punín y Denisse Argudo, se presenta como un microcosmos incandescente de las hondonadas del inconsciente colectivo. La presentación que el 23 de junio fue parte del XX Festival Internacional de Danza Fragmentos de Junio, se constituye de forma simultánea como tesis y antítesis del proceso creativo en danza y como una indagación de los artefactos de la contraposición y la condensación.

Así, el contraste se perfila como un eje central en esta pieza. Desde los vestuarios que ponen frente a frente estilos clásicos y contemporáneos hasta la multiplicidad de géneros de las canciones que acompañan a lxs bailarines. Pero sobre todo, la oposición se refleja en la disposición y dinámicas de los cuerpos sobre el escenario: un constante choque de impulsos, empujes y arrastres, un tira y jala sostenido en el tiempo. A lo largo de la obra, el enfrentamiento se revela en repetidas ocasiones y de varias formas: entre lxs bailarines- personajes, y entre ellxs y el absolutismo que les rodea.

Este conflicto subyacente le brinda Ortodoxxx una fuerta carga dramática, acentuada aún más

por el empleo de elementos teatrales que por momentos comparten jerarquía con los dancísticos. Al respecto, vale destacar los monólogos creados e interpretados por Marín, Baque y López, infundidos por el desgarro y la fractura. De esta forma, estos textos culminan el crescendo narrativo iniciado por los componentes coreográficos, en los cuales la emocionalidad y la visceralidad se asoman infatigablemente a través de los rostros del elenco. A través de recursos como estos es que la pieza muestra lo incisivo de sus fauces.

Resalta también la concepción del espacio escénico de la que se vale la obra, en tanto su narrativa se construye también a través de él y de los surcos y desplazamientos que en él dibujan sus bailarines. Se edifica entonces un lugar imaginario que es a la vez público y privado, y en el que las demarcaciones del dogma comienzan a desdibujarse. En esta arista se puede apreciar la mutabilidad y organicidad de la propuesta de Ortodoxxx, la cual se ha ido acoplando y transformando acorde a los diferentes parajes que la han acogido (Corpo Danza y Biblioteca de la Universidad de las Artes en Guayaquil y Teatro La Trinchera en Manta), de modo que la función en Casa Teatro Zona Escena estuvo marcada por su propia singularidad.

En sus etapas finales, una transfiguración profana invade el microcosmos creado por Ortodoxxx. Lenta y firmemente, su elenco emprende el descenso hacia la locura a través de portales primordiales como la risa y el juego. A partir de allí, y como la chispa que enciende la llamarada, los personajes se consagran al caldero dionisiaco, deconstruyéndose y desarmándose para volverse a construir fusionándose en una quimera con el poder de desacralizar todas las iconografías. En este cuerpo renacido se han diluido los linderos que separan las individualidades. Y es precisamente por ello que se suscita el derrumbe de la estructura y de su rigidez: a través de la vulnerabilidad que brota en la confluencia de los cuerpos y las íntimas ficciones. Así, los personajes se liberan de sus encierro y de las pieles impuestas, trascendiendo los confines del escenario y del guion en el que había sido arrojados con arbitrariedad. En la renuncia se disuelven las ataduras.

Ficha Técnica

Danza-teatro

Dirección: Omar Aguirre

Intérpretes: Josué́ Marín, Milena Baque, Jesús López, Alfonsina Punín y Denisse Argudo.

Texto: Josué́ Marín, Milena Baque y Jesús López.

Fotografía y diseño: Amaury Martínez

Duración: 45 min

Animación Suspendida: Reseña de Xypna / Mario Maquilón

Animación Suspendida: Reseña de Xypna / Mario Maquilón

Todos los ríos van al mar/ Mario Maquilon

Todos los ríos van al mar/ Mario Maquilon